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Rigidez laboral, sesgo monetario e inmigración ilegal (6)*

Filósofo Vitriólico, usted me va a volver loco con sus cosas. Estoy confundido. Explíqueme por qué razón muchos empleadores prefieren contratar mano de obra ilegal.

Por la rigidez del mercado laboral, la existencia de políticas públicas erradas y por afán de lucro o, por lo menos, por el ansia de obtener una rentabilidad que de otra manera no se lograría.

Dígame entonces, qué habría que hacer para impedir esa práctica.

—Flexibilizar la ley laboral, atenuar el costo del despido y reorientar las políticas públicas.

¡Reaccionario, tutumpote, vende patria, traidor a los intereses de la clase trabajadora! No hombre, no. No puede ser que usted salga ahora con eso.

—No te dejes llevar por las apariencias.

Usted está del lado de los tutumpotes y oligarcas, ¿verdad que es eso?

— El costo del despido, es decir el pasivo laboral, ha quebrado a miles de empresas y está en proceso de quebrar a decenas de miles más. La rigidez del entramado jurídico laboral impulsa la informalidad y facilita que penetre la inmigración ilegal haitiana. Perjudica al trabajador dominicano y a la nacionalidad.

Y qué sugiere usted que se haga.

— Ajustar, en lo adelante, las prestaciones laborales a los intereses de la estructura productiva, respetando los derechos adquiridos, con objeto de generar más empleos formales con protección social e ingresos más altos y parar la hemorragia de inmigración masiva haitiana que encuentra refugio en la informalidad laboral.

Filósofo, no he escuchado a nadie presentar este tipo de argumentos. ¿Usted se los está inventando?

—No invento. Hay temas tabúes. Los sindicatos están perjudicando al trabajador dominicano cuando se niegan a aceptar la flexibilización de las leyes laborales y por esa vía atraen la llegada de más inmigrantes haitianos.

No cargue usted el dado a los sindicatos.

— Las autoridades se tapan las narices para no oler el tufo. El miedo asociado al clientelismo las inhibe de la toma de decisiones responsables.

Le falta una pata, profesor. No se quede ahí.

—Y los empleadores pagan salarios más bajos en el segmento formal y subcontratan servicios prestados por trabajadores informales e ilegales, mientras que otro segmento de empleadores opera en la informalidad e incumple las normas de protección social. Así la fiesta se celebra con ganancias, pero pierde el fisco, el trabajador formal y la nación dominicana.

Esto si es complicado, profesor Vitriólico. ¿Hay algo más que decir?

—La política de represión del tipo de cambio lleva a los empleadores formales a mitigar la pérdida de competitividad y rentabilidad con el pago de salarios más bajos en un mercado interno estrecho. Por eso, cuando voces del Banco Central sugieren que se aumente el salario, se muerden la cola porque son las políticas de ese organismo las que, en parte, inducen una paga laboral precaria.

Diablos, ya sí que me perdí. Tenga compasión de mí, profesor.

—En adición, se mantienen tasas de interés deliberadamente altas, con el objetivo de atraer la entrada de recursos financieros externos (o impedir que los locales salgan), a costa de frenar las inversiones productivas internas. No hay financiamiento competitivo para las exportaciones ni para la producción nacional. Lo rentable es importar, pues la represión cambiaria abarata las importaciones y deja un amplio margen de ganancias.

Filósofo, ¿acaso habremos entrado en el reino de la locura? Esa es la razón de que los acuerdos de libre comercio presentan grandes déficits, ¿no es verdad?

— Los fondos de pensiones se utilizan en gran medida para inutilizarlos en la bóveda negra y oscura del Banco Central, con lo cual se castra esa fuente vital de riqueza y se genera una deuda cuasi fiscal que crece como una bola de nieve y amenaza con provocar una avalancha destructiva.

Anda el sancocho. ¡Esto si es grandeeee!

—La esterilización de esos fondos contribuye a mantener la rigidez relativa del tipo de cambio, a costa de aumentar el déficit público.

Parece una película de terror, pero con anestesia.

—El resto del ahorro financiero, es decir aquel que la gente deposita en los bancos, se canaliza en mayor medida hacia el consumo de bienes, ferias de vehículos, uso de tarjetas de crédito y compra de bienes importados.

Ahora me doy cuenta, profesor, que somos una economía que fomenta la esterilidad productiva. Vivimos de la apariencia, relumbrón, consumo ostentoso, asentado sobre una base productiva precaria.

—Estas políticas provocan que cientos de miles de dominicanos emigren en busca de oportunidades y sean sustituidos por cientos de miles de haitianos ilegales. Las remesas que envían, producto de familias divididas y rotas, a su vez presionan el tipo de cambio y profundizan el círculo vicioso de la pobreza y emigración.

¡Ah! Entonces el PIB, el tipo de cambio y la inflación están asentados en una montaña de deuda y remesas, al tiempo que el país se diluye en jirones. Este país si es permisivo, carajooo. ¿No hay salvación?

—Si. Hay que modificar las políticas públicas, rendidas al Dios del clientelismo.

Parecería ser que el modelo económico interactúa en forma perversa con el político. ¡Sopla! Ahora es que ha aparecido tela para cortar.

—Hay que cambiar el modelo económico y el político. Ambos a dos. Esto solo sucederá cuando una clase dirigente responsable y consciente acceda al poder para resolver los problemas, en vez de dormirlos y profundizarlos.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.