Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Elecciones
Elecciones

Elecciones y lecciones francesas

Los galos han aprendido de sus affaires y apretado las tuercas legales, yendo más allá de las tretas partidarias momentáneas y el afán de políticos y partidos de... sacar partido.

Expandir imagen
Elecciones y lecciones francesas

Esta vez las encuestas no se equivocaron. En la segunda vuelta de las elecciones francesas se medirán el centro y la derecha, encarnados, respectivamente, por Emmanuel Macron, “la Francia debe ser una oportunidad para todos”, y Marine Le Pen, “reponer la Francia en orden”. Dos programas con una visión diferente sobre Europa y el mundo, con los mercados y el euro rezumando fervor por el exministro de Finanzas del presidente François Hollande, apenas conocidas las primeras proyecciones al cierre de las urnas.

Los dos colosos de la política francesa han quedado fuera. Gaullistas y socialistas, los últimos apaleados brutalmente al sumar Benoît Hamon cifras de un solo dígito. Después del escándalo de la esposa que cobró sin trabajar, François Fillon protagonizaba la crónica de una muerte electoral anunciada. Como novedad, el extremismo de izquierda de Jean-Luc Mélenchon compensaba el discurso nacionalista y chovinista de Le Pen. En política, los extremos sí se unen, y ambos padecen de la misma eurofobia que millones de británicos.

A destacarse por las lecciones invaluables que para los dominicanos tiene, un detalle sin par: nuevas reglas, muy estrictas, rigieron para el financiamiento de esta campaña. Ciertamente, se necesitaron varios escándalos para que, alarmada, la Francia consciente se decantase por controles exigentes sobre el gasto y, por consiguiente, transparencia total. El affaire Bygmalion, por la sociedad comercial del mismo nombre que sirvió para enmascarar desembolsos por encima del límite legal en la campaña del expresidente Nicolas Sarkozy, dobló como advertencia severa para impulsar reglamentaciones electorales. Las mañas financieras de un exministro, resumidas en el affaire Cahuzac, inspiraron una ley en 2013 que despeja la opacidad en las cuentas y manejos económicos de los altos funcionarios.

Resalta la pertinencia del ejemplo francés para apartar la paja en el debate sobre la ley de partidos y los sobornos de Odebrecht. Desde 1988 se impuso en Francia un muro infranqueable contra las contribuciones de las empresas, consecuencia de otro escándalo de gastos dolosos, el Urba, que involucró al partido Agrupación por la República. Y contrario a esta media isla donde se busca obstinadamente convertir los excesos de la compañía brasileña en arma de un solo filo contra un solo sospechoso, el gobierno, en el país de los perfumes exquisitos se han tomado medidas firmes para prevenir la podredumbre del cuerpo partidista y las instituciones. Menos aspavientos y más inteligencia para corregir males sistémicos que precisan de grandes remedios y no de excusas para avanzar agendas particulares de escaso rendimiento social.

Claro está, las campañas electorales de costos ilimitados son un imposible legal en el gran país europeo, de vuelta a las urnas el 7 de mayo y con Le Pen necesitada de algo así como el milagro de la virgen de Fátima de igual fecha pero en la portuguesa Cova da Iria. En la primera vuelta, los gastos de campaña permitidos sumaron apenas 16,851 millones de euros (€1= RD$51). Del candidato obtener menos de 5% de los votos, el Estado le reembolsa apenas 800,000 euros. Más de ese porcentaje, hasta ocho millones de euros. Para la segunda vuelta, el tope monta 22,509 millones de euros y un reembolso igual para los dos finalistas de poco menos de la mitad: 10.7 millones de euros.

Macron, por ejemplo, contaba con un presupuesto de 13 a 14 millones de euros, suma inferior al límite permitido. No tenía un partido establecido detrás, con cuentas propias y capacidad financiera para impulsar a su candidato. De poco le valió esta ventaja a Hamon y a Fillon, por supuesto.

La Comisión Nacional de Cuentas de Campaña y Financiación Política no se anda por las ramas, como lo sabe el Frente Nacional, cuyos haberes bancarios están bajo la lupa. El viacrucis legal de Sarkozy tiene más de 14 estaciones, a juzgar por los varapalos en las rigurosas investigaciones a que está sometido por financiamiento ilegal de la campaña.

Los galos han aprendido de sus affaires y apretado las tuercas legales, yendo más allá de las tretas partidarias momentáneas y el afán de políticos y partidos de... sacar partido. Tope al gasto y controles estrictos produce claridad capaz hasta de deslumbrar a la Odebrecht.

TEMAS -