LOS QUE CRUZARON EL ATLÁNTICO

Hace algunos meses salió publicada por la Universidad de Yale, en los Estados Unidos, una obra muy esperada sobre la esclavitud africana en el Nuevo Mundo que viene a completar la utilísima base de datos de los viajes de los barcos negreros que cruzaron el Atlántico desde comienzos del siglo XVI hasta el último cuarto del siglo XIX.
Se trata del "Atlas of the Transatlantic Slave Trade", editado por los conocidos expertos David Eltis y David Richardson, prologado por el famoso David Brion Davis, y con un epílogo del también reconocido David W. Blight.
Este Atlas contiene 189 mapas con sus correspondientes tablas y gráficos estadísticos que analizan o representan los 34,934 viajes de barcos negreros documentados en la mencionada base de datos hasta enero del 2008. Según los autores de esta obra, estos registros constituyen más del 80 por ciento de los viajes esclavistas durante casi cuatro siglos, esto es, entre 1501 y 1867.
Los investigadores del llamado "Middle Passage", esto es, del cruce del Atlántico por los barcos negreros, han pasado años escarbando en los archivos franceses, españoles, británicos, norteamericanos, brasileños y cubanos, entre otros, tratando de encontrar las bitácoras y libros de cuentas de los barcos negreros.
Estos estudiosos saben que esta base de datos no es exhaustiva, pero por la experiencia exitosa que han tenido creen que es muy probable que aparezcan otros libros o expedientes en los que se consignen los detalles de viajes esclavistas hasta ahora desconocidos.
Como ya lo había hecho nuestro amigo Philip D. Curtin, el primero en levantar un censo aproximado de los esclavos transportados a América en su obra "The Atlantic Slave Trade: A Census" (1969), y a quien esta obra ha sido dedicada, los autores del Atlas advierten que todavía quedan viajes por documentar, aunque con esa ingente masa de información es posible presentar un cuadro bastante exacto del origen y destino de la mayoría de los esclavos transportados desde África a los distintos territorios americanos.
Llama la atención cuán cercanos resultan los datos del censo pionero de Curtin con los resultados de la base de datos presentados hoy en el Atlas. Gracias a estos estudios hoy podemos afirmar sin ninguna duda que más de de doce millones de africanos fueron embarcados hacia al Nuevo Mundo entre 1501 y 1867, de los cuales por tenemos constancia documental de más de diez millones que fueron efectivamente desembarcados para trabajar en minas, plantaciones, haciendas o en el servicio doméstico.
Puede decirse que no hubo territorio americano que se quedase sin recibir esclavos, pero unos recibieron más que otros en razón del tipo de economía prevaleciente, y por ello tenemos hoy regiones más o menos pobladas por los descendientes de aquellos africanos que fueron traídos a América contra su voluntad.
La participación de las naciones europeas en la trata de esclavos fue bastante desigual. A juzgar por la nacionalidad de los barcos negreros, los portugueses fueron los más activos tratantes esclavistas pues sus barcos transportaron más de 5.8 millones de esclavos a América, la mayoría de los cuales fueron llevados a Brasil (4.8 millones).
El segundo lugar en este negocio lo ocuparon los ingleses y británicos, cuyos barcos transportaron 3.2 millones. Francia ocupó un tercer lugar con 1.3 millones, y España un cuarto con 1.06 millones. Los holandeses fueron responsables de más de medio millón, y los estadounidenses de más de trescientos mil. Algunos negociantes de los Estados bálticos que se aventuraron en la trata lograron llevar a América un poco más de cien mil esclavos.
La mayoría de los esclavos que vinieron a América procedían de África Occidental, esto es, de una amplia región que se extiende desde Senegal hasta el sur del Congo, pero hubo épocas en que los esclavistas se aventuraron hasta África Oriental buscando presas desde Zanzíbar hasta el sur de Mozambique. Entre 1684 y 1860 África Oriental aportó cerca de medio millón de esclavos a las Américas.
Existen muchos estudios sobre el impacto cultural de los africanos en las regiones que los recibieron. Desde hace varias décadas los estudios sobre estas influencias producen cada vez mayor cantidad de información. Sin entrar en detalles, uno de los temas constantes en estos estudios es la transformación cultural de los esclavos una vez que llegaban a los campos de trabajo.
A pesar de esas transformaciones los especialistas pueden hoy trazar el origen de muchas costumbres y creencias africanas entre las sociedades criollas americanas. La mayoría de los estudios han estado enfocados hacia África Occidental puesto que casi la totalidad de los esclavos procedía de esta amplia región.
Algunos de esos estudios enfatizan la variedad de culturas, lenguajes y creencias religiosas que quedaron representadas en esas enorme masa de diez millones de personas que vinieron involuntariamente a América. En este sentido este Atlas y la base de datos que le da origen son dos instrumentos imprescindibles para conocer las sociedades y grupos africanos que aportaron esclavos.
