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Hacia una sociedad de derechos y deberes

A raíz de los últimos acontecimientos del país en medio de la actual crisis mundial estamos convocados al desarrollo de una sociedad de deberes y derechos. Eso es una sociedad que pasa del victimismo, a la creación, a la responsabilidad. Del esperar que me den, a una sociedad que da y sirve, que progresa y se desarrolla íntegramente. Del clientelismo inmovilizante a la ciudadanía movilizada. Ese es el reto de todos, en especial de nuestro liderazgo nacional.

Es que la sociedad de deberes nos moviliza, nos saca del victimismo crónico que tenemos para llevarnos a la responsabilidad. Tal como expresamos en un artículo anterior “Estar al tanto del concepto de responsabilidad equivale a estar al tanto de la creación de tu ser y el bienestar de tu prójimo. Desde el victimismo no se construye equidad... ni se producen cambios, se justifica la incapacidad de producir cambios.”

Una sociedad de deberes auspicia entre gobernados y gobernantes, el empoderamiento para construir una auténtica democracia republicana capaz de abordar los problemas difíciles. Como afirma el Papa Benedicto en su encíclica Caritas in Veritate “el reconocimiento del pobre como sujeto se refleja también en la manera de ligar indisolublemente los derechos con los deberes. La exigencia de los derechos debe ir siempre acompañada de la exigencia del cumplimiento de los deberes. Lo contrario es paternalismo, es tratar al pobre como incapaz de asumir sus responsabilidades, no reconocerlo como ciudadano en plenitud.” (CiV)

A raíz de los últimos acontecimientos del país en medio de la actual crisis mundial estamos convocados al desarrollo de una sociedad de deberes y derechos. Eso es una sociedad que pasa del victimismo, a la creación, a la responsabilidad. Del esperar que me den, a una sociedad que da y sirve, que progresa y se desarrolla íntegramente. Del clientelismo inmovilizante a la ciudadanía movilizada. Ese es el reto de todos, en especial de nuestro liderazgo nacional.

En una etapa del programa de formación en liderazgo y cultura de paz con jóvenes de barrios marginados, a través de la Fundación Los Seres Sol, Inc., tenemos el Rally de los Valores, el cual consiste primeramente en una reflexión sobre derechos y deberes, continuando con el rally en sí mismo en el cual dividimos el grupo en varios equipos para que vivan y encarnen distintos valores, tales como honestidad, servicio, transparencia, respeto, solidaridad, entre otros.

Durante 4 horas se realizan 7 actividades, cada una correspondiente a un valor determinado y sobre estos los equipos participantes tienen que desarrollar dinámicas en el barrio de modo que encarnen el valor que están trabajando y a su vez lo vivan y verifiquen en la cotidianidad de su comunidad.

Igualmente, al final del rally, deben escoger entre ellos una persona del barrio, hombre o mujer, que responda a un valor determinado y reconocerlo públicamente. Ejemplo, a la señora del salón de belleza que siempre se ocupa del barrio, el “gomero” o el “herrero” alegre y siempre dispuesto a trabajar, en fin, personas que de manera natural han desarrollado un liderazgo en la comunidad, distinguiéndose por sus valores. Y terminamos con una reflexión donde reconociendo la importancia de los derechos, si decides ser Líder de Paz de la Fundación, elegimos operar – vivir – desde el deber y porque cumplimos con nuestro deber, exigimos nuestros derechos. Como una elección consciente de vida responsable en sociedad.

Por supuesto, esto trae reflexiones en la formación de los jóvenes, al verificar por ellos mismos, como algunas personas no cumplen con sus deberes, pero exigen, en ocasiones con virulencia, sus derechos. Desde el que se roba la luz, pero protesta cuando se la cortan, hasta el que tira la basura a la calle, pero protesta porque no la pasan a recoger.

A modo de anécdota, en una ocasión, en Los Mameyes, Santo Domingo Este, los jóvenes identificaron a un señor dueño de un colmado muy respetado por su honestidad y quien a través de los años había desarrollado un liderazgo de mucho respeto en su comunidad. A estos fines involucraron – enrolaron – a los vecinos, le rodearon su colmado, jóvenes y vecinos agarrados de las manos mientras le daban hermosas palabras de reconocimiento, animando al vecindario a hacer lo mismo. El hombre de unos 60 años les agradeció con lágrimas en los ojos sus palabras y el inolvidable gesto, confundiéndose todos en un solo abrazo.

Al final del rally, de regreso a la reflexión en grupo, nunca olvido las palabras de los jóvenes: “...cuando sea grande, yo quiero ser como don Ramón”.

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Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.