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¿Inclusión o Reclusión Financiera?

Recurrentemente hay temas que se “ponen de moda” y ocupan muchas páginas de los diarios escritos y digitales. También están presentes en conferencias, congresos y otros actos públicos. Así fue con la PYMES, el control de la natalidad, la violencia contra las mujeres, el medio ambiente y el ecosistema, las cadenas de valor, etc... No es que los temas hayan pasado de moda, pues casi siempre son temas importantes y eternos que nunca deben escapar a la atención de la sociedad. Lo que pasa es que surge otro tema de moda que opaca a los anteriores en la comunicación social.

Este es el caso del tema de moda actual: la “inclusión financiera”. “La inclusión financiera significa, para personas físicas y empresas, tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que satisfagan sus necesidades —transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguro— prestados de manera responsable y sostenible.” https://www.bancomundial.org/es/topic/financialinclusion/overview

Y eso está bien. No cabe duda que tener acceso a productos y servicios financieros es mucho mejor que no tenerlo. Y más ahora con el Reglamento de Protección al Usuario de Productos y Servicios Financieros emitido por las autoridades monetarias. El esfuerzo actual se dirige sobre todo a “incluir” los que no tienen relaciones con el sistema financiero, quienes coinciden con ser “los de abajo”.

Pero hay dos asuntos, sin duda de carácter conceptual, que me mortifican grandemente. El primero es que la mayoría de los servicios financieros (por no decir todos) son para ampliar la base de clientes de instituciones privadas con ánimo de lucro. No digo que no haya ciertas ventajas para incluir a todos en el sistema financiero. Pero, ¿a qué costo?

Y ahí me surge la segunda mortificación: ¡el tarifario de esas entidades privadas son novelas de horror! Si me depositas dinero, te cobro. Si retiras dinero, te cobro. Si bajas tu balance, te cobro. Si no mueves tu cuenta, te cobro. Si la mueves, te cobro. Si quieres una referencia, te cobro. Si no la quieres, te cobro como quiera. Tarjeta de crédito, al módico 60%. Carta al Consulado, te cobro. Por “mantener tu cuenta” (que nadie sabe qué significa), te cobro. Consultas de balance, te cobro. Estado de cuenta por fax o retenido, te cobro. Carta de saldo, te cobro... etc... ¿A cuánta gente “de las de abajo” se le han desaparecido sus escasos ahorros a base de cargos bancarios?

Entonces... ¿Estamos hablando de inclusión o reclusión financiera? ¿Se trata de capturar a todo el mundo para cobrarle una vez estén recluidos y “dentro del sistema”? Si se analizan los ingresos por otros cargos y servicios de las instituciones del sistema financiero, se descubre que esto es una mina. Excepto que los ingresos de las instituciones son los costos de los incluidos.

Todo el esquema de cargos bancarios, algunos de ellos justificados porque transfieres costos reales (pero otros son productos de una imaginación desbocada) merece una revisión y atención urgente.

Y esto para no tener que preguntar: ¿Inclusión o reclusión?

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