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El sentido de la transparencia en las cifras económicas

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El sentido de la transparencia en las cifras económicas

Bien se sabe que el grado de veracidad y abarcadura de las informaciones estadísticas está vinculado al fortalecimiento institucional y al grado de desarrollo de los pueblos.

Así, mientras más subdesarrollo exista y más arraigadas sean las prácticas políticas clientelistas, mayor habrá de ser el control intencional de las estadísticas y peor su calidad.

Las publicaciones sobre las cifras macroeconómicas deben constituir un ejercicio de transparencia absoluta para que puedan cumplir el objetivo de mantener bien informados a los agentes económicos y a la ciudadanía, que son los que pagan los impuestos y merecen estar debidamente enterados del discurrir de la economía.

Transparencia es ofrecer las informaciones completas, bien elaboradas y explicadas cuando así se requiriera, sin dar lugar a equívocos ni a confusiones, ni mucho menos fomentar ilusiones mal fundadas, ya que no se trata de actos de magia ni de curación de supuestas tendencias colectivas depresivas para las cuales se recetare el suministro de pastillas de optimismo y el ocultamiento de aquellos datos verídicos que pudieren, a criterio de los taumaturgos de la dosificación de la información, hacer daño a los pacientes.

Transparencia es, pues, una materia, pendiente de aprobación en el ordenamiento económico dominicano.

Veamos un ejemplo, entre muchos, muchísimos, de lo que queremos decir.

Recientemente, tanto la Dirección General de Presupuesto (Digepres) como el Banco Central (BC), publicaron las cifras de las finanzas públicas, al primer semestre del 2015.

Según Digepres, el resultado presupuestario fue deficitario en RD$18,670 millones. No obstante, ese organismo recoge la información, como tenía que hacerlo, de que hubo donaciones relacionadas con la compra de la deuda a Petrocaribe por un monto de RD$93,455 millones (el descuento obtenido en la operación). Teniendo en cuenta lo anterior el resultado contable, o virtual si quisiese verse de esa manera, habría sido de un superávit por RD$74,785 millones.

Es decir, las actividades normales del gobierno produjeron un déficit en el monto señalado de RD$18,670 millones, que es lo que refleja el devenir de los ingresos y gastos del gobierno central y es lo que tiene impacto macroeconómico, pero desde un punto de vista contable es como si hubiera habido un superávit pues el país amortizó deuda con Petrocaribe sin tener que efectuar desembolsos como consecuencia del descuento logrado en la recompra de la deuda.

En consecuencia, Digepres brinda la información sobre lo real (el déficit) y lo virtual (el superávit), con lo que en este aspecto cumple con su cometido de mantener bien informada a la ciudadanía.

Veamos ahora como lo registra el Banco Central. En su informe sobre la economía en el primer semestre, dice, y citamos, que “El resultado preliminar de las operaciones del Gobierno Central arrojó´ un superávit de RD$53,848.9 millones en enero-junio de 2015, equivalente a un 1.8% del PIB estimado para 2015. Este resultado se explica por el aumento significativo de la partida donaciones, debido esencialmente a la compra con descuento del 98% de la deuda correspondiente al Programa Petrocaribe, por parte del Gobierno Dominicano a la Petrolera Venezolana PDVSA.”

Desde la perspectiva del Banco Central solo existió el superávit, virtual como ya hemos dicho, que no coincide con el monto publicado por Digepres, y no hace referencia a lo real, al desempeño de los ingresos y gastos del gobierno, con su consecuente déficit. Aún así, de las propias cifras del organismo monetario podría calcularse el déficit, que sería de RD$17,400 millones.

Como se ve, Digepres es más incluyente, no oculta el déficit. En cambio, el Banco Central, escudado en la metodología del FMI, si lo oculta, cuando hubiera sido más valioso que lo hiciera explícito.

Por otro lado, en las cifras del Banco Central se recogen con más amplitud los gastos fiscales, que superan en RD$9,700 millones a los consignados por Digepres, aunque registra un llamado residual o discrepancias estadísticas por RD$11,000 millones, que lo reducen. En este aspecto, las cifras del Banco Central son más incluyentes del panorama de las finanzas públicas que las de Digepres.

Se ganaría mucho y se evitarían muchos dolores de cabeza a los analistas de las cifras fiscales y a los agentes económicos, si, de una parte, el Banco Central no pretendiera darle un toque de optimismo a las cifras que elabora e hiciera el esfuerzo de no dejar nada, sobre todo si es relevante, a la imaginación o al cálculo propio, y de otra, si Digepres terminara de concluir el proceso de modernización en que está inmersa para que sus cifras sean más abarcadoras de la realidad y puedan seguirse a través de series bien articuladas.

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