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De la caraquita a un concierto de loterías

Transcurría la década de 1970, cuando en el país existía una lotería oficial, la que hasta hoy organiza y emite la Lotería Nacional Dominicana. Para ese entonces, no había bancas establecidas en ninguna de las modalidades, pues lo habitual era el famoso billetero, con su “burro” a cuestas, vociferando casi toda la semana “billete y quiniela”. El sorteo iniciaba al mediodía, por lo que la venta oficial terminaba y los jugadores aprovechaban para hacer el remate de los “pedazos”.

Existía, además, la rifa de aguante, que era un acto ilegal y que los números se vendían en las casas. A mediados de esa década surgió, también, la caraquita, una lotería cuyo sorteo se generaba en la ciudad de Caracas, Venezuela. De más está recordar que en el país también era una acción ilegal. Tanto la rifa de aguante como la caraquita eran acciones perseguidas por la Unidad de Juegos Ilegales de la Policía Nacional. Igual, se comercializaban en todo el país.

Me tomo este momento para rememorar una época que la generación que tiene 50 años y más recuerda vívidamente. Esto, porque al pasar revista a esa etapa del país, nos encontramos hoy con un concierto de loterías legalizadas por el Estado dominicano, comenzando por todas las que auspicia la Lotería, las empresas privadas de esa naturaleza y las que se generan en el extranjero.

Hoy, miles de bancas han sido establecidas hasta en los más recónditos rincones del país, que violan flagrantemente disposiciones oficiales, y motivan, en mayor parte, a los más desposeídos a cifrar sus aspiraciones de mejor vida a través del azar. Ojalá y algún gobierno, un día, se decida a revisar este capítulo de la sociedad.

Sólo basta salir a una avenida del casco urbano, de cualquier barrio o campo, para ver la cantidad de bancas de lotería que han sido autorizadas. Lo que más lastima, es que los mayores jugadores son, precisamente, los que menos recursos económicos tienen.

Sin duda alguna que de la caraquita hemos pasado a un concierto de bancas de lotería. ¿Qué le parece esto último a las autoridades del Estado?

Profesional del periodismo egresada de la UASD. Cuenta, además, con un Postgrado en Relaciones Públicas, de la UCSD; y una maestría en Mercadeo, de la PUCMM.