Las mayoría de los esclavos procedían de las siguientes grandes regiones (había numerosas diferencias locales en el seno de cada una de ellas): Guinea Ecuatorial (Senegambia, Sierra Leona), Costa de Oro, Golfo de Benín, Golfo de Biafra, África Central Occidental y, ya mencionada, África Oriental). África Central Occidental, esto es, Congo, Angola y regiones aledañas, aportó más de la mitad de los esclavos del total general.
Estos datos deben ser desagregados si queremos tener una idea más precisa del origen de los esclavos que fueron levados a cada una de las regiones americanas pues así como la mayoría que llegó a Brasil procedía de Angola y Congo, en el Caribe las procedencias fueron mucho más variadas.
Tomemos el caso de Puerto Rico como primer ejemplo. De unos 27,000 esclavos documentados, 400 provenían de Senegambia, 8,300 de Sierra Leona, 800 de la Costa y Costa de Oro, 500, de Benín, 16,000 de Biafra, y 5,000 de Angola y Congo.
Otras regiones, como Cuba, Brasil y Norteamérica (incluyendo a Estados Unidos) presentan la misma variedad de orígenes, aunque en cada caso, según las épocas y las condiciones del mercado de esclavos, el origen de éstos varía.
La región del Caribe importó 4.7 millones de africanos entre 1501 y 1867. De ellos, la colonia francesa de Saint-Domingue, hoy Haití, recibió el mayor grupo: 774,000. Más del noventa por ciento de esos esclavos arribaron a la isla de Santo Domingo en el curso de apenas poco más de un siglo. De ellos quedaban 452,000 individuos vivos en 1789, en vísperas del estallido de la Revolución Haitiana.
Saint-Domingue, al igual que Puerto Rico importó sus esclavos desde distintas zonas de África: Senegambia, 64,000; Sierra Leona, 26,000; La Costa y la Costa de Oro, 101,000; Benin, 237,000; Biafra, 48,000; Africa Central Ocidental (Congo, Angola, etc.), 398,000; África Oriental, 38,000.
Estos últimos datos nos permiten tener una idea general de la composición cultural y etnolingüística original del componente demográfico que sirvió para la formación inicial del pueblo haitiano.
La "Base de Datos de la Trata Transatlántica de Esclavos" es una rica fuente de consulta que ayudará a muchas personas a entender mejor el origen de las huellas raciales, culturales, lingüísticas y sociales que son tan evidentes hoy en todos los pueblos del Caribe.
La participación de las naciones europeas en
la trata de esclavos fue bastante desigual. A juzgar
por la nacionalidad de los barcos negreros,
los portugueses fueron los más activos tratantes
esclavistas pues sus barcos transportaron más
de 5.8 millones de esclavos a América, la mayoría
de los cuales fueron llevados a Brasil (4.8 millones).
Se trata del "Atlas of the Transatlantic Slave Trade", editado por los conocidos expertos David Eltis y David Richardson, prologado por el famoso David Brion Davis, y con un epílogo del también reconocido David W. Blight.
Este Atlas contiene 189 mapas con sus correspondientes tablas y gráficos estadísticos que analizan o representan los 34,934 viajes de barcos negreros documentados en la mencionada base de datos hasta enero del 2008. Según los autores de esta obra, estos registros constituyen más del 80 por ciento de los viajes esclavistas durante casi cuatro siglos, esto es, entre 1501 y 1867.
Los investigadores del llamado "Middle Passage", esto es, del cruce del Atlántico por los barcos negreros, han pasado años escarbando en los archivos franceses, españoles, británicos, norteamericanos, brasileños y cubanos, entre otros, tratando de encontrar las bitácoras y libros de cuentas de los barcos negreros.
Estos estudiosos saben que esta base de datos no es exhaustiva, pero por la experiencia exitosa que han tenido creen que es muy probable que aparezcan otros libros o expedientes en los que se consignen los detalles de viajes esclavistas hasta ahora desconocidos.
Como ya lo había hecho nuestro amigo Philip D. Curtin, el primero en levantar un censo aproximado de los esclavos transportados a América en su obra "The Atlantic Slave Trade: A Census" (1969), y a quien esta obra ha sido dedicada, los autores del Atlas advierten que todavía quedan viajes por documentar, aunque con esa ingente masa de información es posible presentar un cuadro bastante exacto del origen y destino de la mayoría de los esclavos transportados desde África a los distintos territorios americanos.
Llama la atención cuán cercanos resultan los datos del censo pionero de Curtin con los resultados de la base de datos presentados hoy en el Atlas. Gracias a estos estudios hoy podemos afirmar sin ninguna duda que más de de doce millones de africanos fueron embarcados hacia al Nuevo Mundo entre 1501 y 1867, de los cuales por tenemos constancia documental de más de diez millones que fueron efectivamente desembarcados para trabajar en minas, plantaciones, haciendas o en el servicio doméstico.
Puede decirse que no hubo territorio americano que se quedase sin recibir esclavos, pero unos recibieron más que otros en razón del tipo de economía prevaleciente, y por ello tenemos hoy regiones más o menos pobladas por los descendientes de aquellos africanos que fueron traídos a América contra su voluntad.
