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Xenofobia
Xenofobia

Racismo, discriminación y xenofobia

En República Dominicana el racismo, la discriminación y la xenofobia adquieren una connotación particular. Existe, inútil negarlo. Es muy difícil hablar de raza en República Dominicana, pues se trata de un país de negros y mulatos con una minoría blanca. Sin embargo, por hablar castellano como lengua materna, se siente español y, por una serie de acontecimientos del pasado, discrimina al país vecino.

Sólo si recurrimos al absurdo podemos definir al racismo, porque una explicación lógica de ese fenómeno social y político que, a pesar de la ya demostrada igualdad de razas, sigue prosperando con éxito en el mundo a tal punto que la ONU ha debido organizar hoy día una conferencia mundial sobre el racismo, el antisemitismo, la xenofobia y la discriminación.

En el siglo XIX fue cuando se elaboró, en Europa, una estructura teórica sobre el racismo. Se quiso demostrar que había pueblos que, por su ubicación geográfica, eran inferiores. Se hizo toda una teoría biológica sobre los judíos que, como toda teoría racista, carecía de fundamento y, sin embargo, luego fue puesta en práctica en la Alemania nazista entre 1933 y 1945 dejando un saldo de 6 millones de muertos de origen judío en los campos de concentración del Tercer Reich.

El antisemitismo, el racismo, la xenofobia y la discriminación bajo ciertos criterios infundados ha sido practicado en la Alemania de Hitler, África del Sur y en Estados Unidos. Un absurdo si se considera que Alemania era el país de los grandes filósofos, escritores y científicos que dominaban el pensamiento occidental de principios del siglo XX. Pero, como exclamó Sigmund Freud cuando Austria fue anexada a Alemania: “La inteligencia tiene necesidad de barbarie”. Y esa sería la única explicación para entender cómo millones de alemanes se prestaron a esa barbarie, cómo científicos de alto nivel elaboraron teorías argumentando que los judíos tenían una deformación congénita que les impedía hablar correctamente el alemán, cuando una gran mayoría no hablaba otra lengua. Sólo aceptando la fórmula de Freud podemos admitir que esa inteligencia pudiera justificar que había realmente una raza perfecta, llamada aria, que sólo existía en la imaginación de Hitler y comparsa, así como en algunos supremacistas norteamericanos.

Los Aliados derrotaron al eje Alemania-Italia-Japón en 1945. Ganaron la guerra, pero el racismo sólo perdió una batalla. Menos de cuarenta años después de derrotar al Eje y a pesar de leyes internacionales contra el racismo, la discriminación y la xenofobia han vuelto a resurgir en el mundo. No hay un continente en donde no se produzcan casos flagrantes de racismo. En África del Sur ya no existe el apartheid, pero eso no quiere decir que haya desaparecido el racismo. En Cuba hay leyes severas contra la discriminación, pero la exclusión se practica de manera velada. En Europa se ha legislado contra la xenofobia, el antisemitismo y el racismo y, sin embargo, grupos de orientación neonazi han surgido haciendo caso omiso de las leyes y hasta presentándose en elecciones municipales, legislativas y presidenciales como si nadie recordara lo que hizo Hitler a mediados del pasado siglo.

En América, de Alaska a Tierra del Fuego, ni el racismo ni la discriminación ni la xenofobia se pueden justificar ni explicar. El Continente americano es un melting pot de los demás continentes. Sin embargo, como es de rigor en los pueblos mezclados, el racismo, por absurdo que sea, tiene un terreno fértil para desarrollarse. En particular cuando se observa que los propios aborígenes del Continente que Cristóbal Colón descubrió en 1492 son las principales víctimas del racismo y la discriminación. ¡Paradoja de la Historia!

En República Dominicana el racismo, la discriminación y la xenofobia adquieren una connotación particular. Existe, inútil negarlo. Es muy difícil hablar de raza en República Dominicana, pues se trata de un país de negros y mulatos con una minoría blanca. Sin embargo, por hablar castellano como lengua materna, se siente español y, por una serie de acontecimientos del pasado, discrimina al país vecino.

La historia de las ideas en República Dominicana da cuenta de un modelamiento sistemático de la mentalidad dominicana minimizando y hasta negado un nefasto acontecimiento como el llamado “corte” en ciertos pueblos fronterizos de la Línea Norte y suroeste en 1937. El número de muertos no tiene importancia; poco importa la razón que dio lugar a los hechos de ese horrible octubre de 1937. Lo que aterra es que, a posteriori, se elaborara una teoría que llega incluso a negar esos acontecimientos durante la dictadura de Trujillo.

En República Dominicana el racismo, como se entiende en Europa, no existe. No se trata de un problema de razas, sino de país. Tampoco se puede hablar de xenofobia, porque no se rechaza al extranjero.

Sin embargo, el racismo, la discriminación y la xenofobia, como en toda sociedad mezclada, existen en la República Dominicana. El racismo existe de manera velada, oculta. Se manifiesta como una manera de expresar la impotencia frente a la ascensión social y económica de cualquier negro o mulato dominicano. La discriminación es más bien social, ya que sólo se discrimina y excluye a los que no tienen los medios económicos para imponerse. Y la xenofobia, para un país que ha desarrollado el turismo como una industria, carece completamente de sentido.

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Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.