Sí, Presidente, “no es solo el estado de la reparación de hospitales”

Diario Libre dedicó su editorial del día 24 a un tema prioritario tanto en los países desarrollados como en aquellos que están en vía de desarrollo como la República Dominicana: la condición de salud de la población y la infraestructura del sistema de salud responsable de la atención sanitaria, con motivo de la convocatoria hecha por el jefe del Estado, Danilo Medina, a los titulares de nuestro sistema de salud pública.

El editorial de DL señala que la convocatoria es oportuna pero que no debe limitarse a tratar solo “el estado o la situación de los hospitales en reparación o en construcción...”

Si yo fuera el asesor médico del Poder Ejecutivo, aconsejara al Presidente en el sentido que precise a los funcionarios del sector salud que un interés primario del Gobierno en materia de cobertura de salud consiste en que los servicios sanitarios que se prestan a la población sean progresivos, integrales, estandarizados y evaluados cada 60 días para determinar si la estructura y funcionamiento del sistema está cumpliendo con los niveles de calidad programados y en cuanto a la satisfacción de los usuarios.

Un sistema de salud poblacional lo mismo que un sistema de educación, no debe permanecer por tiempo indefinido en una “etapa de transición” porque se anquilosa y retrae y esto provoca caos, indisciplina, deficiencia, ineficacia, atenciones limitadas e incoordinación en la prestación de los servicios, triplicando así los costes. Por décadas el Estado ha permitido que el personal profesional de hospitales solo sea “reivindicativo” en mejores salarios y no “progresivo” en la eficacia, competencia y cumplimiento de los estándares de los servicios que ofrecen a los usuarios.

Médicos y enfermeras, además de sus gremios, por mucho tiempo han interiorizado la convicción de que nuestro sistema de salud “está en transición” y que por eso ellos “no son parte aún” de su progreso, es decir, de su funcionamiento ajustado a estándares de organización, eficacia, coste y calidad establecidos mundialmente. Debido a ello, miles de médicos contratados por los hospitales desconocen qué servicios y con qué recursos cuenta su hospital para prestar los servicios solicitados por la población enferma que acude al hospital. Incluso, cientos de médicos ni siquiera averiguan cómo y dónde o qué otro hospital del sistema está en capacidad de prestar el servicio solicitado por un enfermo en caso de que su propio hospital no cuente con la infraestructura técnica ni profesional calificado para ofrecerlo.

Nuestro sistema de salud tiene enrolados cientos de promotores de salud, los cuales deben descubrir en cada campo y barrio citadino, las dolencias agudas y crónicas que padezca la gente, pero ese organismo es ineficaz y prueba de esa ineficacia se manifiesta cuando decenas de personas acuden, frecuentemente, a los medios de comunicación a pedirle al Presidente de la República, al Despacho de la Primera Dama y a la Vicepresidenta de la República que les ayuden para costearse una cirugía, cuando lo correcto es que el promotor de salud descubra el caso y de inmediato averigüe cuál de nuestros hospitales cuenta con la tecnología adecuada y el equipo quirúrgico competente para realizar dicha intervención que solucione el problema de salud del enfermo.

Si el enfermo en cuestión acude solo a un hospital, lo más probable es que un médico cualquiera le diga en el departamento de Consulta Externa: “Mire, aquí no hay ni siquiera jeringuilla ni aspirina, así que menos hay para hacerle la cirugía que usted requiere”. ¿Qué ocurre? Pues que es muy probable que dicho médico ignore qué nivel de servicios quirúrgicos ofrece su hospital, y es muy probable que carezca de la iniciativa de averiguar qué otro hospital del sistema público de salud cuenta con la infraestructura y el personal competente para llevar a cabo la clase de cirugía que demanda el enfermo.

Honorable Presidente, los cinco gobiernos del PLD han identificado y acometido con éxito una buena parte de los problemas de nuestra comunicación vial, han realizado excelentes iniciativas para el transporte colectivo de la gente, han sembrado el país de recintos universitarios, han provocado la desaparición de “buscones” en oficinas públicas y son irrebatibles sus logros en infraestructura escolar y en la implementación del Seguro Nacional de Salud subsidiado para los pobres. Sin embargo, han encontrado un escollo difícil de vencer el cual consiste en que no hemos logrado una organización básica del sistema de salud pública a pesar de la enorme inversión hecha en construcción, reparación y equipamiento de hospitales.

Dado que los servicios que prestan los hospitales carecen de una buena organización, sus fallas son la regla en vez de la excepción. Así, hasta los mismos médicos atribuyen la altísima tasa de mortalidad materna al sistema de salud en vez de atribuírsela a las personas responsables de atender eficazmente y con calidez a embarazadas y parturientas.

menpe 120@gmail.com

El autor fue jefe de Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital Regional Universitario José Ma. Cabral y Báez, de Santiago

Doctor Pedro Mendoza