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Flujos financieros y distorsiones en el mercado laboral

... las regulaciones laborales distorsionan el mercado laboral a través del encarecimiento de los costos laborales no reflejados en el salario nominal directo. El problema no se resuelve con un decreto que aumente el salario nominal, sino mediante reformas que aborden el problema de fondo de un mercado laboral muy distorsionado.

«De estos experimentos, nuestro hallazgo más sorprendente es que las distorsiones en el mercado laboral – mas que las distorsiones internacionales o domésticas en el mercado de capital – han sido el factor particular más importante que ha guiado el patrón en los flujos de capitales por la mayoría del periodo de postguerra. Específicamente, las distorsiones domésticas en el mercado laboral explican aproximadamente el 30% de las variaciones de los flujos de capital hacia Asia y Latinoamérica durante los 1950s y 1960s. [...] el impacto directo e indirecto de las distorsiones en el mercado laboral explica cerca del 60-70 por ciento de los flujos de capital destinados a Asia y América Latina». Ohanian et al.: Bad investments and missed opportunities? The American Economic Review, December 2018

Es incuestionable la importancia de los flujos financieros internacionales en los procesos de crecimiento y desarrollo de las economías domésticas. Ya sea en forma de inversión extranjera directa, inversión de cartera, préstamos o cualquier otra modalidad, esos recursos contribuyen, en general, al dinamismo y la sostenibilidad en economías que se caracterizan por bajos niveles en la dotación de capital y de tecnología, y alta disponibilidad – pero de baja calificación – de recursos laborales. En realidad, se trata de una situación que puede ser tipificada como de una dotación de capital deficiente, tanto desde el punto de vista físico-financiero, como desde el punto de vista del capital humano.

Cuando esos flujos financieros no llegan de manera oportuna y en el volumen requerido, la literatura económica normalmente lo atribuye a distorsiones en el mercado de capital. De acuerdo con Ohanian et al., sin embargo, al comparar los movimientos de los flujos de capital verificados luego de la segunda guerra mundial hacia América Latina y un grupo de países asiáticos – Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwán – llegan a la conclusión de que la explicación del comportamiento de esos flujos tiene que ver más con distorsiones en los mercados laborales domésticos que en las distorsiones propias del mercado de capital.

No es que las distorsiones en el mercado de capital sean irrelevantes. Pero los autores destacan lo sorprendente que resulta que las fluctuaciones de los flujos de capital han tenido su mayor impacto en décadas recientes, cuando muchos países han liberalizado las transacciones internacionales de capital, en contraste con las décadas de los 50s y los 60s, en las que las distorsiones en los mercados de capital se consideraban como muy altas. Y enfatizan que contrario a lo que comúnmente se ha creído, a partir de los 60s la salida de capital hubiese sido mayor si no hubiera sido por las distorsiones en los mercados internacionales de capital. Es un punto de gran controversia, sobre todo por las bondades que la teoría económica atribuye a la libre movilidad de capital. Intuitivamente, sin embargo, se pudiera pensar que las restricciones a los movimientos de capital, si bien constituyen una distorsión, también representan un obstáculo para que en una situación de apremio los capitales no puedan salir huyendo de un país en particular.

En tal sentido, Ohanian et al. aclaran que, salvo con la crisis de la deuda en los 80 en América Latina, las distorsiones del pasado (antes de la liberación) son un legado que se refleja y se propaga a través del inventario de los activos netos internacionales que tiene un país, y no por las distorsiones contemporáneas en el mercado de capital.

Si bien estos planteamientos pueden ser objeto de un gran debate, el aspecto más controversial del trabajo citado es que mirando los flujos financieros hacia América Latina y Asia luego de la segunda guerra mundial es que los autores atribuyen a distorsiones en los mercados laborales doméstico e internacional la principal causa por la que los flujos de capital hacia esas dos regiones tuvieron un comportamiento tan diferente. El hecho es que inmediatamente después de la segunda guerra mundial, los flujos internacionales de capital se movieron en mayor proporción hacia las economías latinoamericanas, las que experimentaban un ritmo de crecimiento menor al que experimentaban las economías seleccionadas de Asia. Era de suponerse que esos flujos de capital trataran de colocarse en la zona económica con mayor crecimiento, en busca de un mayor retorno asociado con ese mayor crecimiento. Pero no fue así.

La razón que explica esta paradoja es atribuida a las distorsiones laborales, según los citados autores, para los que la argumentación «es muy simple y es basada en el hecho de que distorsiones en el mercado laboral doméstico causadas por impuestos a la mano de obra, regulaciones al mercado laboral, y los sindicatos, entre otros factores, reducen el incentivo para invertir al reducir la oferta laboral de equilibrio. Una oferta laboral más reducida deprime el producto marginal del capital, lo que, a su vez, reduce el retorno del capital y limita el incentivo para invertir».

Independientemente de la robustez de estos resultados – que siempre pueden estar sujetos a cuestionamientos metodológicos o teóricos –, lo cierto es que el mercado laboral es una pieza clave en el desarrollo de un país. Y que muchas decisiones de política económica – fiscal y monetaria – tienen su impacto directo o indirecto en las condiciones laborales, y muy particularmente en el salario. Con frecuencia las regulaciones laborales, como en nuestro país, distorsionan el mercado laboral a través del encarecimiento de los costos laborales no reflejados en el salario nominal directo. El problema no se resuelve con un decreto que aumente el salario nominal, sino mediante reformas que aborden el problema de fondo de un mercado laboral muy distorsionado.

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