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¿Podrá el Estado vencer esta vez?

«Estas campañas tenían como único objetivo minar el amplio apoyo popular con que cuenta nuestra gestión y evitar cualquier competencia para el proyecto político que intentaba de imponer un sector minoritario del PLD. [...] Ante esta situación, y siempre con el objetivo de apaciguar el escenario político y permitir el normal funcionamiento institucional y partidario, solicité a tres miembros destacados del PLD y del gobierno [...] que reiteraran públicamente mi decisión de no presentarme para las elecciones del año 2020. [...]Aún con todos esos anuncios y acciones, la agresividad verbal, lejos de aminorar, se incrementó de una manera despiadada, irrespetuosa y desconsiderada». Presidente Medina, julio 22, 2019

La sabiduría popular tiene formas muy peculiares de expresar grandes verdades a través de refranes aprehendidos en el curso de la vida cotidiana. “Si del cielo te caen limones, haz una limonada”, es uno de ellos; y que parece adecuarse muy bien al contenido del reciente discurso del presidente Medina, en el cual dejó entrever que no se repostularía para un tercer período de gobierno. Una decisión que surge, efectivamente, luego de los tantos ‘limones’ que le cayeron al proyecto reeleccionista, entre ellos, la fuerte resistencia interna del partido que el propio presidente califica como “sector minoritario”, la oposición política y la llamada disuasiva de Pompeo.

El gran mérito del Lic. Medina es haber reconocido, aunque fuera en el último instante, que las condiciones no estaban dadas para hacer pasar una reforma constitucional que solo era posible mediante el soborno, y que la economía ya se había resentido lo suficiente con el solo intento de imponer esa reforma. El presidente parece distanciarse de sí mismo, sin embargo, cuando en su discurso planteó que “hay normas y principios que trascienden la labor de un hombre o de un gobierno, y es nuestra responsabilidad preservarlos”, pues en el 2015 modificó la Constitución para agenciarse un segundo período de gobierno. Fue esa experiencia la que estuvo gravitando en la atmósfera política como una amenaza tangible y repetible. Así como la sombra persigue a su dueño, el fantasma de la reforma del 2015 ha perseguido, desde entonces, al presidente en todos sus actos.

En su discurso, el presidente Medina dejó claro – algo que ha sido confirmado por actividades posteriores – que en lugar de asumir una posición equidistante en el proceso interno de su partido – como haría un estadista – se convertirá en un factor activo de beligerancia y fuente, consecuentemente, de mayores tensiones en el partido de gobierno. Dos afirmaciones apuntan en esta dirección: la primera, que el grupo que le adversa es “minoritario”, en un tono claramente despectivo; y la segunda, que espera “Una campaña que inyecte sangre nueva a nuestra vida política”. De estas dos afirmaciones lo que se espera es que el gobierno tendrá un candidato que buscará imponer en las primarias internas. Un candidato que podrá apoyarse en los recursos públicos.

Como en esas ironías de la historia, el “sector minoritario” de hoy fue el “sector mayoritario” en el 2007, por lo que ambos sectores conocen muy bien que es mejor clasificarlos en “sector presupuestario” y “sector no presupuestario”; es decir que, nuevamente, como en el 2015, el Estado está en condiciones de vencer. Pero las enseñanzas de la historia son dinámicas. Por ejemplo, para el 2011, después de dos períodos consecutivos de gobierno, el entonces “sector mayoritario” no pudo articular una candidatura ganadora contra el entonces aspirante y hoy presidente de la República. Por lo tanto, no se puede afirmar con certeza que el “sector mayoritario” de hoy pueda imponer un candidato; especialmente, por las tantas “sangres viejas” que conforman el grupo de los potenciales competidores.

Pero las cosas no terminan ahí. Se sigue insistiendo en una reforma constitucional que bajo los alegatos de que beneficiaría a la oposición porque uniría las elecciones municipales con las congresuales y presidenciales, se estaría habilitando al Lic. Medina para que pueda aspirar nuevamente a la presidencia. A una especulación se le está dando categoría de un hecho: que la oposición tiene perdida las elecciones municipales; sin embargo, se sabe que en los municipios las condiciones de un candidato pueden cambiar la correlación de fuerzas. Entonces, el problema es buscar buenos candidatos.

El propio presidente dijo en su discurso que en “la reforma constitucional del año 2015 reincorporó la modalidad que contaba con el más amplio respaldo en la sociedad dominicana, es decir, que un presidente pudiese optar por dos mandatos consecutivos”. Le faltó “Y nunca más”, que es ahora el móvil fundamental para persistir con la reforma constitucional. Es contradictorio querer “sangre nueva” y a la vez abrir las puertas para que alguien que ya ha sido presidente dos veces pueda aspirar en el futuro. El problema sigue teniendo la misma naturaleza... no se puede crear una regla constitucional para resolver un problema personal. Por lo que el costo de unificar las elecciones es demasiado elevado en términos de los costos institucionales que hay pagar por la habilitación.

La habilitación del presidente le crea al partido gobernante mayores problemas. Uno de ellos es que, si el candidato ganador de las primarias internas es del “sector minoritario”, podría ser en el mejor interés del “sector mayoritario” dificultar una victoria electoral de su partido para poder competir en igualdad de condiciones en el proceso interno del 2024. De hecho, dadas las contradicciones internas, la cuestión no es si el partido de gobierno irá dividido al proceso electoral de mayo próximo... la cuestión es si podrá, bajo esas condiciones, retener el poder.

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