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Otro 9 de diciembre

La razón por la cual la RD, desde el 1966 a la fecha, luego de 14 gobiernos, no puede mostrar progresos significativos ni en políticas de transparencia, de prevención y de sanción del robo público, es por el estrecho vínculo tejido entre corrupción, impunidad, sistema político y las alianzas con elites económicas.

El día y mes que titula este articulo es el designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Día Internacional contra la Corrupción. La fecha nos encuentra empantanados en los mismos viejos expedientes impunes y en los que cada semana se hacen de público conocimiento ante la inacción del ministerio público. Propicia es la ocasión para refrescar algunas ideas sobre el tema.

1.- En lo social, el problema central de la RD es la profunda desigualdad material y de oportunidades que hunde en la pobreza y en la marginalidad a más de un 40% de la población. Ahora bien, la corrupción generalizada que domina al Estado Dominicano es el principal obstáculo para la ejecución de políticas públicas que garanticen a la ciudadanía el disfrute de sus derechos económicos y sociales fundamentales.

2.- La corrupción socava la democracia y los valores de una sociedad; obstruye toda posibilidad de avanzar hacia el desarrollo; impide construir una sociedad justa.

3.- Dejar impune la corrupción nos daña como sociedad. Por el contrario, investigarla, perseguirla, sancionarla y recuperar lo robado, nos fortalece como sociedad, restablece la confianza y la seguridad ciudadana en las instituciones y en nuestro futuro como nación.

4.- No es posible avanzar hacia la democracia, el desarrollo y la justicia social, sin enfrentar y derrotar la corrupción y el régimen de impunidad que actualmente predomina en el país.

5.- La experiencia demuestra que de poco sirven los programas políticos, aún los técnicamente bien elaborados y con innovadoras propuestas, si a quienes lo van a ejecutar desde una representación o función pública, los mueve el interés de hacer negocios para provecho personal y el de enriquecerse ilícitamente a costa del patrimonio publico.

6.- La corrupción para instalarse como sistema en una sociedad tiene que crear una cadena de complicidades entre partidos, políticos, ministros, legisladores, jueces, ministerio público, policías, militares. Pero también de un sector del empresariado, de comerciantes y de banqueros con los que comparten beneficios.

7.- Para hacer colapsar a una nación solo hay que ponerla en manos de políticos corruptos. Ellos buscarán legisladores que trafiquen con la representación popular y pongan en venta la Constitución y las leyes. Ellos se encargarán de nombrar jueces que conviertan la justicia en un mercado y “legalicen” por sentencia la impunidad. Ellos llenarán el ministerio público de miembros que investigarán y perseguirán selectivamente la violación de la ley. Ellos designarán ministros que harán del presupuesto un plan de negocios para beneficio propio. En fin, cuando el sistema político es dominado por políticos corruptos, se minan las bases que sostienen al Estado y a la sociedad misma.

8.- La impunidad es la principal aliada del corrupto. Lo que más estimula al ladrón de fondos públicos es la certeza de que no recibirá castigo y, sobre todo, que disfrutará de los bienes de origen ilícito acumulados.

9.- La corrupción y la impunidad, además del daño material, causan un profundo daño moral al cuerpo social al pervertir los valores, borrar las fronteras entre lo prohibido y lo permitido, convertir la justicia y los poderes públicos en caricaturas y estimular la violación generalizada de la Ley.

10.- La razón por la cual la RD, desde el 1966 a la fecha, luego de 14 gobiernos, no puede mostrar progresos significativos ni en políticas de transparencia, de prevención y de sanción del robo público, es por el estrecho vínculo tejido entre corrupción, impunidad, sistema político y las alianzas con elites económicas. Los equipos de gobierno que pasan a dirigir el Estado, en su mayoría son el producto de prácticas y componendas corruptas que se desarrollan antes y durante el proceso electoral. Solo hay que preguntarse ¿de dónde obtienen recursos estos partidos y candidatos tradicionales para financiar, primero, los costosos procesos internos para obtener la nominación de su partido y, luego, para desarrollar sus millonarias campañas? Muy pocos pueden justificar el origen lícito de los fondos que utilizan en sus campañas. Luego de “ganar” las elecciones descubriremos entre los beneficiarios de los negocios del Estado y de las obras públicas a los proveedores de su campaña.

11.- En la RD, las prácticas corruptas, salvo contadas excepciones, son comunes a todos los poderes, organismos, instituciones y funciones en el Estado Dominicano. De entre todos, el Poder Ejecutivo es el de más alto nivel de corrupción, lo que se explica porque directa o indirectamente controla más del 80 % del presupuesto nacional. Como es conocido, los gobiernos corruptos tienden a centrar su gestión en la construcción de obras públicas porque éstas son las que permiten los mayores márgenes de apropiación de recursos. También hay abundante corrupción alrededor de las compras de bienes y servicios que hace el Estado en pago de comisiones, sobrevaluaciones, utilizando como testaferros a familiares, empresarios cómplices, entre muchas otras modalidades.

12.- Hoy día, los Estados no se clasifican entre corruptos y no corruptos, sino entre los que castigan la corrupción y los que no lo hacen. La RD está a la cabeza de estos últimos.

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