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Premios Nobel
Premios Nobel

¿Un premio Nobel para la psicología?

«Richard Thaler ha incorporado, psicológicamente, supuestos realísticos dentro del análisis económico de la toma de decisiones de los individuos. Al explorar las consecuencias de una limitada racionalidad, preferencias sociales y una carencia de autocontrol, él ha mostrado cómo estos atributos humanos sistemáticamente afectan las decisiones de los individuos, así como el resultado del mercado. (...) En suma, las contribuciones de Richard Thaler han levantado un puente entre el análisis económico y psicológico de los individuos (...). Sus hallazgos empíricos y visión teórica han sido instrumentales para crear el nuevo y rápidamente creciente campo de la economía del comportamiento, la cual ha tenido un profundo impacto en muchas áreas de la investigación económica y de las políticas». La Real Academia Sueca de las Ciencias, octubre 9, 2017

Alo largo de los casi cincuenta años que tiene el premio Nobel de Economía (1968) la Real Academia de las Ciencias de Suecia ha reconocido, en diversas ocasiones, los aportes de economistas que han expandido el análisis económico hacia zonas no convencionales. Probablemente, Herbert Simon -quien recibió el premio Nobel de Economía en 1978- fue el primero en recibir el galardón por trabajos fuera de la esfera económica, estrictamente hablando. Entre esos trabajos están sus contribuciones a la psicología organizacional y su crítica al supuesto de la teoría estándar de que los individuos optimizan sus decisiones basados en un criterio de racionalidad, a lo que antepuso su novedosa idea de racionalidad limitada (bounded rationality). Simon fue profesor de administración, psicología y computación.

Ya para el 2002 la Academia Sueca reconoce los trabajos del psicólogo Daniel Kahneman y del economista experimental Vernon Smith -ambos en el emergente campo de la Economía del Comportamiento-, por sus aportes al análisis de las decisiones bajo incertidumbre en la confluencia de la economía y la psicología. Entre las novedades, la conducción de experimentos para probar sus hipótesis.

En este contexto podemos analizar el premio Nobel de Economía que esta semana fue otorgado al economista Richard Thaler por sus contribuciones en la vinculación de la economía con psicología. Incluso, el propio Kahneman había declarado que Thaler había sido un factor importante para lograr su premio Nobel, pues ya tenían una tradición de colaboración conjunta en la elaboración e implementación de experimentos. Para muchos es un mérito que la teoría económica se fundamente en la experimentación. Para otros, la experimentación es un camino inapropiado para una ciencia que estudia la complejidad de una conducta humana que no puede ser replicada en experimentos controlados.

En un experimento de Thaler y Kahneman -tal como es reseñado esta semana por The Economist-, denominado «el juego del dictador», a un jugador se les dan $20 y se le dice que puede compartirlo en partes iguales con otro jugador o, si prefiere, se puede quedar con $18 y solo dar $2 al otro jugador. De acuerdo con los resultados, la mayoría de las veces el jugador o dictador prefiere compartir en partes iguales los $20, a pesar de que sería más racional que se quedara con $18 y maximizara sus beneficios. Estos resultados son utilizados para cuestionar el supuesto de racionalidad en la teoría económica. Sin embargo, es más destacable -desde mi punto de vista- el hecho de que la racionalidad está conectada con el entorno, los valores, la cultura, las creencias y otras variables que condicionan el proceso de toma de decisiones por parte de los individuos. Por tanto, la conducta del «dictador» sigue siendo racional, dado el contexto que la condiciona. El economista David Levine -autor del libro Is Behavioral Economics Doomed? (2012)- plantea que a pesar de que se sabe que la racionalidad no es ilimitada, solo se tienen modelos muy simples y rudimentarios de racionalidad limitada, y se pregunta si estos modelos primitivos son una mejor aproximación de la realidad.

Un ejemplo en donde la frontera entre lo racional y lo irracional -planteado por Levine- no está del todo clara es la de los terroristas suicidas. Y se apoya en el ensayo de Gary Becker, otro premio Nobel, quien establece las condiciones bajo las cuales el suicidio pudiera considerarse como racional. De forma que, si hay condiciones para un suicidio racional, también las hay para que ese acto cause el mayor daño a sus enemigos, como en el caso de los terroristas suicidas.

Ciertamente, la teoría económica estándar de la conducta del individuo -o del consumidor- presupone una racionalidad que encaja perfectamente con el interés de que sus preferencias (transitivas, monótonas, convexas, etc.) puedan modelarse matemáticamente y generen las correspondientes soluciones. Sin embargo, aun las ciencias de la física tienen que establecer las condiciones bajo las cuales sus teorías son aplicables y tienen que reconocer sus propias limitaciones, como la imposibilidad de la física cuántica -argumenta Levine- de determinar simultáneamente la velocidad y ubicación de las partículas subatómicas. Es una tarea del quehacer científico -plantearía Popper- establecer en qué entorno la teoría no es aplicable.

No parece ser del interés de la economía establecer o estudiar los procesos mentales o las motivaciones que llevan a los individuos a preferir un bien por encima de otro. La economía está más interesada en estudiar las condiciones bajo las cuales los individuos, en el ejercicio de su libertad, revelan sus preferencias a través de los bienes y servicios que demandan en el mercado.

Parece más una tarea de los psicólogos o de los especialistas en mercadeo conocer los procesos mentales con el propósito de manipular la conducta económica de los individuos. Tal como admite Thaler, su éxito se ha basado en «robarles ideas a los psicólogos». El tema es que eso le ha valido para ganar el premio Nobel en Economía; si tan solo existiese un premio Nobel de Psicología, no tuvieran los economistas que compartir sus reconocimientos con tan noble disciplina.

Pedrosilver31@gmail.com

@pedrosilver31

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