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Efecto dominó de la inmigración haitiana, (3)*

Primero, esa inmigración actúa como un fardo pesado sobre nuestras posibilidades de desarrollo. Las frena, pues añade un problema social de envergadura al incorporarse mano de obra sin calificación, con taras y problemas ancestrales de educación y salud.

¿Filósofo Vitriólico, además de la sobre población mundial y la desigualdad, existen otros elementos de tensión?

–Si, por supuesto. Muchísimos más. Solo estoy mencionando algunos. Por ejemplo, el plástico se ha convertido en enemigo temible para la sobrevivencia en el planeta. No se degrada. Lo contamina todo. El mundo está sumergido en la telaraña de plásticos que envuelve la producción y comercialización de todo tipo de artículos. Es urgente buscar opciones que lo sustituyan o degraden.

Sí señor, es tal y cual usted dice. Este país se va a ahogar en los despojos de plásticos, pues si contamos con la educación para resolverlo, con lo que falta por navegar no llegaremos a puerto.

–Y fíjate en que ahora se agrega la inteligencia artificial, convertida en una amenaza, segadora implacable de puestos de trabajo, que tiende a incrementar aun más las inequidades, pues los primeros en ser desplazados son aquellos con menores calificaciones.

Filósofo, recuerde que los cambios tecnológicos siempre han desplazado un tipo de mano de obra para dar lugar a la creación de otros puestos de trabajo de mayor productividad. Es probable que algo similar ocurra con la inteligencia artificial, sin que nadie tenga que morirse de espanto.

–Abimbaíto, la irrupción de la inteligencia artificial es un cambio tan fundamental que puede que traiga aparejado la revolución social, económica y política de mayor trascendencia y envergadura que haya marcado jamás el destino de la humanidad, y que dé lugar a la era del ocio, cuyo contenido y fuente de ingresos para la sobrevivencia de los humanos todavía está por definir.

Querido profesor Vitriólico, éntrele ya al tema de las migraciones, y no siga embullándome.

– Te complaceré. En general, mi querido alumno Abimbaíto, las migraciones siguen la ruta sur-norte, pues se originan en los lugares de condiciones de vida más paupérrimas y se dirigen hacia donde surgen oasis de bienestar. Los mueve el apetito por el cambio de vida. También las hay de tipo político. Es el caso de los que huyen de zonas de conflicto.

Usted olvida el caso haitiano y el nuestro.

–Lo tengo muy presente. La haitiana es una migración sui generis, con efecto dominó.

Explíqueme por qué.

–Es muy particular, ya que se dirige desde un país paupérrimo hacia otro que no es rico ni tiene economía de bienestar, pero que en términos relativos está en mejores condiciones que ellos.

Y en qué consiste el efecto dominó.

–Es complejo. Primero, esa inmigración actúa como un fardo pesado sobre nuestras posibilidades de desarrollo. Las frena, pues añade un problema social de envergadura al incorporarse mano de obra sin calificación, con taras y problemas ancestrales de educación y salud.

¿Qué más?

–Segundo, tiende a inhibir el cambio tecnológico, pues se le somete a una competencia con mano de obra barata y sin protección social. Tercero, degrada el mercado de trabajo al masificar la desprotección social e irradiar la informalidad.

Diablo, filósofo, ¿algo más?

–Cuarto, desplaza mano de obra dominicana del mercado laboral.

¿Hay algo peor que todo lo dicho?

–Quinto, obliga a muchos dominicanos a emigrar al perder oportunidades de trabajo en su propio territorio o al encontrarlas insuficientes para colmar sus aspiraciones de bienestar. Casi un tercio de la población dominicana ya vive fuera y se quedará allí para siempre. Mediante ese proceso se está yendo del país juventud profesional y no profesional con condiciones de calificación situadas muy por encima de las de la inmigración irregular que estamos recibiendo.

Carajo, usted lo que dice es que en términos de recursos humanos estamos empobreciéndonos cada vez más, ¿no es verdad?

–No solo eso, sino que estamos cambiando lucro económico a favor de un segmento de empleadores, por la concesión forzosa de la nacionalidad en el largo plazo a los inmigrantes ilegales y sus hijos, puesto que una vez situados en este país presionan, y lo harán cada vez con más fuerza, por alcanzar derechos políticos. Llegará un momento en que impondrán su presencia y habremos perdido el control soberano de nuestras decisiones.

¿Cómo?

–En ese momento habrá un jaque mate maestro a nuestra nacionalidad. Habremos perdido la patria y tendremos que convertirnos en emigrantes eternos, si es que encontráramos refugio en algún lado. Si no lo encontramos, como es probable que ocurra, nos someterán a su yugo cruel. Cooptarían la patria, se quedarían con sus símbolos, pero ya no representarían a los dominicanos de sangre sino al pueblo haitiano.

Filósofo Vitriólico, no mencione una cosa así, que me da escalofríos (tiriquitos decían en mi campo).

–Abimbaíto, carajo, no flaquees. Muérete a tu debido tiempo; pero mientras tanto lucha por mantener tu derecho a vivir en tu terruño como dominicano y no como dependiente del pueblo que en el siglo IXX nos invadió, dominó y sojuzgó.

*Nota: continuación de la serie “Migraciones y desigualdad”.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.