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Juan Bosch y el PLD del 2020

La gran tarea de los gobiernos es escuchar a los ciudadanos, poniendo al servicio de la sociedad una administración de calidad, profesional y honorable que realice sus operaciones y actuaciones con transparencia. Pensar menos en el poder y más en el compromiso con la sociedad.

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Juan Bosch y el PLD del 2020

Juan Bosch, antes de ser presidente, nos dice desde Venezuela: “Debido a que no hemos sabido remover el pasado, cada generación latinoamericana ha tenido que luchar contra más de una tiranía. Para que ese Estado de guerra perpetua entre pueblos y tiranos termine, hay que superar la etapa primitiva de los conceptos. Todavía se leen artículos... que hablan de ‘hombres puros’ y de ‘hombres impuros’; que dividen la humanidad en los ‘buenos’ y los ‘puros’ contra los ‘malos’ o ‘impuros’; por apóstoles del bien contra legiones del mal, por regimientos de ángeles contra batallones de demonios.”

Continúa señalándonos: “Cuando actúan en función política los hombres no son buenos ni son malos; son los resultados de las fuerzas que los han creado y los mantienen y con cierta frecuencia son juguetes de esas fuerzas o son sus beneficiarios...” así lo recoge en su libro “Trujillo: Causas de una tiranía sin ejemplo” (1959), producto de una memorable conferencia realizada antes del ajusticiamiento de Trujillo.

Bosch nos advertía que las dictaduras eran un fenómeno del propio cuerpo social, que respondían a “viejas deformaciones del alma nacional”. Por lo cual eliminada la dictadura no se eliminaban sus raíces. De ahí se derivaba su crítica a los enfoques de los líderes y partidos tradicionales, desconocedores de las causas del mal y que “cegados por el poder”, solo podrían reproducir el mal que intentaban combatir. Como afirma en su libro de 1964, luego del fatídico golpe de estado que terminó con su gobierno el 25 de septiembre del 1963, “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana” “es difícil acabar con el pasado, porque el pasado está vivo en el presente si hay un solo actor del hecho actual que responde a los sentimientos e ideas de atrás”.

En su discurso de toma de posesión como Presidente el 27 de febrero del 1963 en la explanada frente al Congreso Nacional, había afirmado: “Los dominicanos comenzamos hoy a ser actores de nuestro drama y América estará, sobre el Continente, como espectadora anhelante. Trabajaremos por nuestro pueblo y por América. Trabajaremos con tesón y con humildad. Este día de Juan Pablo Duarte, de Francisco del Rosario Sánchez, de Ramón Matías Mella, a cuya memoria ofrendamos este acto, es también, por azar del destino, miércoles de ceniza; y el miércoles de ceniza, al tiempo que se le hace una cruz en la frente, los fieles oyen las palabras eternas: Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvo te convertirás... Todos seremos polvo algún día, y de nosotros quedará el recuerdo solo si le damos a este y a América lo que el pueblo dominicano y la América esperan de nosotros.”

Es un momento oportuno camino a las elecciones del 2020, recordarle estas palabras de su fundador al PLD y en segundo orden a todo el sistema de partidos dominicanos, ahora que la corrupción, además de transferir costos ocultos a la economía y la vida institucional, junto a la impunidad, distancia a los ciudadanos del Estado y empobrece el ejercicio de la política, enriqueciendo a unos pocos en perjuicio de la mayoría.

La gran tarea de los gobiernos es escuchar a los ciudadanos, poniendo al servicio de la sociedad una administración de calidad, profesional y honorable que realice sus operaciones y actuaciones con transparencia. Pensar menos en el poder y más en el compromiso con la sociedad.

El grupo gobernante está en el 2020 frente a la oportunidad de afirmar o negar a Bosch para siempre. No hay ninguna razón o amenaza que justifique ignorar las enseñanzas del Profesor. Ahora el peligro viene de los mismos que gobiernan, de su incapacidad para ponerse límites y operar como Clase Gobernante, que pone al país por encima del gobierno; a la República y la democracia primero.

Bosch en el 1963 decidió perder el gobierno si no podía preservar la democracia. Sus herederos directos del presente, parecen estar dispuestos a trastornar la institucionalidad democrática, a fin de mantener el poder. De su decisión depende evitar una nueva crisis de nuestra democracia y poner un ejemplo de servicio a su causa.

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