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Vacío y angustia

Enrocado en su castillo de intereses no ve que el país tiende a ir de reversa. Tengo amigos en el poder. La conciencia lo traiciona. Sabe que naufraga en el desaliento. No tiene por qué fingir, ni doblarse tan sumiso. Lo sé. Lo percibo. Yo también. Menos mal.

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Vacío y angustia

Siento un vacío. Es como si flotara en el aire y estuviera leve. Miro hacia adelante y lo veo incierto, borroso. Me entiende, verdad que me entiende. Si, le entiendo. Si se siente leve, aplómese.

Escúcheme. Dígame qué puedo hacer. Mi vacío es existencial. No le veo sentido a las cosas, a nada. Pues empiece a mirárselo y ya está. Todo tiene una explicación, hasta la nada, que termina siendo algo.

Sé que no es psicólogo, pero puede ayudarme. Le ayudo en lo que pueda. Si no puedo, no le ayudo. Siento angustia. Sacúdesela. Quítesela de encima como si fuera garrapata. Agárrela con los dedos de la mano y estrújela con fuerza. Luego, tírela a los pies, dele duro en la cabeza y baile sobre ella al ritmo de un tin tin con un tin tan, siete culebras y un alacrán. Y ya está. Resuelto. No se burle. Conduélase. Me conduelo. No me burlo.

Pues sepa que mi vacío puede que sea no solo mío. A lo mejor es suyo también, sin que usted lo sepa. No me atribuya nada. Ni siento vacío, ni tampoco angustia. Quizás la tenga y no se da cuenta. Déjese de eso y no me enrede. Angustia tendrá usted. No, puede que usted también y lo ignora. Le digo que no. Y yo que si. No me fuña. Usted lo que tiene son ñoñerías de clase alta y complejo de divanes psiquiátricos.

Mire, me alucina lo que veo. Lo que percibo. Entonces no vea ni perciba, así no alucina. Es que no puedo renunciar a los atributos de la vida. Pues no se queje. Usted tiene que percibir lo mismo que yo. Vivimos en el mismo sitio. No, yo percibo lo que percibo y miro lo que miro, sin más, sin complicarme. Pues si mira y percibe, tendrá que preocuparse. No lo haré. Acaso usted es un pánfilo. Lo será usted.

Tengo temor a la intrascendencia. A ser gusano. Los gusanos no piensan ni experimentan satisfacción. Y qué. Déjelos como son y sea como es. No puedo. Estamos llamados a un destino que trasciende, en vez de transcurrir en la precariedad del tiempo como becerros rumiantes, sin más. Engreído.

Sabe, confunde la escala. Qué escala. La suya. No. Claro que si, la confunde con la del universo. No la confundo. Es pretencioso. Cree ser la gran cosa. Soy lo que soy. Pues sepa que a escala planetaria la masa humana es tan insignificante que carece de registros. Cabe en la punta de un lápiz. Se equivoca. Las religiones y las creencias rescatan el origen divino de lo humano. No sea chalado. Lo será usted.

Estoy desorientado. Busque brújula. No la necesito. Sin brújula no llegará a sitio alguno. Llegaré. Si no tiene orientación, caminará en vano. Lo haré para cumplir mis sueños. Qué sueños. Los míos. Y por qué no los de todos. Prefiero los míos. Los otros viven en el atraso. Les produce embriaguez, cansancio y penurias.

Es egoísta. Pues no lo soy. Vive para usted. No. Quisiera que todos alcanzáramos la gloria. No es cierto. Se vende y trueca a los demás. A su conveniencia. No, aprovecho las oportunidades. Hago mancuerna con el poder. Yo te doy, tú me das. Algún día tendrá que irse con el lodo cosechado y la cabeza gacha.

Es que un sapiens no es calco de otro sapiens. Los sueños son distintos. No lo niego. La redención, si se alcanzara, tendría que abarcar a todos, pobres y ricos, aunque cada cual con su vara de medida igual al tamaño de su talento, poco en usted, que no de sus ambiciones, esas si las tiene sobradas.

Si, pero lo mío es mío y quiero más. Y, a qué costo. Al que fuere. Su vacío no es existencial. Su angustia termina en lo material. Pierde cualidades humanas. Renuncia a los valores. Usted suena a populista. No lo soy.

Enrocado en su castillo de intereses no ve que el país tiende a ir de reversa. Tengo amigos en el poder. La conciencia lo traiciona. Sabe que naufraga en el desaliento. No tiene por qué fingir, ni doblarse tan sumiso. Lo sé. Lo percibo. Yo también. Menos mal.

Hay que corregir el rumbo de esta sociedad rota, coaptada, seca de referentes morales. Inundada de falsos ídolos. Impostores. Voraces empedernidos. Simulan. Engañan. Cohabitan, confunden intereses propios con colectivos. Es un despeñadero horrible.

El torbellino vendrá y lo limpiará todo. Lo dudo. No lo dude.

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.