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El principal problema dominicano

El principal problema dominicano es el soporte de la penetración haitiana a nuestro territorio por las grandes penurias que sufre aquel país.

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El principal problema dominicano

El principal problema dominicano no es la deuda externa. No son las muertes, atracos y feminicidios. El principal problema no es la corrupción. No es el tráfico de drogas. Si bien son casos abominables que hay que erradicar.

No soy hatianófobo.

El principal problema dominicano es el soporte de la penetración haitiana a nuestro territorio por las grandes penurias que sufre aquel país.

Y si se ve a una proyectora histórica, el estudioso se dará cuenta de que la vida haitiana en el Siglo XIX era mejor que la dominicana, tanto económica como políticamente.

¿Y qué ha sucedido? Que a finales del siglo XIX y en los principios del siglo XX hubo tantas asonadas y disensiones que obligaron a los Estados Unidos a ocupar tanto a su territorio como al nuestro militarmente. Durante veinte años, desde 1915 hasta 1935, la Infantería de Marina norteamericana ocupó esas tierras. Y su desocupación ocurre aquel año gracias a la política de Buena Vecindad practicada por el presidente Franklin Delano Roosevelt.

¿Y cuál es la explicación política y militar que induce a Washington a enviar tropas a ocupar la Hispaniola durante varios años?

La explicación política y militar es que los Estados Unidos temían el establecimiento en el Caribe una Base Naval del Imperio Alemán, presidido por el Kaiser Guillermo II de Alemania. Y es que el Kaiser Guillermo tenía tres políticos-militares simpatizantes y adherentes: Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias en la República Dominicana y el general Rosalvo Bobo, quien se había graduado en una universidad alemana.

Se destaca Desiderio Arias en sus pronunciamientos contra los Estados Unidos y arrastra con esa simpatía al otro dominicano y al haitiano.

Y sucede que ya en la Primera Guerra Mundial, que se inicia en 1914, con los Estados Unidos en los años subsiguientes tenían los preparativos para participar en la misma y, por supuesto, no podían tolerar un gobierno de Bobo en Haití y otro presidido por Desiderio Arias en la República Dominicana, partidarios de Alemania.

Y la mejor solución consistía en la ocupación militar tal como ocurrió.

Me remonto a esa historia para que prevalezca la verdad.

Pero, volviendo al tema haitiano, nuestro gran problema consiste en que hasta ahora es insoluble en la penetración haitiana.

¿Qué hacer con Haití?

En vez de gastar millones de dólares en la MINUSTAH, hubiera bastado una guarnición de mil soldados de la ONU que se dediquen a preservar la paz.

Lo principal es la rehabilitación de Haití, con estas posibles medidas, que deben ser implantadas mediante recursos aportados por Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá:

Un plan de alimentos.

Un programa total de reforestación.

Proyecto de educación total.

Levantamiento de viviendas con agua corriente y luz eléctrica.

La aprobación por parte de la Unión Europea, Canadá Estados Unidos de leyes que dispongan la total exención impositiva a las empresas que se establezcan en la República Haitiana.

¿Elecciones? Un pueblo con tantas necesidades acude a las urnas con un signo de esperanza. Pero ¿habrá un gobernante taumaturgo que convierta el polvo de la tierra en bienes divinos para la felicidad de los haitianos?

En otra apreciación, la isla Hispaniola está ya superpoblada, más Haití que la República Dominicana. El suelo dominicano no resiste más inmigración. Si continúan penetrando por la frontera, la pobreza nuestra se agravaría, convirtiéndose en indigencia. Tras llegar más haitianos desempleados, muchos analfabetos y todos sin conocimientos específicos, las calamidades de allá se repetirán aquí.

Se impone celebrar, en Santo Domingo, una conferencia migratoria, que debe estar auspiciada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por supuesto por los gobiernos dominicano y haitiano que traten y estudien el tema de la inmigración, en la que sobre todo deben participar representantes de las tres Américas y de Europa.

Que voluntariamente esos países acepten una cuota migratoria haitiana, previo estudio de las condiciones que pudieran exigir. Sería un desahogo para una población sumida en el sufrimiento. Un pueblo heroico, como ha sido el haitiano, merece respaldo y cooperación. Trabajan bien en la agricultura y en la construcción. Entonces, ¿por qué Perú y Ecuador los expulsan?

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