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Maltrato
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Cuando baje la marea

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Cuando baje la marea
Imagen ilustrativa de maltrato hacia la mujer. (FOTO: SHUTTERSTOCK)

SANTO DOMINGO. Sí, las mujeres agredidas no podrán ser felices. Esta marea masculina la arrastra dentro de sus pozos, para ahogarlas, no importa que sea a su madre, a sus hijas, a su esposa, a su compañera y hasta a una desconocida.

Hace unos años escribí un libro de cuentos: “MUJERES DE VIDA ALEGRE”, basado en mujeres fuertes. Muchas personas al verlo pensaron que se trataba de prostitutas. Pero no, es de aquellas que sobrepasan las penas y el dolor y siguen adelante. Son las que también sufren el abandono y el desamor y pueden encontrar un nuevo amor y con ello hacer una buena vida. En este caso, el hombre que la tenía a su lado y la abandonó, y luego la mata con una tortura indescriptible.

Hay muchas que tienen vestidos viejos, zapatos rotos, pelo desteñido y muchas otras cosas difíciles, y levantan la mirada hacia el cielo para abrirse paso en el camino aunque se les encuentren tiradas en un rincón. Véalas caminar por las calles, pasar por su casa para pedir que las dejen trabajar para la comida de sus hijos.

Hay otras ya ricas que no han conseguido la felicidad, pues el hombre con quien conviven les ha hecho la vida imposible. Es que hombres y mujeres son distintos. Ellos piensan de una forma y ellas de otra. Por eso creo que una relación, antes de matrimonio o solo unión, debe haber antes un tiempo, en que a pesar del amor que borró las diferencia personales, verse cada uno y cada otra, de lo que se encuentra dentro de cada quien.

Se puede decir que muchos años atrás la mujer lo aguantaba todo. El divorcio era una pesadez del alma. Una mujer divorciada era mal vista. Ahora no. Pero en muchos casos de simple separación, es peor, hay asesinatos, puñaladas, golpes y todo un nuevo invento fatal.

Hoy se ha estado luchando porque baje la marea, pero para tener mejores resultados es preciso predicarlo en las iglesias, hacer tareas en las escuelas, y hasta poner un anuncio en la televisión, en la radio, en libros, con la mamá y el papá y hasta predicarlo por las calles. Un maltrato, por liviano que sea, es muy cruel. La “marea” debe bajar, y sus aguas ser estables.

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