Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Cambios
Cambios

Liderazgo actual en República Dominicana

Esa falta de congruencia entre la palabra y los hechos ha profundizado la falta de credibilidad y confianza en muchos de nuestros líderes sociales, profesionales, políticos y empresariales.

Expandir imagen
 Liderazgo actual en República Dominicana

Son los relatos de nuestra historia personal las que expresamos como relato social. Son las historias que los líderes cuentan, el mensaje que encarnan, el compromiso que asumen y las formas en que afectan a otros lo que resulta ser reprobable o digno de alabanza. Los líderes consiguen su eficacia y credibilidad por la congruencia entre las historias que relatan y la vida que tienen.

Si un líder militar exige a sus tropas que sean valientes, es importante que él personalmente se comporte valerosamente. Esto va más allá de la dimensión moral, pero a su vez nos da la pauta para hablar de la dimensión moral del liderazgo. Esta congruencia es lo que da poder real al liderazgo. Un poder que no tiene que ver con el presupuesto que maneje, sino con la confianza que inspire para conformar el futuro. Porque en esencia, el liderazgo tiene que ver con la creación de nuevas realidades.

“Todos estamos intentando comprender en forma intuitiva estos tiempos singulares en los que hay motivos para la desesperación como para la esperanza. Aunque nuestros líderes políticos e institucionales están perdiendo el respeto y la credibilidad y las crisis sociales se agravan por sus incongruencias.” Afirma Peter Senge del MIT.

Es decir, lo que hacen contradice lo que dicen. Esa falta de congruencia entre la palabra y los hechos ha profundizado la falta de credibilidad y confianza en muchos de nuestros líderes sociales, profesionales, políticos y empresariales:

Hablamos de transparencia, pero operamos con opacidad.

Hablamos de legalidad, pero no rendimos cuentas.

Hablamos de democracia, pero no somos demócratas.

Hablamos de concertación, pero imponemos nuestro punto de vista.

Hablamos de cambios trascendentales para todo el país, pero ese cambio sólo puedo encarnarlo yo.

Hablamos de pasar la antorcha, pero mejor nos quemamos las manos con ella.

Hablamos de diálogo, pero empezamos con huelgas.

Hablamos y prometemos en campaña, pero callamos y olvidamos en el gobierno.

Eso tiene cansada a la gente que hoy clama por un cambio radical de nuestra forma de hacer la política y ejercer la función pública. Por eso hay descreimiento y una búsqueda insaciable de auténtico liderazgo. Un liderazgo basado en el ser, no en el tener. En el servicio, no en servirse.

Afortunadamente hay un liderazgo colectivo de carácter ciudadano clamando por cambios. Muchos vemos implementarse estos cambios a través de un pacto social y político que rescate la ética, la transparencia, la rendición de cuentas en la vida pública y privada de la nación. Esto va más allá de un cambio de personas y de partido en las próximas elecciones. Esto pasa por el auténtico fortalecimiento de nuestras instituciones para enfrentar la corrupción sistémica y eliminar el régimen de impunidad que nos ahoga y detener el caos que nos amenaza... Tiene que ver con una auténtica metanoia de la vida en sociedad. Tiene que ver con un liderazgo responsable que piense y actúe como clase gobernante.

Los hechos que vemos en nuestra sociedad van más allá de la corrupción y la impunidad: hay indudables signos de descomposición social, moral y política que comprometen la convivencia y el mismo Estado de Derecho. Algunos la han llamado la “mexicanización de la política”. No están lejos de la verdad, pero estamos a tiempo de rectificar el camino.

Como afirmé en uno de mis artículos: “Se suele situar la revolución francesa como el hito que marca el inicio de la era moderna. Su lema -libertad, igualdad, fraternidad-es el símbolo de la modernidad. A veces se ha dicho que esto se tradujo en libertad de mercado, igualdad de derechos que garantiza el Estado, y que la fraternidad fue la gran olvidada. Este descuido de la fraternidad es la causa más profunda del subdesarrollo... Estamos hablando de responsabilidad política, elemento fundamental para construir la fraternidad que pueda ayudarnos a superar la fragmentación de la sociedad en que vivimos.”

Nelson Espinal Baez. Associate MIT-Harvard Public Disputes Program. Universidad de Harvard.

TEMAS -