El pozo oscuro de Edesur y los paneles solares

Los exquisitos versos del poeta de la patria, Pedro Mir, dieron cuenta con singular maestría de la esplendente luminosidad de este país, situado “en el mismo trayecto del sol”.

En cambio, la obcecación de Edesur parecería querer desmentir la inspiración del poeta, al crear condiciones para que el astro nunca brille sobre los receptores solares instalados en los techos de Quisqueya, suelo atormentado por burócratas que ejercen el poder arbitrario y efímero.

Tal tozudez quita sentido a iniciativas tan interesantes como la reciente donación de la Fundación AES Dominicana del primer “girasol solar inteligente” de República Dominicana al Parque Temático de Energía Renovable de Ciudad Juan Bosch.

Es una pena que un gesto tan relevante no sea acompañado con acciones concretas que confirmen el compromiso del Estado con políticas de energía limpia.

Es lamentable que Edesur continúe bloqueando la generación de energía desde paneles solares situados en los techos de las viviendas. Y siga negando a la población soluciones eficientes al problema de insuficiencia del abastecimiento de electricidad.

Esa empresa pública sigue empeñada en mantener sus destemplados costos de administración, elevada empleomanía, inflado valor agregado, pérdidas reiteradas, acumulación de deudas.

Y contra el sentido común, persiste en hacer abortar una de las soluciones más eficientes, limpia, barata y económicamente viable, la generación de energía por medio de pequeños sistemas de paneles solares, que implicaría cero costo de importación de combustibles.

Ante tanta cerrazón, la Asociación para el Fomento de las Energías Renovables (Asofer) ha expresado públicamente “su gran preocupación, respecto de las barreras que están frenando de manera drástica el desarrollo del autoconsumo energético renovable en hogares y empresas de la República Dominicana.”

En un interesante artículo firmado por Ignacio Matos, funcionario de Edesur, se dice que “al Programa de Medición Neta (PMN), puede acceder cualquier persona natural o jurídica, pública o privada que lo solicite”, pero condicionado a que (y esa es la trampa) “el Cliente interesado debe suscribir con la Distribuidora un Acuerdo de Interconexión de ambos Sistemas (Generación y Distribución)”.

Y como Edesur se niega olímpicamente a suscribir ese acuerdo, queda bloqueado cualquier intento de acceder a la red con energía suministrada por paneles solares situados en las viviendas.

En el fondo lo que Edesur está protegiendo lo dice el autor del artículo citado al expresar que “en la medida en que más usuarios pasan a un modelo de autoabastecimiento, es previsible que el costo de compra de energía se vea reducido proporcionalmente. Sin embargo lo mismo no ocurre con el denominado Valor Agregado de Distribución (VAD) o con los costos de transmisión.”

Edesur lo que está defendiendo es su elevado costo de distribución.

Y no es justo ni admisible que se paralicen decisiones y proyectos favorables a la regeneración del sector eléctrico, por la insistencia de algunas de las empresas que lo componen en mantener prácticas lesivas al interés nacional y favorables a un desempeño burocrático defectuoso.

Ante tanto desconcierto, ha aparecido una pequeña luz al final del túnel: el ministro de Energía y Minas, Antonio Isa Conde, declaró hace un par de semanas que “estamos trabajando con una visión de integralidad... Especialistas en esa materia están participando, lo estamos haciendo de común acuerdo con las distribuidoras. Esperamos que el resultado sea positivo y que estos problemas sean superados en el corto plazo, a muy cortisimo plazo.”

Hay pues una esperanza, pero tiende a desvanecerse puesto que los responsables de trazar las políticas parecerían no tener el poder para hacerlas ejecutar.

En efecto, la flamante empresa pública reclama ahora un plazo de 12 meses para adecuarse a las circunstancias, período en el cual se alargaría el bloqueo que patrocina para amordazar al sol.

En todo caso, si las buenas intenciones del ministerio prevalecieran, Edesur tendría que acordar un modus vivendi que le permita empezar en lo inmediato a dar paso a las solicitudes ya presentadas, así como anunciar la fecha más próxima a partir de la cual aceptarán nuevas solicitudes.

Tal modus vivendi ayudaría a evitar accidentes que a los fines legales serían de la única responsabilidad de la empresa distribuidora, ya que los adquirientes de estos sistemas ya instalados pero no integrados a los contadores bidireccionales por la arbitrariedad de Edesur, están sometidos a la imperiosa necesidad de estar bajando y subiendo los breakers que los conectan o desconectan de la red según el firmamento se nuble o no se nuble.

Solo queda rogar para que se haga la luz en las mentes de los directivos de Edesur.

Eduardo García Michel

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.