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Cambios
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El cambio está por venir

En nuestra América la democracia se ha convertido en un estado de negocio y corrupción. La gente ha perdido la fe en los estamentos que conforman la gobernabilidad.

El mundo está en cambio. Las grandes revoluciones científicas e industriales, la era globalizada y tecnológica han producido una nueva mentalidad que está generando grandes avances, pero por otro lado, está creando una fenomenología obsesiva y psicológica, que está dado lugar a un ser humano conturbado e impaciente, que vive víctima de un fanatismo en el que no solo ha transformado su forma de vivir, de pensar, sino también de relacionarse. Esto ha ido originando una ola cultural-filosófica-religiosa, que, ha reaccionado contra el presente estado de conformidad, corrupción, injusticia y mala administración de los recursos de la humanidad y ha empujado a una clase hacia una nueva conciencia: una nueva forma de ser social y espiritual, que está provocando grandes consecuencias para la paz, la convivencia, el desarrollo y el bienestar.

Hace unos años que varios países del Medio Oriente fueron sacudidos por unas revueltas, levantamientos, protestas e intervenciones encubiertas que dejaron como resultado una reconfiguración del mapa de la región. A este fenómeno se le llamó la “Primavera Árabe”, que comenzó con la llamada revolución tunecina. Meses más tarde, tres gobiernos pro occidentales fueron derrocados en el mundo árabe: en el Líbano el parlamento expulsó del poder al gobierno de Saad Hariri y los movimientos populares derrocaron a Zine el-Abbidine Ben Ali en Túnez y en Egipto a Hosni Mubarak. Después de esta manifestación espontánea, surge en España el movimiento 15 de mayo de 2011 donde decenas de miles de personas salieron a las calles en más de 50 ciudades españolas para mostrar su indignación por la corrupción, el desempleo y la carestía en los servicios sociales. Y más tarde, a mediados de enero de 2014 en el barrio madrileño de Lavapiés, surgía un proyecto que quería convertir toda esa indignación en un cambio, y así nació Podemos.

La Primavera Árabe y los indignados de la Puerta del Sol, más el movimiento Podemos, se convirtieron para el mundo y nuestra América en un referente de esperanza y comenzaron a surgir brotes de manifestaciones que contenían el germen del cambio, pero que no han podido mantenerse y sustentarse ideológicamente, por carecer de cohesión y unidad. Podríamos preguntarnos si nuestra América está preparada para asumir los desafíos que este cambio requiere. Esta pregunta es muy compleja y en muy pocas partes podría florecer, porque en este continente que es nuestra América, han sucedido y están sucediendo regímenes democráticos que llevan remanentes dictatoriales y llevan en sí mismo el aguijón de la corrupción, perviviendo en la conciencia social y en las estructuras de desarrollo y poder, y cualquier movimiento que enarbole esperanza de cambio será socavado y destruido.

Nuestra América se justificará ante la humanidad del futuro, cuando, constituida en “magna patria”, fuerte y próspera por los dones de la naturaleza y por el trabajo de sus hijos, dé el ejemplo de la sociedad donde se cumpla la emancipación del brazo y de la inteligencia. Porque este brazo de la espada no ha cesado y sigue multiplicando precisamente en nuestras altiplanicies y nuestras pampas los dolores que la codicia y la soberbia al débil, al hambriento y a todo ser pensante en una continua zozobra.

En nuestra América, este proceso de cambio comenzó a experimentarse desde Bolívar hasta Allende, con Sarmiento, Hostos, Juárez, Bello, quienes en medio de una desintegración amenazante de nuestra América y su paradójico suicidio colectivo nos dieron la fe. Estamos comprobando que los modelos que sostienen la estructura política y económica están hoy más que nunca en un momento de cuestionamiento y rechazo por poner en peligro el bienestar y la supervivencia humana, con el mal manejo de los recursos del Estado, el medio ambiente, la justicia, el bienestar de la justa distribución, el orden jurídico, el estado de derecho, el desarrollo económico y social y todo el sistema que conforma lo que constituye la real democracia en lograr “la unidad de la magna patria” en base a nuevas estrategias para la madurez de los tiempos.

Las grandes revoluciones, los bloques del comunismo, la democracia, los discursos extremistas y el populismo, que han asumido el poder en distintas latitudes del mundo, ya no son una excepción a este lastre de podredumbre, porque quienes ostentan el poder, se afianzan en él con todos sus privilegios y siguen llevando al pueblo a vivir en la inopia.

La República Dominicana, es un país que goza de una democracia joven, pero que vive en una turbulencia de problemas sociales, políticos, jurídicos, estructurales y económicos y no es ajena a esta realidad de descomposición social. La realidad es que la democracia nunca ha llegado a ser real y eficiente en su mejor estado, lo que la lleva a ser perfectible, a sus intereses y siempre debería avanzar para mejorar. Lamentablemente, en muchas materias de gran importancia, no solo pareciera que nuestro sistema se encuentra estancado, sino que incluso retrocede. Esto eleva las frustraciones del pueblo que se da cuenta que sus actores políticos y los partidos en que se sostienen, se quedan firmes bien atrás, en un mundo que reclama mejor administración.

Sucesos recientes han golpeado aún más a la ciudadanía, viendo con sus propios ojos la degradación política que vuelve a lo que Platón llamó la más noble de las ciencias, en un club de poderosos, delincuentes y mafiosos, sin el más mínimo escrúpulo de la decencia . Si vamos país por país, podemos ver muchos casos donde este tipo de ambiente ha traído como fruto los gritos agoreros que en definitiva, son un cambio radical, pero muchas veces para peor, al dar un cheque en blanco a quienes no creen en ningún concepto democrático, sino que tienen la improvisación y el autoritarismo como modelo a seguir. Esto desde Europa (con personajes como Le Pen y Wilders) a América Latina (con el chavismo entre otros) y desde Asia (con Rodrigo Duterte) a Norteamérica (con Donald Trump). Pero como rayos de luz, también tenemos ejemplos de quienes con un modelo institucional, han logrado formar mayorías como es el caso reciente de Emmanuel Macron en Francia y Pedro Sánchez en España.

El mundo de hoy necesita un nuevo paradigma de enfoque político, humano, social, cultural, ambiental, demográfico y religioso, que permita un verdadero desarrollo de convivencia y bienestar social. En nuestra América la democracia se ha convertido en un estado de negocio y corrupción. La gente ha perdido la fe en todos los estamentos que conforman la gobernabilidad. No se ha entendido en qué consiste la política, el estado, el gobierno y la verdadera administración.

El cambio es el imperativo del presente y se convertirá en resultado, cuando creamos conciencia y demos lugar a un ser social capaz de devolver la confianza que ha perdido gobernando y administrado los recursos humanos y espirituales para el bien común y el sostenimiento del planeta en una gran casa habitada para todos sin prejuicio ni diferencia basada en el respeto y el amor.

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