Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Delincuencia
Delincuencia

¡Cuánto ha cambiado nuestro país...!

Desgraciadamente para mal. Solo hay que ver la televisión, oír la radio, leer un periódico, conversar con alguien o simplemente pararse en la puerta de su casa, en una esquina o en cualquier parte para que entre en su corazón el conocimiento de una tragedia, si no es que usted mismo ha sido su víctima. Muertes, atropellos, robo de recién nacidos, insultos y golpes, robos en iglesias y hasta en cementerios, arrebatar un celular, una cartera en la que se piensa que hay dinero, andar con cuidado por la calle para que un motorista no se lo lleve por delante, arrebatos, trompadas, violaciones de infantes: niños y niñas y ancianas también, y saber que todo pasa en segundos.

No sé qué se puede hacer cuando ahora nuestro bonito y querido país de antes, no tiene en la mayoría de la mente de sus gentes hacer un volteo completo para que volvamos a ser lo que éramos y cómo éramos. Hay presos, es cierto, pero aún lo que han estado en prisión vuelven sus pasos por donde caminaron e hicieron lo peor de lo peor.

La prisión tiene sus consecuencias. Estar trancado, durmiendo en el suelo, comiendo porquerías, no hace nada a esos matatanes. Y lo peor es que otros presos ricos y “conocidos” solo están en las cárceles ricas y con todo lo que quieren. ¡Ay carajo... esto es lo último. Nadie se mete con los fracatanes enriquecidos. Y esta es una de las peores consecuencias que tiene República Dominicana, a la que a mí me gusta llamar QUISQUEYA, LA TIERRA DE MIS AMORES...

Es muy doloroso y muy vergonzoso que estemos en este “carajazo”. Porque si somos una bella isla, arropada de montañas luminosas, de mares frescos y azules, de todavía alguna poca gente que es lo mejor de lo mejor, todavía continúa siendo lo que éramos. ¿Cuándo, quiénes y cómo y porqué hoy existen estos cambios desgraciados?

No vale rezar, pedirle a Dios el cambio, a la Virgen María que nos oiga. Por más que uno lo haga, todo sigue siendo como es hoy día. ¡Oh mi Dios...! Creo que nuestro Padre Celestial ya no quiere ni mirar para este lado. Hoy somos un país desgraciado, aunque lo sigo amando, pero me da miedo lo que ha pasado y lo que sigue pasando.

Señor Presidente, políticos en general y todo el que tenga algo de arreglo en sus manos, quiero que camine al frente, que desee lo mejor de lo mejor para sus conciudadanos y nos dejen morir en tranquilidad y con paciencia.

TEMAS -