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La mitología en la música clásica

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La mitología en la música clásica

Además de la música, la lectura es otra mis pasiones. Formo parte de un grupo de lectura que habitualmente se reúne los martes. Estos últimos martes hemos estado leyendo varios libros sobre los mitos griegos. Definitivamente los dioses griegos son divertidos, viven en el monte Olimpo y bajan antojadizamente a la tierra o a los infiernos a mostrar ira, amor, pasión, envidia y rencor como nosotros los humanos, aventajándonos en que se pueden convertir en oro molido para conquistar una mujer encerrada y muchos trucos más.

Leyendo sobre la mitología griega recordamos algunas de las obras musicales inspiradas en ella, obras de verdadera belleza, muchas de las cuales han quedado en el olvido y apenas se presentan. Aquí mi selección de las más conocidas.

En el período barroco se compusieron varias de estas obras inspiradas por dioses y semidioses. El compositor inglés Henry Purcell relata en una ópera la historia de amor de Dido y Eneas basada en el canto IV de la Eneida de Virgilio. Compuesta en 1682, es la historia de amor entre Dido, reina de Cartago y el héroe troyano Eneas, que huye a Cartago al terminar la guerra de Troya y la desesperación de Dido cuando éste la abandona. Obra monumental del período barroco, es considerada como la primera ópera nacional inglesa y como la única ópera verdadera de Purcell.

Otro de los relatos más conocidos en la mitología griega y quizás el que más ha inspirado a los compositores, es el viaje de Orfeo a los Infiernos a rescatar a su amada Eurídice. Orfeo confía en el poder sanador de su lira para el rescate, pero los dioses le ponen como condición que no puede mirar a su amada en el camino de regreso a la vida. Sobre Orfeo existen tres óperas y siguiendo un orden cronológico, iniciamos con la de Jacobo Peri en 1600, llamada Eurídice, compuesta con motivo de las bodas de María de Medici con Enrique IV de Francia. Es la primera ópera que se conserva en la historia. Sigue Claudio Monteverdi con la ópera La favola d’Orfeo en 1607 y por último el inglés Christoph W. Gluck con su ópera Orfeo ed Euridice en 1762. Este compositor a diferencia de los demás termina su ópera con un final feliz, un premio a la fidelidad y constancia demostrada por Orfeo.

Gluck también se inspiró en otro famoso mito, Ifigenia entre los tauros. La historia de Ifigenia, hija de Agamenon que es sacrificada por petición de la diosa Artemisa, a fin de que el viento sople y permita que las tropas griegas zarpen a Troya para la guerra. Estrenada en Viena en 1767, no fue hasta su estreno en París en 1776, en una versión revisada, cuando alcanzó un enorme éxito. No es casualidad que las óperas reformistas de Gluck triunfaran en Francia, un país donde a través de la tragédie lyrique de Lully o Rameau se pueden encontrar precedentes de los cambios radicales postulados por Gluck, una isla dentro del océano de influencia operística italiana y el lugar donde se formó el ideal burgués que llevaría a la Revolución Francesa.

En 1858 se estrena Orfeo en los Infiernos de Jacques Offenbach, ópera cómica en cuatro actos, la primera opereta larga y la primera en la que Offenbach utiliza la mitología griega. Es una parodia irreverente y una sátira feroz de la ópera de Gluck sobre el mismo tema. Uno de los temas del segundo acto es famoso fuera de los círculos clásicos y es llamado la música del “Can Can”. Saint Saens, compositor francés la tomó prestada, la hizo muy lenta y con ella representó la tortuga en su famosa obra El Carnaval de los Animales.

Claude Debussy y Benjamin Britten utilizan personajes de los mitos griegos en algunas de sus obras. Debussy compone para flauta sola la obra Syrinx, basada en el ninfa del mismo nombre, un pequeño estudio de armonías misteriosas y Benjamin Britten compone un ciclo de piezas para oboe solo, basadas en la Metamorfosis de Ovidio, sobre personajes que fueron transformados por los dioses griegos para su castigo, premio o salvación.

Richard Strauss, el genial compositor alemán, utiliza el mito de Teseo y Adriana. Ariadne auf Naxos es una maravillosa ópera en dos actos, escrita en un principio con un solo acto y revisada por el compositor y estrenada en su nueva versión en Viena en 1916. La ópera inicia cuando Adriana hija del rey Minos de Creta, es abandonada en la isla de Naxos por Teseo, luego de que con su ayuda el héroe acaba al minotauro de la isla de Creta. Ariadne auf Naxos es una ópera dentro de la ópera, un caso único con una música impresionante, sublime como toda la música de Richard Strauss.

Los invito no solo a buscar estas obras musicales sino también a leer la Ilidada, la Odisea, la Eneida, a Robert Graves y vivir la fantasía de los divertidos y muy humanos dioses griegos.

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Estudió artes liberales. Es curiosa y le encanta escribir. La lectura y la música son su pasión. Esa pasión le ha llevado a estudiar y tratar de profundizar en un océano lleno de notas inacabables y pleno de placer.