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Vías públicas
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Gestionar la velocidad de las vías

Los países con una disminución en el número de muertos en accidentes de tránsito han dado prioridad a la gestión de la velocidad.

La cuarta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial se celebró del 8 al 14 de mayo de 2017 y tenía como objetivo principal alertar de los peligros del exceso de velocidad, bien sea por velocidad excesiva (conducir por encima del límite de velocidad autorizado o legal) o por velocidad inapropiada (conducir demasiado rápido de acuerdo con las condiciones de la vía, el tránsito, el clima, aunque dentro de los límites legales).

Otros objetivos, derivados del anterior, eran promover soluciones para controlar la velocidad y lograr que los encargados de políticas de seguridad vial despertasen en los conductores el interés por saber los beneficios que aporta la elección de una velocidad adecuada en los desplazamientos.

Entre todos los factores de riesgo relacionados con los siniestros viales, la velocidad es un factor clave, pues incrementa tanto la posibilidad de que ocurra un siniestro como la gravedad de las lesiones de quienes lo sufren. El exceso de velocidad está presente en un tercio de todos los accidentes mortales de países con ingresos altos y en casi la mitad de los accidentes de países con ingresos medios y bajos.

Los países con una disminución en el número de muertos en accidentes de tránsito han dado prioridad a la gestión de la velocidad. Las medidas más adecuadas para alcanzar una acertada gestión de la velocidad son:

1. Construir vías que moderen el tránsito o modificarlas con ese fin, mediante rotondas, resaltos, bandas sonoras, etc.

2. Fijar límites de velocidad adecuados a cada tipo de vía.

3. Hacer cumplir las leyes que establezcan los límites de velocidad a escala nacional, local y urbana.

4. Sensibilizar a los conductores sobre los peligros del exceso de velocidad.

¿Se realizaron las actividades necesarias de concientización e información sobre el tema? ¿Se tomaron decisiones por parte de las instituciones competentes? A juzgar por los resultados, la realidad nos responde en forma negativa, pues mientras no haya voluntad política, y se tomen medidas interrelacionadas de todos los actores involucrados, los resultados seguirán siendo lo que son, muy pobres, casi inapreciables.

Con el fin de sensibilizar acerca de las consecuencias de las velocidades elevadas, a continuación se mencionan algunos efectos que producen:

- Requieren mayores distancias de frenado. El tiempo de respuesta de la mayoría de conductores se sitúa entre 1.5 y 4 segundos. Varias instituciones recomiendan considerar 2 segundos. En el mejor de los casos, para un tiempo de percepción-reacción de 1.5 segundos, un vehículo que circule a 50 km/h necesitará 39 metros para detenerse, mientras que a 80 km/h necesitará 83 metros.

- Cambios bruscos de energía en colisiones. En un choque, la energía que se debe absorber aumenta en función del cuadrado de la velocidad. Es decir, si la velocidad se duplica, la energía se multiplica por cuatro y si se triplica la velocidad, la energía se multiplica por nueve. Por tal motivo, en una colisión frontal a 50 km/h el peso de cualquier pasajero se incrementa 20 veces.

- Mayores riesgos de sufrir lesiones graves los peatones. Los usuarios más vulnerables de las vías públicas, como los peatones, ciclistas, motociclistas, etc., tienen un alto riesgo de sufrir lesiones graves o mortales cuando los vehículos chocan contra ellos. En general, los peatones sobreviven si son atropellados por un vehículo que se desplaza a 30 km/h, pero la mayoría muere si la velocidad es de más de 50 km/h.

- Aumentos pequeños de la velocidad promedio en las vías producen incrementos pronunciados de la gravedad de los accidentes. Tal como se puede observar en el gráfico desarrollado por Nilsson, un aumento del 10% de la velocidad media de una vía se traduce en un aumento del 21% en todos los accidentes con heridos, del 33% en los accidentes mortales y con heridos graves, y del 46% en los accidentes mortales.

- Disminución del campo de visión. Las personas a medida que aumentan su velocidad sufren una contracción de la visión periférica, según se observa en el gráfico. Si la velocidad de circulación es muy alta, la visión de los conductores se verá notablemente reducida, sufriendo lo que se llama “efecto túnel”, toda vez que el campo visual se reduce hasta sentir una sensación similar a circular por un túnel. Según algunos especialistas, a partir de 150 km/h aparece lo que se llama “cataclismo perceptivo”, que es una pérdida importante de la visión periférica, lo cual acarrea en el conductor una disminución para procesar información del entorno.

Ojalá todo lo mencionado acerca de la velocidad en los vehículos sirva para disminuir tanto dolor y tanto sufrimiento por los accidentes de tránsito. No solo las víctimas y sus familias, sino los países en conjunto sufren pérdidas considerables por su causa. Borremos de la mente la idea de que están fuera de nuestro alcance políticas que eviten accidentes. Al igual que otros países, podemos aplicar medidas y salvar muchas vidas.

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