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Los desvaríos del PRM

¿Qué sentido tiene que el perreeme haga causa común con la facción de Danilo Medina, que tiene el control del peledé y del Gobierno y es el responsable del progresivo deterioro institucional del país y del actual estado de cosas?

Una vez más el Partido Revolucionario Moderno se descalifica para liderar la oposición. Así lo pone de manifiesto el hecho de que una parte de sus diputados se haya alineado con la facción de Danilo Medina para garantizar la reelección de Radhamés Camacho en la presidencia de la Cámara de Diputados, en vez de presentar junto a los demás diputados de la oposición una plancha para presidir esa cámara y con una agenda legislativa propia.

Pero no vaya a creerse que se trata de una conducta política nueva del perreeme.

A raíz de que Danilo Medina se viera obligado a desistir de su propósito de modificar la Constitución para posibilitar una segunda reelección, una de las primeras voces que se levantaron en el país, propugnando por la rehabilitación de Danilo Medina, fue la de Hipólito Mejía, uno de los jefes políticos del perreeme. Es sabido que la rehabilitación de Danilo Medina conlleva que éste se mantenga como jefe político del peledé y desde esa condición continúe tutelando los poderes públicos, que ha puesto en manos de leales políticos hasta su eventual retorno en el 2024.

¿Qué sentido tiene que el perreeme haga causa común con la facción de Danilo Medina, que tiene el control del peledé y del Gobierno y es el responsable del progresivo deterioro institucional del país y del actual estado de cosas?

De igual forma, el comportamiento del perreeme en el Consejo Nacional de la Magistratura en la elección de la nueva Suprema Corte de Justicia, no estuvo ni por asomo a la altura de un partido que se proclama como el principal de la oposición. Como se recuerda, en la reunión del consejo, el Procurador General de la República, en violación de la Ley, articuló un conjunto de falsas acusaciones contra la Magistrada Miriam Germán, con el evidente propósito de descalificarla y sacarla de la Suprema Corte de Justicia, como reprimenda por su trayectoria de jueza honesta y no sometida a los intereses del poder. La representación del perreeme en el Consejo, con su actitud pusilánime, terminó legitimando no solo el abuso de poder cometido contra Miriam Germán, sino el atropello cometido contra la independencia de la Justicia. Pero hay más. Luego vino la selección de los integrantes de la Suprema y elección de su presidente. El perreeme fue incapaz de “pararse en dos patas” y denunciar ante el país que otra vez se estaba llevando a la presidencia de la Suprema a un activista político. La Justicia siguió secuestrada. De la suprema de Leonel, encabezada por Mariano Germán, pasamos a la suprema de Danilo, encabezada por Luis Henry Molina. Y lo que es peor, el perreeme participó en la asignación de cuotas de jueces en la composición de la nueva suprema. ¿Es esa la Justicia independiente a que aspiramos?

De igual modo, el perreeme por más de dos años, junto a otros partidos, formó parte de la Mesa de Oposición que se articuló para desarrollar propuestas y acciones para garantizar una nueva legalidad electoral que evitara la repetición del fraude e irregularidades de las elecciones de 2016. A propósito de la discusión en el Congreso del proyecto de ley de partidos, una mayoría de los partidos de la Mesa de Oposición consensuó unas 15 modificaciones a dicho proyecto. Incluso una delegación de la mesa de la oposición le sometió la propuesta a la comisión bicameral y la difundió en formato de libro, suscrito por el conjunto de partidos incluyendo el perreeme. Resulta que un tiempo después, el perreeme desconoció los acuerdos firmados y se alió a la facción de Danilo Medina y propició la aprobación de ese adefesio que resultó la Ley 15-18 sobre partidos políticos, que busca consagrar el bipartidismo y obstaculiza el surgimiento y desarrollo de propuestas alternativas. El texto aprobado, en menos de un año de vigencia lleva cuatro sentencias del Tribunal Constitucional, revocándolo en parte y actualmente hay pendiente ocho recursos de inconstitucionalidad. ¿Cómo confiar en un partido que no es capaz de cumplir con los acuerdos? ¿Qué garantías hay de que este partido cumplirá cualquier compromiso programático si eventualmente llegara al Gobierno?

Son estos desvaríos del perreeme, sus componendas con las facciones del peledé, su incoherencia entre lo que dice y lo que hace, su no respeto de los acuerdos, lo que poco a poco ha minado la confianza para la conformación de una sólida unidad opositora con la determinación de sacar al peledé del poder y sobre todo de desmontar su modelo político de corrupción, impunidad, clientelismo y secuestro de los poderes públicos. Si el perreeme rectificara autocríticamente esta conducta, otro pudiera ser el papel que pasaría a jugar en la oposición política en el país.

Es claro pues que en el escenario político está pendiente la articulación de una oposición alternativa, verdaderamente comprometida en palabras y acción en sacar al peledé del poder. Más aun, que asuma la responsabilidad de hacer el cambio democrático, esto es, las reformas y transformaciones que aseguren la participación y control ciudadanos, el imperio de la ley, la transparencia, la justicia social y nuestra soberanía e independencia.

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Guillermo Moreno es abogado y político. Presidente de Alianza País.