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Corrupción
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La rehabilitación de Danilo Medina

Rehabilitar a Danilo Medina es como validar que sus dos gobiernos le hacen merecedor de su retorno al poder. El examen de sus ejecutorias más bien recomienda darle otro destino.

Es manifiesto que desde palacio se trabaja laboriosamente para la rehabilitación de Danilo Medina. La simulación política ha encontrado una nueva excusa para expresarse. Unos, luego de 9 años de vigencia de la Constitución, descubren la necesidad de unificar las elecciones. Otros se percatan ahora del alto costo de la celebración de varios procesos electorales. Hasta la Junta Central Electoral, con total “inocencia”, presenta un presupuesto de espanto para el 2020. Algunos llegan al colmo de reclamar la rehabilitación de Danilo Medina como un acto de desagravio por habérsele impedido modificar la Constitución y montar su proyecto reeleccionista.

Cada vez que oigo o leo sobre rehabilitar a Danilo Medina me pregunto ¿Pero rehabilitarlo por qué? ¿Acaso él no tuvo la oportunidad que muy pocos alcanzan de ser electo y reelecto (irregularidades aparte) como presidente de la República? ¿Es que dos gobiernos, esto es, ocho años, no son suficientes para haber hecho una obra de gobierno significativa y dejar un legado?

Rehabilitar a Danilo Medina es como validar que sus dos gobiernos le hacen merecedor de su retorno al poder. El examen de sus ejecutorias más bien recomienda darle otro destino.

Danilo Medina pasará a la historia como el presidente que produjo el más irresponsable incremento de la deuda pública, mayor que la del dictador Ulises Hereaux (Lilís), a finales del siglo XIX. Hoy la deuda está por encima de los 42 mil millones de dólares lo que representa un 53 % del PIB. En los últimos siete años, solo en servicio de la deuda, el país ha pagado US$14,343 millones. El pago de los intereses de la deuda ya representa el 24% de los ingresos tributarios.

En los gobiernos de Danilo Medina se han profundizado los ya altos niveles de corrupción de las administraciones de Leonel Fernández. Pero además, por investigaciones hechas por las justicias norteamericana, brasileña y suiza, se destapó el expediente de Odebrecht, el mayor caso de corrupción registrado en el país y que involucra directamente al gobierno de Danilo Medina en el cobro de sobornos, sobrevaluación de obras y financiamiento ilícito de sus campañas electorales. El procurador general de la República, puesto ahí por Danilo Medina, se ha encargado de garantizarle impunidad a la cúpula peledeísta gobernante.

Desde el presupuesto de 2013, se destina, como dispone la ley, un 4% del PIB para la educación preuniversitaria. Esto representa, incluyendo el presupuesto de este año, la suma de RD$936,428 millones, es decir, casi un billón de pesos. Para tener una idea del gran fiasco que ha supuesto toda esta inversión pública en la llamada “revolución educativa”, solo hay que examinar los resultados de la evaluación que en mayo de 2018 hizo el propio Ministerio de Educación a 159 mil estudiantes de sexto grado. En ella, alcanzaron el nivel satisfactorio que se busca en la enseñanza, en matemáticas, solo el 4.10%; en Ciencias Naturales, solo el 15.63%; en Ciencias sociales, solo el 17.97%; en Lengua Española, solo el 27.37%. Estos datos vienen a confirmar evaluaciones internacionales como la rendida por la prueba PISA hecha por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que ubicó al país en el último lugar en Ciencias y en Matemáticas. En lectura en el cuarto lugar de los ocho peores lugares. En realidad la cuantiosa suma que se destina a la educación representa una nueva cartera para la corrupción en la compra de solares, construcción de escuelas, suplidores de alimentos, material gastable, abultamiento de la nóminas, entre otras. No es casual que después del 4%, del Ministerio de Educación, de tres titulares que ha tenido, hasta ahora, hay dos que corren como precandidatos a la presidencia en el partido oficial.

Si el espacio de esta columna lo permitiera, demostraríamos de igual modo, el daño hecho por los gobiernos de Danilo Medina a la institucionalidad democrática del país, con el secuestro de la Justicia, del Congreso y las altas cortes; su fracaso rotundo frente a la violencia y la criminalidad que azota a la ciudadanía; su incapacidad para poner control en la frontera y parar el desorden migratorio; su incompetencia en mejorar sustancialmente la salud pública; entre otros.

Ahora bien, en términos políticos e institucionales, la rehabilitación de Danilo Medina tendrá consecuencias inmediatas muy negativas para el país. Una vez más, se estaría modificando la Constitución para satisfacer las apetencias de poder de un gobernante.

La rehabilitación de Danilo Medina, en cuanto posibilitaría su retorno en el 2024, le mantendría como jefe político de su facción y del peledé. En lo inmediato esto fortalecería que, en el año que le queda de gobierno, Danilo se emplee para utilizar los recursos del Estado y su influencia para tutelar el resultado de las primarias de su partido, y luego, el de las elecciones generales, a fin de hacer ganar al candidato que le dé mayor garantía para su retorno en el 2024. El gobernante que surgiera en esas condiciones será un presidente títere de Danilo Medina. La dictadura trujillista aportó varios especímenes de este tipo.

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Guillermo Moreno es abogado y político. Presidente de Alianza País.