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Las edades de la migración haitiana

...el esquema de edades es un marco interpretativo útil para esclarecer un sinnúmero de percepciones en torno a la migración haitiana, el cual puede servir de guía a las autoridades Dominicanas en el seguimiento y elaboración de políticas migratorias...

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Las edades de la migración haitiana

La migración haitiana en República Dominicana es un fenómeno de gran amplitud que interviene en prácticamente todas las áreas del quehacer nacional de este país. Con una arraigada influencia en la agroindustria, turismo y construcción, pero también ejerciendo una notable presencia en sectores como salud y educación, la migración haitiana es un hecho social total que se presenta, para un gran porcentaje de la población dominicana, como una problemática de carácter cotidiano.

Ahora dada las diferencias surgidas a raíz del fallo 168-13 del Tribunal Constitucional Dominicano decidiendo en materia de nacionalidad, precisa un cuestionamiento sobre la evolución y trayectoria de la cuestión, y de aquellos actores y factores estructurales que han coincidido en otorgarle a la migración haitiana su fisonomía particular.

Para este propósito, basándonos en la dirección propuesta por el sociólogo Abdelmalek Sayad, avanzamos un esquema de edades que nos permitirá captar la medida en que factores geográficos, económicos y sociopolíticos en ambos países han impactado y continúan incidiendo de manera decisiva las mutaciones en el seno de la migración haitiana en RD.

En ese sentido, la primera edad de la migración haitiana se cristaliza en 1952 a raíz de la firma del primer tratado para la importación de braceros para el corte de la caña entre el dictador Trujillo y el entonces presidente haitiano Magloire.

Esta primera edad significó el establecimiento de un flujo continuo de haitianos hacia el corte de la caña y la creación de canales estatales para regular dicha migración, mientras se evidenciaba el vínculo entre la demanda de fuerza de trabajo en los ingenios azucareros en territorio dominicano y la pauperización del campesinado haitiano.

La caída de Duvalier en 1986, que ocasionó una aguda crisis política cuya resonancia se mantiene en el presente, y la baja de los precios del azúcar a nivel internacional y facilitaron el paso hacia la segunda edad de la migración haitiana.

Esta segunda edad conllevó la desaparición de mecanismos reguladores para la importación de braseros en el corte de la caña, así como el comienzo de la diversificación de la mano de obra haitiana en RD, más específicamente una mayor visibilidad urbana y el paso de la arraigada presencia haitiana en los ingenios azucareros hacia otros rubros agrícolas no azucareros como el café y el arroz principalmente.

A raíz del primer golpe de estado a Aristide en 1991, se matizaban significativas diferencias de la población migrante haitiana donde resaltaba una mayor presencia femenina así como una mayor procedencia urbana y diversificación de las áreas de origen de los haitianos.

Dicha situación acentúo la correlación entre las mutaciones socioeconómicas de un lado y otro de la isla con los cambios propios a la migración haitiana en el país, corriente que se evidenció después del terremoto del 2010, cuando se incrementa de manera exponencial la proporción de migrantes haitianos en territorio dominicano.

Estos cambios, sumados al boom en el sector construcción y el continuo auge del turismo, favorecieron el paso de la segunda a la tercera edad de la migración haitiana.

La entrada de la tercera edad agudizó el debate sobre el trato a los migrantes y el derecho o no a la nacionalidad dominicana de estos y sus descendientes. Esta última discusión ha estado acompañada por la puesta en vigencia de una ley de migración que finalizó 60 años de inercia jurídica en materia migratoria.

Observando el incremento de asociaciones haitianas dedicadas a defender los derechos de los inmigrantes haitianos, así como la variedad de actividades que protagonizan dichas asociaciones, brotan una serie de interrogantes sobre si estamos frente al surgimiento de una comunidad transnacional haitiana cada vez más organizada y proactiva a la hora de establecer contactos y canales de cooperación con sus connacionales dispersos en otras latitudes.

Por lo tanto, la agravación de la parálisis política en Haití junto con las variables implicadas en la regularización y la socialización de los migrantes y sus descendientes, fundamentarán el paso de la tercera a la cuarta edad de la migración haitiana, la cual implicará una reconfiguración de los parámetros de identidad y auto-denominación de los migrantes en el sentido más amplio.

Para concluir, el esquema de edades es un marco interpretativo útil para esclarecer un sinnúmero de percepciones en torno a la migración haitiana, el cual puede servir de guía a las autoridades dominicanas en el seguimiento y elaboración de políticas migratorias que no pierdan de vista que se trata de un fenómeno complejo, pero sobre todo humano.

roberto.mallen@gmail.com

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