La participación de las naciones europeas en la trata de esclavos fue bastante desigual. A juzgar por la nacionalidad de los barcos negreros, los portugueses fueron los más activos tratantes esclavistas pues sus barcos transportaron más de 5.8 millones de esclavos a América, la mayoría de los cuales fueron llevados a Brasil (4.8 millones).
El segundo lugar en este negocio lo ocuparon los ingleses y británicos, cuyos barcos transportaron 3.2 millones. Francia ocupó un tercer lugar con 1.3 millones, y España un cuarto con 1.06 millones. Los holandeses fueron responsables de más de medio millón, y los estadounidenses de más de trescientos mil. Algunos negociantes de los Estados bálticos que se aventuraron en la trata lograron llevar a América un poco más de cien mil esclavos.
La mayoría de los esclavos que vinieron a América procedían de África Occidental, esto es, de una amplia región que se extiende desde Senegal hasta el sur del Congo, pero hubo épocas en que los esclavistas se aventuraron hasta África Oriental buscando presas desde Zanzíbar hasta el sur de Mozambique. Entre 1684 y 1860 África Oriental aportó cerca de medio millón de esclavos a las Américas.
Existen muchos estudios sobre el impacto cultural de los africanos en las regiones que los recibieron. Desde hace varias décadas los estudios sobre estas influencias producen cada vez mayor cantidad de información. Sin entrar en detalles, uno de los temas constantes en estos estudios es la transformación cultural de los esclavos una vez que llegaban a los campos de trabajo.
A pesar de esas transformaciones los especialistas pueden hoy trazar el origen de muchas costumbres y creencias africanas entre las sociedades criollas americanas. La mayoría de los estudios han estado enfocados hacia África Occidental puesto que casi la totalidad de los esclavos procedía de esta amplia región.
Algunos de esos estudios enfatizan la variedad de culturas, lenguajes y creencias religiosas que quedaron representadas en esas enorme masa de diez millones de personas que vinieron involuntariamente a América. En este sentido este Atlas y la base de datos que le da origen son dos instrumentos imprescindibles para conocer las sociedades y grupos africanos que aportaron esclavos.
Las mayoría de los esclavos procedían de las siguientes grandes regiones (había numerosas diferencias locales en el seno de cada una de ellas): Guinea Ecuatorial (Senegambia, Sierra Leona), Costa de Oro, Golfo de Benín, Golfo de Biafra, África Central Occidental y, ya mencionada, África Oriental). África Central Occidental, esto es, Congo, Angola y regiones aledañas, aportó más de la mitad de los esclavos del total general.
Estos datos deben ser desagregados si queremos tener una idea más precisa del origen de los esclavos que fueron levados a cada una de las regiones americanas pues así como la mayoría que llegó a Brasil procedía de Angola y Congo, en el Caribe las procedencias fueron mucho más variadas.
Tomemos el caso de Puerto Rico como primer ejemplo. De unos 27,000 esclavos documentados, 400 provenían de Senegambia, 8,300 de Sierra Leona, 800 de la Costa y Costa de Oro, 500, de Benín, 16,000 de Biafra, y 5,000 de Angola y Congo.
Otras regiones, como Cuba, Brasil y Norteamérica (incluyendo a Estados Unidos) presentan la misma variedad de orígenes, aunque en cada caso, según las épocas y las condiciones del mercado de esclavos, el origen de éstos varía.
La región del Caribe importó 4.7 millones de africanos entre 1501 y 1867. De ellos, la colonia francesa de Saint-Domingue, hoy Haití, recibió el mayor grupo: 774,000. Más del noventa por ciento de esos esclavos arribaron a la isla de Santo Domingo en el curso de apenas poco más de un siglo. De ellos quedaban 452,000 individuos vivos en 1789, en vísperas del estallido de la Revolución Haitiana.
Saint-Domingue, al igual que Puerto Rico importó sus esclavos desde distintas zonas de África: Senegambia, 64,000; Sierra Leona, 26,000; La Costa y la Costa de Oro, 101,000; Benin, 237,000; Biafra, 48,000; Africa Central Ocidental (Congo, Angola, etc.), 398,000; África Oriental, 38,000.
Estos últimos datos nos permiten tener una idea general de la composición cultural y etnolingüística original del componente demográfico que sirvió para la formación inicial del pueblo haitiano.
La "Base de Datos de la Trata Transatlántica de Esclavos" es una rica fuente de consulta que ayudará a muchas personas a entender mejor el origen de las huellas raciales, culturales, lingüísticas y sociales que son tan evidentes hoy en todos los pueblos del Caribe.
La participación de las naciones europeas en
la trata de esclavos fue bastante desigual. A juzgar
por la nacionalidad de los barcos negreros,
los portugueses fueron los más activos tratantes
esclavistas pues sus barcos transportaron más
de 5.8 millones de esclavos a América, la mayoría
de los cuales fueron llevados a Brasil (4.8 millones).
Diario Libre
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