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Sin ajuste de cuentas

Desde entonces Rodríguez del Prado ha sido para mí un personaje mítico semejante a los protagonistas de los poemas homéricos.

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Sin ajuste de cuentas

He leído con considerable retraso las Notas autobiográficas (recuerdos de la legión olvidada), de Cayetano Rodríguez del Prado (Editora Búho, 2008), galardonada además con el Premio Nacional de Historia 2008 y que ya va por su tercera edición. Conservo en mi memoria aquella fotografía de Rodríguez del Prado junto a Mao Tse-Tung que ilustraba la portada de ¡Ahora! en los inicios de la presidencia de Joaquín Balaguer cuyo gobierno había sido el resultado de la Pax americana que había torcido el rumbo de lo que esperaban los civiles y militares que derrocaron el gobierno de facto de Donald Reid Cabral.

Ese período de la historia dominicana que cubre de la muerte de Trujillo en 1961 a la victoria electoral de Antonio Guzmán en mayo de 1978 es un filón de invaluable valor para novelistas y autores de ficción que se han interesado por acontecimientos concernientes a la Era de Trujillo, Guerra civil de 1965, Ocupación militar norteamericana o de la eliminación física y política de la resistencia revolucionaria como, ha de suponerse, estaba en el programa de la Pax americana que aplicaría, entre 1966 y 1978, Joaquín Balaguer punto por punto. La prueba del éxito de ese plan fue, poco antes de su derrota electoral en mayo de 1978, la legalización del Partido Comunista Dominicano y la eliminación de la restricción de viajar a Cuba, Rusia y demás países socialistas como figuraba en la página seis del pasaporte dominicano.

La República Dominicana recuerda que esa primera fase del “gobierno de los doce años” (1966-78) de Balaguer, como lo exigía la Pax americana, debía aniquilar los intentos de hacer de República Dominicana un país socialista. Los que no entendieron que al firmarse el acta institucional el 3 de septiembre de 1965 habían perdido la guerra cayeron en aras de ideales que ese gobierno tenía la misión específica de aniquilar.

La fotografía que ilustra la cubierta de las Notas autobiográficas de Rodríguez del Prado es también la misma que fue portada de ¡Ahora! y que nunca he podido borrar de mi memoria de adolescente admirador de los combatientes constitucionalistas que mi nivel de análisis entonces me hacía pensar que los principios de abril del 65 aún podrían tener éxito.

Esa foto con Mao-Tse-Tung más que una provocación a los servicios de inteligencia y seguridad del Gobierno me pareció, además de un gesto de valentía, una afrenta. Y lo era.

Desde entonces Rodríguez del Prado ha sido para mí un personaje mítico semejante a los protagonistas de los poemas homéricos.

Su autobiografía me ha permitido conocer lo que había detrás de esa fotografía: la trayectoria de un revolucionario en las postrimerías de la dictadura de Trujillo, con estada en la “40”, destacado papel en la formación de la Federación de Estudiantes Universitarios y la lucha por la autonomía y el fuero universitarios; entrenamiento militar en Cuba, frustrado intento guerrillero en 1963 y primer exilio; visita a China y reunión con Mao, participación activa en la Revolución de abril del 65, delegado dominicano a la Conferencia Tricontinental en La Habana (1966), y a la X Conferencia contra las bombas atómicas y de hidrógeno en Tokio; destacada participación en el movimiento renovador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y, finalmente, una segunda visita a China (1966) en donde, esta vez, se reunió con el primer ministro Chou En-lai.

A poco de su regreso a Santo Domingo, publicó la fotografía junto al presidente Mao-Tse-Tung en su primera visita a China en 1964, la que fue portada de ¡Ahora! si la memoria no me hace de las suyas, en 1966 ó 67.

He leído con fruición e interés estas Notas autobiográficas que conciernen únicamente a su biografía revolucionaria en las que, sólo en el primer capítulo, refiere a su historia familiar, a su tatarabuelo Cayetano Abad Rodríguez Tejera, prócer de la Independencia dominicana. Rodríguez del Prado, como Rousseau en sus Confesiones, relata únicamente su historia de militante revolucionario, sin retaliación, sin amargura ni ajuste de cuentas.

La obra de Cayetano Rodríguez del Prado, premiada en 2008, proporciona interesantes detalles del contexto histórico de su época y valiosos resúmenes biográficos de los líderes políticos de renombre internacional que tuvo el privilegio de conocer durante sus años de militante del Movimiento Popular Dominicano (MPD).

Al ser expulsado del (MPD) en 1966, dedicó su vida, con éxito, a la docencia universitaria y al ejercicio de la ingeniería, sin que se pueda decir que haya faltado a los principios que tantas veces pusieron en peligro la vida de su familia y la suya.

Las Notas autobiográficas (recuerdos de la legión olvidada), de Rodríguez del Prado tienen el mérito de revelarnos detalles de la epopeya que protagonizaron muchos jóvenes revolucionarios dominicanos durante los años posteriores al ajusticiamiento de Trujillo en 1961 y sobre todo tienen el mérito de no expresar amargura ni resentimiento y carecer de esa costumbre de la izquierda dominicana de aprovechar la senectud para ajustar cuentas con antiguos camaradas; de ajustar cuentas con quienes, a su regreso de China en 1966, a pesar de su honesta y probada lealtad a sus principios, le expulsaron del partido al que había contribuido a fortalecer desde que Máximo López Molina y los hermanos Ramos Peguero llegaron al país en 1960.

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Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.