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70 Cumpleaños del Colegio María Auxiliadora

Fui de las primeras en inscribirme cuando ese colegio residía en lo que hoy es Barrio Don Bosco. Allí me alfabetizaron. Era un hermoso lugar con un amplio edificio, dos escuelitas de extremo a extremo y una capilla, todos de madera. Sor Francisca me enseñó A, E, I, O, U y luego todas las consonantes, y así, cuando aprendí a leer (tendría unos cinco o seis años) y tomaba en mis manos el periódico El Caribe, que Doroteo Regalado le llevaba cada tarde a mi abuelo, la gente que me veía leer, decía: “Mírale, tan pequeña, ella cree que sabe leer”. La iglesia Corazón de Jesús, antigua en madera, al lado del colegio ya nuevo, era, y continúa siendo, el lugar donde ir los domingos a misa y escucharla en voz del Padre Flores quien fue un sacerdote amable, correcto y entregado a Dios como ningún otro.

En 1946 llegaron a Moca, Sor Adelaida Bayardo, Esther Fuentes de la Garza, Sor Guadalupe, Sor Francisca; en 1947, Sor Lina; en 1949, Sor Luisa y, en 1950 Sor Filomena. Nuestras monjas muy queridas. Ir al María Auxiliadora significaba, además de aprender a leer y a escribir, una vida de armonía, de respeto, de buen comportamiento, de creer que Dios, Jesús, la Virgen María y muchos santos y santas eran quienes nos llevarían al cielo. Sor Guadalupe, que era muy especial, nos daba dos pellizcos cuando no hacíamos bien las tareas. Pero eso era algo que nunca vimos como una agresión, sino tan solo como parte de nuestra educación.

Al celebrar los 70 años de nuestro colegio de siempre nos reunimos allí las de muchos años atrás, las de menos años y los jóvenes que hoy cubren sus ansias y su futuro. Hubo misa, canciones, bailes, ejercicios, motorista cantoras, monjas de otras ciudades y lo que más me hizo llorar de alegría fue el reencontrarme con amigas y compañeras de colegio que hacía mucho tiempo no veía. Aquello me llevó de nuevo a mi infancia y recordé cada detalle de mi pequeña vida. Me pareció ver a Violeta Guzmán, a Mary Collado (QEPD ambas) con quien compartía el pupitre y a las monjas, a los sacerdotes y a las amigas que ya han cruzado las fronteras de la vida pero que sus almas continúan muy cerca de nosotras. Ese cumpleaños fue para mí fue un día glorioso.