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?El día de la libertad

A solo días del 60 aniversario del ajusticiamiento del tirano Trujillo, sigue siendo aleccionador, necesario, rendir homenaje a quienes lo arriesgaron todo por el bienestar de su nación.

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?El día de la libertad

El suelo de Quisqueya ha sido testigo de la materialización de dos acontecimientos decisivos en nuestra historia. Uno, la declaración de independencia, en febrero de 1844, con la consecuente creación del Estado dominicano, reconfirmada en 1865 por medio de la guerra de Restauración. El otro, la gesta de la libertad e instauración de la democracia, el 26 de julio de 1899, replicada, 62 años después, el 30 de mayo de 1961.

Esos dos grandes acontecimientos tuvieron que ser reafirmados, para que no hubiera dudas acerca de la voluntad de nuestro pueblo.

El primero estableció los atributos soberanos y creó los símbolos formales del Estado naciente: Constitución, bandera, escudo y luego el himno. Encauzó al Estado emergente hacia su organización social, económica y política, bajo la tutela de la ideología republicana, representativa y presidencialista.

El segundo constituye un mismo episodio proyectado en dos momentos diferentes. Una misma motivación. Un mismo espíritu. En su unidad intrínseca fueron actos determinantes en la epopeya de reivindicación e instauración de los derechos de nuestro pueblo.

Esos impulsos redentores, 26 de Julio y 30 de Mayo, permitieron desatar las energías creativas y dieron cauce a las manifestaciones espontáneas del carácter abierto de nuestra ciudadanía. Si de algo se enorgullecen los dominicanos es del disfrute de su libertad, constituida en parte de su ser, tallada a sangre y fuego en sus características genéticas. Inembargable, irrenunciable, irreprimible.

Lo que confiere alto valor histórico a esos hechos es que estuvieron vinculados a la concepción de un proyecto de nación y a un cuerpo de creencias fuertemente arraigado, en que no había cabida a la cooptación del Estado por tiranos y grupos de poder. En ese ideario la fiel garantía de preservación de los derechos ciudadanos reposaba en el fortalecimiento de las instituciones democráticas.

La reciente consagración de la fecha del 30 de mayo de cada año como día de la libertad, decretada por el presidente Luis Abinader Corona con carácter de recordación, regocijo, sin necesidad de declararla no laborable, está llena de sentido y de carácter reivindicativo. Operará como disuasivo y recordará el costo que tendrían que pagar aquellos que pretendan someter a la nación a sus ansias de poder ilegítimo, corrupto y desquiciado.

A solo días del 60 aniversario del ajusticiamiento del tirano Trujillo, sigue siendo aleccionador, necesario, rendir homenaje a quienes lo arriesgaron todo por el bienestar de su nación.

Loor a los integrantes de la gesta del 30 de Mayo. Ellos fueron, en orden de incorporación al movimiento: Antonio de la Maza Vásquez, Antonio García Vásquez, Juan Tomás Díaz Quezada, Ernesto de la Maza Vásquez, Miguel Ángel Báez Díaz, Modesto Díaz Quezada, Pedro Livio Cedeño Herrera, Huáscar Tejeda Pimentel, Roberto Pastoriza Neret, Mario de la Maza Vásquez, Bolívar de la Maza Soto, Bienvenido García Vásquez, Luis Manuel Cáceres Michel, Luis Amiama Tio, Ángel Severo Cabral, Miguel Ángel Bissié Romero, Manuel de Ovín Filpo, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Amado García Guerrero.

Fueron ellos 20 bizarros visionarios, más Marcelino Vélez Santana, incorporado al final. Existían núcleos civiles y militares de apoyo, con los cuales se contaba para las acciones de toma del poder. Era cosa de muchos. Se trataba de cambiar un régimen, no de matar a un hombre. En cuanto al general José René Román Fernández, un lamentable velo de opacidad aún cubre su figura, en espera de ser dilucidado.

En sus sueños redentores, estando aún atrapados entre los barrotes de la tiranía que oprimía a todo un pueblo, estos patriotas vislumbraron el destello vibrante de la libertad y supieron convertirlo en el trueno poderoso que derribó el odioso régimen tiránico.

A ellos, y a la tenaz voluntad de nuestro pueblo, se debe que el sello distintivo de los últimos seis decenios haya sido el disfrute de la democracia; imperfecta, sí, mejorable, también. A cada generación corresponde crear condiciones apropiadas para la convivencia y desarrollo de la sociedad.

El reto de este tiempo que vivimos es lograr que la ley rija para todos. Aquel famoso juicio celebrado en 1962 contra los criminales que segaron la vida de las hermanas Mirabal, dirigido por Eduardo Antonio García Vásquez, en su calidad de procurador general de la República y participante de la gesta, puso la primera piedra para desterrar la impunidad, proceso abortado por acontecimientos posteriores.

Corresponde al presidente Luis Abinader culminar ese empeño. No en vano su padre, José Rafael, compartió valores y riesgos como miembro de los grupos de apoyo de lo que se convirtió en efeméride patria.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.