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El cuarto futuro escenario posible de la UASD

El diálogo UASD-Gobierno que se produjo el pasado año 2016 y que tuvo sólo dos meses de duración (junio y julio), ha sido un hito en la historia de las relaciones entre las partes. Las reuniones fueron encabezadas por el ministro de la Presidencia y por el rector de la UASD, contando con la participación de la anterior ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, la doctora Ligia Amada Melo, los presidentes de los tres gremios de la universidad y otras autoridades educativas. Por petición del rector y del ministro de la presidencia asistieron también como testigos de excepción siete ex rectores de la UASD. Todas las reuniones transcurrieron en medio de una envidiable armonía y arrojó de inmediato muy buenos resultados. El gobierno acudió con modestos recursos a paliar la profunda crisis presupuestaria de la UASD en aquel momento, mientras esta última se comprometió con apoyar al gobierno a través de la MESCYT, en su proyecto de crear varios posibles programas de carreras técnicas superiores.

En la mesa del diálogo, las autoridades universitarias entregaron al ministro Montalvo un documento que resumía las aspiraciones de la familia universitaria para el entonces próximo presupuesto 2017. El monto solicitado fue de RD$10.4 mil millones. Si a esto se le agregaba un aumento de un 10% al salario de los profesores y empleados, la suma total solicitada alcanzaría los RD$11 mil millones. La intención, como puede verse, no fue plantear en ese escenario el cumplimiento por parte del gobierno de lo establecido en la Ley 139-01, referente a entregar a la UASD de no menos del 5% del presupuesto nacional. La ambición de los universitarios era la de una asignación que le permitiera a la institución: superar un déficit mensual de más deRD$40 millones; amortizar la deuda acumulada, fruto de esos persistentes déficit; lograr un aumento salarial que restituyese la pérdida de la capacidad de los ingresos reales del personal universitario en los últimos diez años; recursos adicionales para recibir una nueva camada de estudiantes y poner en marcha un plan mínimo de inversiones reales (construcción de aulas y compra de equipos) para enfrentar las necesidades más urgentes de la academia.

El diálogo fue interrumpido por parte del gobierno y todavía hoy no se le ha comunicado al rector la causa o causas de la suspensión. Al margen de estas reuniones, el gobierno dominicano decidió concederle una asignación presupuestaria de RD$7,600 millones para este año 2017, RD$500 millones más que en el año 2016, una suma muy por debajo de lo que requeriría la academia. La respuesta del gremio de profesores en principio fue la de absorber ese monto para los reclamos salariales. Para el rector, esa suma sólo permitiría a la institución naufragar con menos dolores de cabeza en el 2017 y se negó a compartirlo con Faprouasd, con el compromiso de seguir insistiendo frente al gobierno por la partida mínima consignada para fines de aumento salarial, tal como se ha hecho con otros sectores. Faprouasd se fue a la huelga y radicalizó sus demandas y formas de lucha. Finalmente, por petición de los exrectores, entre otras personalidades más, el rector Iván Grullón decidió entregar la partida adicional recibida para cubrir un 10% de aumento salarial, aplicado exclusivamente a las horas docentes y para los empleados de menor salario. Se prefirió salvar el semestre académico al costo de un mayor deterioro de las finanzas universitarias.

En toda esta fase de diálogo y antes del mismo, son muchos los consejos que llegan a oídos del Presidente de la República, en el sentido de que la UASD es un barril sin fondo, y que si se practicara el debido saneamiento de sus finanzas pudiera manejarse mejor con los recursos que recibe. El saneamiento a la UASD tal como se le plantea, es además una propuesta incorrecta. No es a la UASD a la que le toca realizar un proceso tan difícil y complejo. El saneamiento que siempre es necesario, a quien toca proponer que se haga, previo estudio profesional, es a los organismos facultados por la Constitución: la Cámara de Cuentas y la Contraloría General de la República, órganos que a su vez deberían ser asesorados por el Ministerio de Administración Pública. El saneamiento financiero no sólo conlleva reducir “botellas”, o eliminar algunas que otras prácticas perniciosas, sino que, además, debe abordar las serias distorsiones de ingresos (salarios y compensaciones) que permiten que hoy en la universidad pública, al igual que en el MINERD y en el MESCYT, sea más atractiva la labor administrativa profesional que la dedicación a la docencia de alto nivel académico.

Las estadísticas internacionales permiten observar que la UASD ocupa el último lugar como la universidad pública principal peor financiada en América Latina (excluyendo Haití) ya sea en valores absolutos o relativos, sin importar que sean macro o micro universidades. Por ejemplo, la UASD con 180 mil estudiantes y 3100 profesores recibirá este año un presupuesto equivalente a US$162 millones, mientras la Universidad Nacional Autónoma de Honduras recibirá del Estado hondureño US$192 millones para atender una población de 90 mil estudiantes y 3400 profesores, un país cuyo ingreso nacional bruto per cápita apenas representa el 35% del ingreso per cápita de los dominicanos. El retomar el diálogo sincero es el único camino idóneo para dirimir también los graves y complejos problemas estructurales que agobian a la educación dominicana en su conjunto. Pero es una precondición ineludible, que se le otorgue a la UASD la cantidad mínima de recursos que reclama para su sobrevivencia.

Salvado ese escollo, el diálogo debe conducir a la concertación de un PACTO ACADÉMICO entre el gobierno y la UASD, que permita la integración de la academia de manera explícita y entusiasta no sólo en la revolución educativa que exitosamente se despliega en todo el sector preuniversitario, sino mas allá, en el logro de los principales objetivos de la Estrategia Nacional de Desarrollo. Y simultáneamente, los actores principales del diálogo deben crear las mínimas condiciones que garanticen, antes del pacto y en el proceso del diseño, la ejecución y control del mismo, un accionar con eficiencia, racionalidad y transparencia de todas las instancias involucradas. Este grupo de actores en sana decisión debe ser ampliado con el Ministro de Educación de la República Dominicana. A seguidas, la UASD, el MESCYT y el MINERD con el debido financiamiento y seguimiento del Gobierno Central, deben abocarse a la evaluación crítica y al rediseño de sus planes decenales, a fin de armonizarlos con la Estrategia Nacional de Desarrollo.

El Presidente es el único que tiene en sus manos la posibilidad de reanudar este importante diálogo. Apostemos a esa esperanza.

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