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¿Liderazgo para la obstrucción o para la solución?

Los dominicanos no nos merecemos que la trascendencia de los cambios y transformaciones que podríamos lograr se pierdan en un enfrentamiento estéril que solo parirá resultados parciales a los grupos enfrentados.

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 ¿Liderazgo para la obstrucción o para la solución?

Los momentos políticos en RD casi siempre tienen actores cargados de pasión y temores que tejen cada día con más complejidad, la urdimbre que nos atrapa. Tenemos un presidente, en Danilo Medina, que parece aceptar que es justo el reclamo de la ciudadanía ante la evidencia de corrupción, mientras los jueces que deben castigar o exonerar a los implicados, en una gran proporción deben su lealtad al ex presidente Leonel Fernández. Como en una tragicomedia griega, las fuerzas del destino enfrentan a los dos principales actores de nuestro mundo político. Ambos tienen en sus agendas las elecciones presidenciales del 2020. ¿Son conciliables estas aspiraciones mutuamente excluyentes? No. Solo el enfrentamiento o una concertación forzada es de esperarse.

La continuidad de nuestra periódica política de crisis, de vencedores y de derrotados al interior de un mismo grupo en el poder, está a la vista. La ciudadanía, sin embargo, espera algo mejor, los dominicanos aspiramos a un liderazgo responsable y comprometido con una visión y misión de clase gobernante. Este fue el caso que se le presentó al Partido Demócrata en los días finales de la batalla legal por la Presidencia de los Estados Unidos de América del año 2000. Justo cuando el vicepresidente y candidato Al Gore recibe su última derrota judicial por sentencia de la Suprema Corte de Justicia, se comunica con Warren Bennis – asesor en liderazgo de al menos cuatro presidentes de los EE. UU. – para compartir las últimas informaciones y escuchar sus recomendaciones, que fueron las siguientes: “El pueblo de los EE. UU. está agotado con esta situación. Si en lo adelante un Tribunal te concede la razón, ya tendría poco valor. Un triunfo judicial sería una derrota política... también perderías y quedaría la duda... hoy tu responsabilidad es terminar con este lamentable episodio de la historia de los EE. UU.”

Para poner un punto final a la amenaza de crisis política los principales actores involucrados deben dejar de lado sus intereses particulares. Sacar de sí la conducta de estadistas que requerimos en las actuales circunstancias para bien de la sociedad, las instituciones y la nación dominicana. Dejar de lado las simulaciones y juegos mediáticos para tomar aquellas medidas que beneficien al país. La capacidad de poner los intereses de la nación por encima de los intereses partidarios y personales es lo que distingue a los verdaderos hombres y mujeres de Estado en tiempos difíciles. El presidente Danilo Medina tiene dos caminos: aceptar abiertamente que ha sido derrotado por el sistema de corrupción e impunidad y con ello aceptar su complicidad. O producir el más alto consenso, las más contundentes reformas políticas e institucionales para transformar este pantano judicial en una auténtica oportunidad para un cambio real en la práctica y la cultura política institucional.

En artículos precedentes he indicado los cómo y dónde se hacen urgente dichas reformas. Hoy más que nunca el presidente está llamado a hacer “lo que nunca se ha hecho”.

Los dominicanos no nos merecemos que la trascendencia de los cambios y transformaciones que podríamos lograr se pierdan en un enfrentamiento estéril que solo parirá resultados parciales a los grupos enfrentados. Requerimos una adecuada y trascendente solución política para el bien de toda la nación. La verdadera solución va más allá de lo judicial, es institucional y republicana. Es hacer más Estado y menos concho primo “sin balas”, para crear las bases de un nuevo ciclo político de más participación democrática y control de la administración de los fondos públicos.

El expresidente Fernández, a su vez, podría asumir y actuar más de acuerdo con el destino de todos, que al servicio de los intereses de su parcela política. Elegir entre ser obstáculo o ser parte activa en la reconstrucción ética, institucional y ciudadana a que aspiramos. Hemos sido perdonados por la naturaleza que alejó al monstruo atmosférico de Irma de nuestro suelo. ¿Podríamos tener similar actitud de parte de los grupos de poder políticos enfrentados?

Nelson Espinal Baez. Associate MIT – Harvard Public Disputes Program. Universidad de Harvard.

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