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Dilma Rousseff: Mujeres, política, referencias y valores

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Dilma Rousseff: Mujeres, política,              referencias y valores

El pasado jueves 12 de mayo de 2016, vimos con indignación y pesar la noticia de la decisión del Senado de la República Federativa del Brasil, mediante la cual suspendió de sus funciones por 180 días a la presidenta de ese país, Dilma Rousseff.

Su suspensión golpea la democracia no sólo de Brasil, sino también de América Latina, donde encontramos un sistema democrático con debilidades y tropiezos en pleno siglo XXI. Tal vez la gestión de gobernabilidad de Rousseff no fue la mejor, pero bien cierto es que, aunque existan mujeres muy capacitadas, los modelos políticos y económicos de las sociedades latinoamericanas no han podido ser transformados con una visión de género; son modelos excluyentes, plagados de intereses individualistas y exacerbados, donde lo que importa es el poder, aunque sea bajo los mecanismos tradicionales del patriarcado que ha imperado en todas las estructuras políticas, económicas y sociales que han existido en la región desde el siglo XIX.

Plenamente coincido con las expresiones que ofreció para Diario Libre el Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Iván Ogando, quien, al ser consultado por la colega Nikaury Arias, dijo que “la suspensión de la mandataria tendrá consecuencias negativas no sólo en Brasil, sino también en América Latina. Este hecho constituye un precedente muy peligroso, ya que sectores contrarios y antiguos aliados a la Presidenta han hecho uso de una serie de subterfugios jurídicos para promover una acusación que no responde a ningún hecho criminal concreto, ni tiene la relevancia legal”.

De lo antes dicho, se resume que estamos ante una situación de incertidumbre y complejidad.

Hay que reconocer que la salida de Dilma Rousseff, primera presidenta de Brasil desde el 2011, quien nombró varias ministras en su gabinete, defendió con ahínco la idea de que las mujeres pueden ejercer el poder, y reforzó mediante proyectos de leyes la lucha contra la violencia de las mujeres, constituye una frustración para el empoderamiento de las mismas y a las esperanzas de muchas que hoy aspiran llegar a la primera magistratura de sus países.

Me imagino el difícil momento y la impotencia que vivió cuando en el Senado, con poca presencia femenina, se debatió su presidencia entre anular o aprobar someterla a un juicio político. Los ataques sexistas, la discriminación por su protagonismo y las burlas dirigidas a su integridad personal, muestran el mundo machista que vive la política brasileña.

¿Cómo podemos evaluar este impacto para las mujeres que hacen carrera política en América Latina?

Es cierto que hemos tenido unos casos en la región que no han sido positivos como referencia de ese empoderamiento político, como fueron los casos de Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, y de Kamla Persad-Bissessar, exprimera ministra de Trinidad y Tobago, los cuales reitero se deben a los modelos políticos y económicos que han sustentado dichos países.

Debe recordarse que, pese a las conquistas alcanzadas en materia de género e igualdad, siguen existiendo en toda América Latina y el resto del mundo, múltiples brechas en acceso y oportunidades para las mujeres. Ante este panorama me preguntaría: ¿Llegará una mujer a ser presidenta en los Estados Unidos de América?

Actualmente, tenemos el caso de la designación del Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), organismo que desde su creación hace más de 70 años, sólo ha tenido hombres ocupando dicha función, De los nueve candidatos que recientemente han hecho presentaciones, solamente dos mujeres tienen posibilidades: Natalia Gjeman, de Moldavia, e Irina Bokova, de Bulgaria, a quienes no les corresponde, por pertenecer a países afectados por el principio de la rotación geográfica.

La designación de una mujer, sería el mayor ejemplo de la puesta en vigor de todas las teorías que ese organismo ha venido predicando y promocionando en favor de los derechos de la mujer. Es hora de hacer cambios y, de ser necesario, modificar el principio de rotación geográfica para designar al Secretario General de la ONU, por el de equidad de género, teniendo en cuenta que la mujeres constituyen más de la mitad de los habitantes del planeta. ¡Es hora ya de pasar de las palabras, teorías e informes, a la acción!.

Considero que existen a nivel mundial mujeres preparadas, de larga trayectoria y data, con las condiciones necesarias y referencia para ocupar el más alto cargo de las Naciones Unidas, como podrían ser Alicia Bárcena, actual Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Benita Ferrero, exministra de Relaciones Exteriores de Austria, excandidata a la presidencia de ese país, y expresidenta de la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe, (Fundación EU-LAC), por sólo citar estas dos mujeres de firmes valores.

Pero posiblemente las cosas se queden como están, y en este 2016 el Secretario General será elegido, como siempre, por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, bajo los criterios que continuamente han considerado sus respectivos intereses.

Espero que la transparencia en todo el proceso político que ahora sigue Brasil, se haga presente por el bien y la salud del Estado y pueblo brasileños, que los egoísmos sean dejados de lado y que el respeto a los principios democráticos imperen en favor de la inclusión, protección, participación política y satisfacción de los derechos humanos de cada hombre y mujer de ese país, y de todos y todas que por ley natural habitamos este planeta.

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