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El presidente Luis Abinader y sus tres desafíos

El despertar ciudadano es, sin lugar a dudas, el gran movilizador del sentimiento y la aspiración de cambio en nuestro país. Sin populismo penal ni circo judicial, este país merece un auténtico cambio institucional donde el rendir cuentas y un impecable régimen de consecuencia sea tan normal como levantarnos cada día.

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El presidente Luis Abinader y sus tres desafíos

Consciente de su responsabilidad y con madurez política, el presidente electo Luis Abinader pronunció un gran discurso la noche del domingo pasado en medio de la celebración de su triunfo, y en uno de sus párrafos afirmó:

“Nosotros sabemos que todo este esfuerzo no fue realizado solo por ganar una elección. Sabemos que no lo hicieron solo por nosotros. Lo hicieron porque están convencidos de que enfrentaremos con éxito los desafíos más difíciles de nuestra historia:

- Proteger la salud de los ciudadanos;

- Reactivar la actividad productiva de las empresas;

- Recuperar los empleos para todos en edad de trabajar;

- Rescatar la confianza en las instituciones democráticas.”

Previamente, en la televisión dominicana, mientras cubría como invitado especial el proceso electoral indiqué los tres retos de contenido que tendrán las autoridades que se juramentarán el próximo 16 de agosto. Son estos,

- Enfrentar con eficacia la crisis sanitaria,

- La crisis económica y

- La crisis sistémica por la ausencia de régimen de consecuencia.

Y estos tres retos de contenido, pasan por un reto de proceso, que es unificar el país, concertando con todos los sectores nacionales e internacionales.

La crisis sanitaria debe enfrentarse de inmediato con la conformación de un equipo de gestión de crisis que se coordine con los profesionales que actualmente están al frente de la misma en el gobierno. El 16 de agosto no debe haber ningún tipo de interrupción de este proceso, sino continuación y, por supuesto, implementar las mejoras o cambios que científicamente el nuevo equipo entienda debe realizar.

La económica es muy similar, camina de las manos con la sanitaria no solo en su gravedad, sino en su urgencia. No se trata de una crisis nacional solamente, sino global, mundial, planetaria. Afortunadamente vemos manos diestras y maduras alrededor del presidente electo.

La crisis por la ausencia de régimen de consecuencia viene de lejos. Tal como hemos explicado, a partir del 1966 se instaura en República Dominicana un modelo político que da como favor, lo que nos toca como derecho: el “balaguerismo” como práctica política: corrupción, impunidad, clientelismo, abuso de poder para imponer decisiones. El presupuesto como líder nacional. Y por supuesto, el caudillismo. Mal endémico de nuestra historia.

El 16 de agosto del 2020 se inicia un nuevo ciclo político en nuestro país, el cual debe empezar dejando atrás esas prácticas hirientes de la dignidad humana y de las instituciones democráticas. Esta tercera crisis, es la que sustentó, prohijó y enarboló el sentimiento de cambio. Es por lo que este país marchó de verde a partir enero del 2017, es por ello que los jóvenes llenaron la Plaza de la Bandera, y por supuesto, es por ello que acudimos masivamente a votar el domingo pasado.

El despertar ciudadano es, sin lugar a duda, el gran movilizador del sentimiento y la aspiración de cambio en nuestro país. Sin populismo penal ni circo judicial, este país merece un autentico cambio institucional donde el rendir cuentas y un impecable régimen de consecuencia sea tan normal como levantarnos cada día. Y eso, requiere, además, una cultura ética y de servicio en la administración pública, que sea práctica común en nuestro país el principio cardinal del estado de derecho: “The Rule of Law”.

Estos tres retos de contenido traen consigo el reto de proceso: unificar el país. Concertar con todos los sectores nacionales para implementar todo esto y las profundas reformas necesarias e impostergables. Negociar en base a principios, no con los principios.

En este sentido, el presidente electo empezó muy bien diciendo en su discurso: “Hoy también debemos tener presente aquellos ciudadanos que no votaron por nosotros; porque en una democracia se gana con la mayoría, pero se gobierna con todos. A ellos les digo que sus voces también serán escuchadas, porque seré presidente de todos los dominicanos. El presidente que los dominicanos han elegido hoy no será el presidente de un grupo, sino el de todos mis conciudadanos sin distinción alguna.”

TEMAS -

Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.