Hacia el bicentenario del ejercicio periodístico en República Dominicana

Un día como hoy, hace 197 años, marcó el inicio del periodismo en República Dominicana, con la publicación en este territorio del primer periódico, el Telégrafo Constitucional de Santo Domingo, dirigido por Antonio María Pineda, quien se convirtió así en el primer periodista dominicano, aunque era médico de profesión.
A esa publicación se debe la conmemoración del Día del Periodista en República Dominicana cada 5 de abril, con diversas actividades en las que se recuerda y exalta a los pioneros, a los caídos en el ejercicio y a los que actualmente ejercen una profesión que ha conocido la clandestinidad, la censura y el crimen a todo lo largo de un indetenible proceso de evolución, desde la época de las hojas sueltas hasta la alta tecnología indispensable para su ejercicio actual.
El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo se publicaba cada jueves y su contenido consistía en decretos, órdenes de las diputaciones, resúmenes de las sesiones de las cortes relacionadas con el objeto del periódico, estados mensuales de recaudación de las rentas públicas, entrada y salida de los buques, y los precios y el movimiento mercantil.
Entre 1807 y 1809 se había publicado otro impreso periódico, El Boletín de Santo Domingo, en la denominada Era de Francia, de corte militar, pero no se le confiere carácter periodístico por su origen gubernamental, según lo expone el historiador Filiberto Cruz en su libro Historia del Periodismo Dominicano.
Apenas 10 días después de la publicación del Telégrafo Constitucional de Santo Domingo fue publicado el segundo periódico dominicano, El Duende, el 15 de abril de 1821, dirigido por José Núñez de Cáceres, abogado, catedrático y prócer de la Independencia Efímera. Esta publicación circuló hasta el 15 de julio de 1821.
En esa época y hasta mediados del siglo XX el periodismo nacional fue ejercido por personajes vinculados a la política, la abogacía y las letras. Un ejemplo fue el caso del trinitario José María Serra, quien inició en 1835 la publicación de El Dominicano Español, un pasquín crítico contra el régimen haitiano, al que este denominaba “foutré español” (zángano u holgazán), según el citado autor.
Se trataba de un desahogo contra los abusos de los invasores haitianos que incitaba a la revolución. Más adelante, el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, se incorporó a esta publicación e incluso se involucró en el reparto furtivo por las calles durante las horas de la noche.
Durante más de un siglo los periodistas dominicanos fueron empíricos, mientras que el ejercicio en sí, respondió a intereses políticos, ideológicos o mercantiles, con francas tomas de partido por una u otra causa, como ocurrió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando los caudillos Pedro Santana y Buenaventura Báez contaban con sus propios periódicos utilizados para favorecer su respectiva alternancia en el poder.
El empirismo fue una tendencia mundial del periodismo hasta 1879, cuando fue fundada la primera escuela de periodismo en París, Francia, refiere Georges Weill en su libro El periódico. Orígenes, evolución y función de la prensa periódica
En República Dominicana el periodista profesional comenzó a formarse a partir de 1953, en la hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), tras la fundación de la Escuela de Periodismo, que luego pasó a llamarse Escuela de Ciencias de la Información Pública y después, Escuela de Comunicación Social.
A la UASD siguió el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP), fundado en 1969 por Salvador Pitaluga Nivar, que ofrecía la carrera en el nivel técnico. En 2002 fue fundada la Escuela de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). A partir de entonces, otras instituciones de estudios superiores agregaron esta carrera a su oferta académica.
Pero a la par con la formación académica y la constante aparición y desaparición de periódicos, ha habido otros hitos en el periodismo nacional, como la creación del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), en 1991, y el periodismo radiofónico y televisivo.
También hubo quienes pagaron con censura, represión, cierre de medios y sus propias vidas el ejercicio de su libertad de expresión en épocas de intolerancia desde el poder, como fueron los casos de Orlando Martínez y Gregorio García Castro, caídos en el periodo conocido como los 12 años de Joaquín Balaguer.
El inicio formal de la Internet en el país, en 1995, y el auge reciente de las redes sociales, han revolucionado y ampliado todo el espectro del quehacer periodístico, planteando, además, nuevos retos relacionados con la ética, la objetividad, el acceso a las fuentes, la libertad de expresión y la formación, en un mundo que obliga a este ejercicio y sus ejecutantes a reinventarse continuamente.
Vivian Jiménez
Vivian Jiménez