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El valor de la bandera

La Nación Dominicana tiene medio milenio forjándose y no los 174 que lleva de fundada la República, para dotar de una ciudadanía a sus nacionales...

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El valor de la bandera

Este es un testimonio personal, que espero estimule a reconsiderar la revisión de los textos escolares de historia, que de un tiempo para acá enfatizan la historia de otro país que no es la República Dominicana.

La importancia de inculcar los valores patrios en la educación primaria es para mí una experiencia vivida cuyos resultados puedo ver a lo largo de más de medio siglo viviendo en el extranjero y ya con tres nacionalidades acumuladas.

El canto de los himnos nacionales también se extendía al de los países cuyos nombres llevaba mi escuela. En Santiago, fui a la escuela Colombia. Cantábamos ese himno, “Oh, gloria inmarcesible”.

Mis hermanos iban al liceo intermedio México y aprendí ese himno. Más tarde, viví unos 15 años en la frontera tejana con ese país. Todo eso reforzó mi identidad nacional como dominicano.

También viví la época del postrujillismo en la escuela, donde los himnos patrióticos fueron prácticamente eliminados pues erróneamente se asociaba el amor a la patria al culto del tirano que se acababa de ajusticiar.

Fui estudiante de intercambio y viví en mi adolescencia, en Wisconsin, el amor a los valores patrios de los estadounidenses a su país y comprendí el vacío que provocaba el despojar a una generación de jóvenes dominicanos, criados a partir de 1961, del amor genuino a los valores patrios.

He constatado a lo largo de casi 50 años de haberme educado en el extranjero y ser un expatriado, cómo hoy las nuevas generaciones se han desculturizado en la RD, lo que han aprovechado los entreguistas de turno, a prestar nuestra población y territorio, para resolver el problema histórico de Haití a costillas de nuestro país.

Con ello, buscan nulificar los logros que nuestro pueblo, en medio milenio, ha logrado en integración racial y tolerancia, como ningún otro país del hemisferio, para favorecer el ensayo de estado fallido del país más racista, en sus 214 años de existencia, Haití, en detrimento de los criollos dominicanos.

El éxito de RD como destino turístico es precisamente su xenofilia, o sea, la hospitalidad casi innata del dominicano a sus visitantes, para compensar que por 300+ años solo venían menos de 20 embarcaciones de Europa, por año, cuando éramos una colonia abandonada por España, su metrópolis, más que madre patria.

Se nos acusa de ser xenófobos, para que aceptemos a los depredadores del medio ambiente, de origen y culturas primitivas, que no tienen arraigo a la tierra adonde fueron traídos a sufrir como esclavos, olvidándonos de nosotros mismos y de nuestra propia identidad.

Eso no es globalismo. Eso es colonialismo del más barato y una bomba de tiempo que dará al traste con todos los logros de los últimos 50 años, robándonos nuestro futuro como sociedad organizada del siglo 21, que vive en una isla, pero ya no está aislada.

Es el resultado de confundir nacionalidad con ciudadanía, ya que la nacionalidad dominicana se empezó a forjar hace medio milenio con el primer encuentro de peninsulares hispánicos y taínos y la adición de elementos africanos que se aplatanaron e integraron desde el siglo 16.

Durante los tres siglos y medio que se forjaba la idiosincrasia e identidad del ciudadano dominicano de 1844, los criollos fueron súbditos de Castilla, de España, de Francia y de Haití, que nos administró como sus vasallos y no como ciudadanos.

Desde fines del siglo XX, en el cuarto de siglo que precede los 18 años que lleva el siglo XXI, alquimistas foráneos vestidos de humanistas caritativos, pretenden imponer al pueblo dominicano una identidad ficticia que ignora 500 años de evolución de su identidad de valores positivos.

Los oportunistas dominicanos que le hacen el juego a esta sutil y no tan sutil manipulación de la historia e identidad, no se dan cuenta o no quieren darse cuenta, que la propaganda solo duerme a un pueblo, no le roba su sueño.

La Nación Dominicana tiene medio milenio forjándose y no los 174 que lleva de fundada la República, para dotar de una ciudadanía a sus nacionales, de modo que puedan disfrutar de la isla más bella que ojos humanos hayan visto.

Es un error de perspectiva el permitir que los dos millones de dominicanos que se han expatriado en búsqueda de un sueño, sean suplantados por sus vecinos depredadores que ya antes intentaron arrebatarle su lar patrio y territorio.

Ese es el valor de la bandera dominicana. Es el símbolo del sueño dominicano. Eso es lo que llamo Dominicanidad.

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