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El lenguaje de los dominicanos

No hay por qué negarlo. Somos malapalabrosos. Decir un carajo, hijo de tu maldita madre, vete pa'la porra; esa maldita loca, ojalá se muera, coño, coñazo, pendejo, vete pa'la mierda; mira mi hijo si vuelves a hacer eso, te mato, son expresiones comunes en nuestro lenguaje. Hay personas que no las dicen, pero de seguro las sienten para adentro. No hay nada malo en ello siempre y cuando se diga como un desahogo, como lo dice el dominicano que por un problema, una discusión, un mal entendimiento, una discrepancia, no mata al amigo, al compañero, con quien no está de acuerdo. Si se pone atención a una conversación, oirá estas malas palabras que hasta con sonrisa se expresan. Si una amiga llega tarde al encuentro, la anfitriona es probable que diga, "mira, esa loca vieja, siempre se retrasa". Y si las madres demandáramos a todo el que dice "hijo de la gran puta", los tribunales estarían reventados.

No es lo mismo desear matar a alguien que decirle al que está al otro lado del teléfono, "ese hijo de la gran puta, ojalá que se muera". Y se está hablando de un amigo con el que se tiene un problema, pero es solo una expresión de coraje momentáneo. El que va a matar no lo dice. Acecha, busca la ocasión, y mata. Por eso, conociendo a Guido Gómez Mazara, desde muy niño, sé que siempre ha sido malapalabroso. Conociendo también su lado bueno y sus fallas, no creo que sea capaz de matar ni a una paloma. Guido es como es, como somos todos, con sus pro y con sus contra, con sus errores y sus metidas de pata, pero de ahí a ser un asesino, pagar para asesinar a quien ha sido su compañero de partido, con el que tiene dificultades, no lo hará. Y es una pena que el PRD tenga esas brechas que nunca cerrarán. Los políticos son así. Con unos egos insoportables. Se abrazan, se dan la mano, pero lo hacen ante la prensa, para dar a creer que nada los separa. ¿Se matarían por eso? No lo creo. La política dominicana está cada día peor. Es un chismoteo. Y eso demuestra que no hay conciencia, es acabar con el contrario diciendo mentiras. ¡Ay carajo, esto es para matarlos! Perdón, ampárame Dios mío, si me acusan de querer asesinar a alguien.

Y hablando de dominicanidad lingüística, mire esto: Siquitrilla, tiriquito, boche, lengua e'mime, caco e'locrio, boca e'puerco, aperillar, bofe, jabao, pela e'lengua, apéameuno, agallú, cota, ñapa, corotos, ñáñara, clineja, colín, pique, cuca, sobaco, tingotalango, boca e'burro, etc, etc. Continúen ustedes queridos lectores y verán cuántas palabras existen que solo nosotros decimos. Y ni hablar de los puertorriqueños, cubanos y españoles, y el resto del mundo, quizás los ingleses que son tan fríos y lejanos no hablen así. Es una pena, porque este palabrerío es sabroso, contagioso y risueño.

Y para finalizar con este vocabulario tan nuestro, que nos hace únicos en el mundo, le digo al PRD que la unión hace la fuerza, como dice la filosofía del pueblo. Y de continuar considerando que un malapalabreo dispara fusiles, están equivocados. Nadie ahí va a matar a nadie, aunque lo diga por teléfono.