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El debate de Bernardo Vega y Milton Messina

«Cuando el gobierno de Antonio Guzmán fue reemplazado por el nuevo gobierno de Salvador Jorge Blanco en agosto de 1982, la mayor parte de las discusiones sobre las virtudes y defectos de la legislación industrial había cedido el paso a problemas más urgentes tales como la tremenda crisis económica y financiera que estaba confrontando la República Dominicana debido al enorme endeudamiento en que habían incurrido tanto el gobierno como el sector privado en los años recientes. Algunos analistas [...] enfatizan la combinación de inadecuadas políticas monetarias y fiscales destinadas a mantener un sector industrial sobreprotegido [...]. Otros explican la crisis enfatizando el incremento de los precios del petróleo y del deterioro de los términos de intercambio». Frank Moya Pons, Empresarios en conflicto, 1992

Justo unos días después de instalado el gobierno del Dr. Jorge Blanco se desató la crisis de la deuda en América Latina, cuando México declaró su incapacidad de cumplir con sus compromisos financieros internacionales. Al respecto, el economista y ex gobernador del Banco Central, Carlos Despradel, destaca en su libro titulado 40 años de economía dominicana (2005): «La situación cambiaria se agravó, porque dos días después de la toma de posesión del presidente Jorge Blanco, el gobierno de México anunció a sus acreedores que no tenía con qué pagar su deuda externa, lo que dio origen a la crisis de la deuda en América Latina, que tuvo profundas consecuencias en todos nuestros países».

De manera que el nuevo gobierno heredó una crisis económica que consumiría prácticamente todos sus esfuerzos de política económica en los siguientes cuatro años. Es en este contexto que toma lugar el debate del economista Bernardo Vega y el abogado – además de consultor económico – Milton Messina. Al leer las memorias de Messina – Memorias del ajuste de una economía en crisis (1988) – uno se puede llevar la impresión de que Messina – quien fuera un hombre correcto – tenía un cierto respeto por Vega – mucho más joven que él – pero, a la vez, se percibe una distancia entre ellos que podía interpretarse como una cierta rivalidad.

Quizás, esa cordial rivalidad tuvo un primer episodio cuando en 1966 Bernardo Vega le solicitó a Milton Messina que hiciera la introducción de su primer libro – La República Dominicana ante el proceso de integración económica de América Latina. Vega cuenta en Intimidades en la era global (Tomo II) que prácticamente eligió a Messina porque el economista Manuel José Cabral estaba estudiando fuera del país, y el otro economista – Julio C. Estrella – solo había tomado un curso de Cuentas Nacionales. Y agregó: “La introducción de Messina no me satisfizo, pues en realidad no analizó mi libro ni mis conclusiones». Quedaría por preguntarse si esa fue una estrategia deliberadamente asumida por Messina.

El punto álgido de esta cordial rivalidad ocurrió cuando en el periodo de transición – luego de la victoria del Dr. Jorge Blanco – el presidente electo se reunió con su equipo para definir la política a seguir para resolver los graves problemas cambiarios que enfrentaba la economía dominicana. Vega abogaba por un esquema de devaluación basado en el mercado paralelo (devaluación de facto), en el marco de un acuerdo con el FMI. Messina, quien ya había sido gobernador del Banco Central en 1956, abogaba por una ley que le diera al Banco Central la potestad de administrar un sistema de cambios múltiples (devaluación legal). La posición de Bernardo Vega resultó triunfadora, y probablemente definió cuál de ellos dos – Vega o Messina – sería el gobernador del Banco Central.

Sobre los resultados de este debate, Messina no oculta su frustración cuando en sus memorias dice que los presentes se «inclinaron por mayoría abrumadora a la posición de Lic. Vega». Y agrega: «Parece paradójico que abogados y juristas presentes, prefirieran la posición de hecho que la de derecho, pero pesaron más las consideraciones políticas que las ventajas que ofrecía la solución por la vía legal».

Pero pronto, y ya como gobernador, ese apoyo político se volvería contra Bernardo Vega. Efectivamente, un grupo de Secretarios de Estado, liderados por el Secretario de la Presidencia y que incluía a Messina como Asesor Económico del Presidente, hicieron causa común en contra de las posiciones del Banco Central. Messina, al justificar esos esfuerzos, no fue muy generoso con Vega. En sus memorias afirma: «Tampoco ayudó a estos propósitos el estilo individualista del gobernador del Banco Central, Lic. Bernardo Vega, quien siempre quiso imponer sus opiniones y puntos de vista, con la ventaja que le daban las informaciones de primera mano que poseía, y la colaboración eficiente de los técnicos de dicho organismo que le respaldaban». Al final de cuentas, como se esperaba, Bernardo Vega fue sustituido.

La sustitución de Vega se ha atribuido al hecho de que el Banco Central, en el proceso de renegociación de la deuda externa, reconociera como suya una deuda que se fue acumulando en la medida que el sector privado entregaba pesos para sus importaciones al Banco Central y este no pagaba oportunamente a los suplidores internacionales. De acuerdo con Hugo Guiliani Cury, ex gobernador del Banco Central, esos atrasos se fueron acumulando desde el 1978, mucho antes de la gobernación de Vega.

Si el Banco Central venía aplicando la política de recibir los pesos de los importadores a la par con el dólar, la pregunta obligada es, bajo la regla de la ley y los derechos adquiridos, ¿de quién era la deuda originada por la política cambiaria y los atrasos del propio BC? Creo que una respuesta racional es que esa deuda pertenecía al BC. El relato político, sin embargo, condenó a Vega por esa decisión. Pero no se debe olvidar, además, el contexto internacional – y local – que condicionó el proceso de renegociación de la deuda externa iniciado en 1982.

Messina fue un critico radical de esa decisión, y pudiera argumentarse que el gobernador Vega pudo haber presionado aún más al sector privado para compartir parte de la deuda. Pero el Gobierno ya tenía un frente abierto con los empresarios por el tema de los incentivos a la industria nacional. Sin dudas, el debate Vega-Messina es un buen referente para entender mejor las opciones de políticas y los conflictos internos del poder en una época crucial de nuestra reciente historia económica.

@pedrosilver31

Pedrosilver31@gmail.com

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