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Narrativa USA del golpe de septiembre (2)

Víctor Elbys Viñas Román se mostraba tambaleante. Parecía que no deseaba apoyar el golpe contra Bosch. Por esta razón –lo comunicaba John Bartlow Martin al Secretario de Estado Dean Rusk el 12 de septiembre- el ministro de las Fuerzas Armadas “ha perdido o está perdiendo la confianza entre los militares y su influencia en el alto mando”. Ya para esos días, el jefe de la Marina, Rib Santamaría, le preguntaba abiertamente al agregado naval norteamericano cuál sería la actitud de su gobierno si se decidía instalar una junta militar. Rafael F. Bonnelly estaba en la televisión fustigando al presidente Bosch, mientras éste se llevaba a Atila Luna y a Román a México [Contrario a lo que señalan algunos autores que han examinado el golpe, el problema de la compra de los aviones británicos no fue tratado por primera vez a Bosch por Atila en el avión que los conducía a México, sino que el tema ya era conocido por el jefe del Estado desde hacía rato. Atila lo que hizo fue atizar la leña en el viaje para ver si Bosch cedía y él, al tiempo que se ganaba su porcentaje, detenía la conspiración. La intención, empero, era de Bosch, y así se lo informó a Martin: tratar el tema de los Hawker Hunters con Luna en el viaje a México. ¿Aún permitiendo Bosch la compra de los aviones el golpe se hubiese producido de todos modos meses o años más tarde?]

Al día siguiente, 13 de septiembre, los agregados militares USA en Santo Domingo reportan al Secretario de Estado directamente el rumor de que estaba en plan un golpe de Estado dirigido por el ex jefe de la Fuerza Aérea, Rodríguez Echavarría, y otro más planificado por Imbert Barrera. Los comandantes militares hicieron saber a la embajada que “el rumor no tenía base”, pero de todos modos la guardia presidencial se puso en alerta para evitar cualquier trastorno en Palacio [¿Quién tomó esta medida cuando todos los jefes estaban a esa fecha azuzando el golpe contra Bosch?]. Los agregados militares USA hacen en ese reporte un comentario que puede tener varias aristas: “Hay pocas posibilidades de un golpe de estado exitoso sin la colaboración de las Fuerzas Armadas unidas, todas unidas”. El diario El Caribe haciéndose eco de una publicación extranjera, publicaba una nota donde se decía que Bosch viajaba a México “a contactar a comunistas tantos rusos como cubanos”.

El programado golpe tenía –en los rumores y en los informes norteamericanos- varios dueños. Federico García [¿Quién era este?], diciendo que hablaba a nombre de Balaguer y de Rodríguez Echavarría, informaba al Departamento de Estado que había dos complots: el de Imbert junto al jefe de la policía Belisario Peguero, y el de Amiama Tió junto con el teniente coronel Carbuccia. Así lo informaba Rusk a Martin el mismo 13 de septiembre desde Washington. [Pareciera como si las conspiraciones de Rodríguez Echavarría, Imbert y Amiama no eran más que bolas echadas a correr de las que se hacían eco los informantes al servicio de Estados Unidos, allá y aquí. ¿Cómo en la misma fecha la embajada y Washington cruzan cables para decir lo mismo?].

El mismo Rusk, en igual fecha [el envío mutuo de reportes y cables entre los diferentes estamentos norteamericanos envueltos en la crisis es persistente] hace una observación interesante al dirigirse a Martin instruyéndole para que la Embajada y la CIA tomen “la iniciativa de hacer del conocimiento esta actitud [la de no apoyar el golpe] a los miembros influyentes civiles de la oposición”. Esta es la observación de Rusk que nos llama la atención: “El gobierno norteamericano reconoce los muy serios problemas que están creando impaciencia y preocupación en muchos sectores de República Dominicana. Pero una transición después de tres décadas de dictadura a la democracia no puede lograrse sin problemas. Es importante que se ejerza paciencia y que se le dé la justa oportunidad a un gobierno elegido democráticamente. El progreso logrado hasta la fecha por el pueblo dominicano en su camino hacia la democracia ha sido extraordinario bajo las circunstancias y sería trágico un atraso si el gobierno constitucional fuese derrotado” [¿Acaso no contradice este comentario de Rusk a Martin la aseveración de que el gobierno de Estados Unidos estaba comprometido con el golpe y lo alentaba? ¿La opinión del Secretario de Estado USA no es sino justamente la misma que hicieron múltiples analistas, hasta hoy, sobre la tragedia que significaba la ejecución del golpe? ¿El gobierno USA estuvo involucrado en el golpe de manera no oficial a través de alguna de sus agencias y Rusk no estaba enterado, o por el contrario, los militares dominicanos actuaron con autonomía y los norteamericanos se rindieron ante la dura realidad y no defendieron “el destino dominicano” del que luego hablaría Martin? Ruido en las gradas].

El 16 de septiembre, el caldero sigue caliente. Hay un telegrama de la CIA de esa fecha que informa que desde la casa del presidente Bosch se reportaba que las tropas estaban acuarteladas. El mismo informe de la CIA comenta que Manolo Tavárez Justo estaba buscando ocultarse “por miedo a un posible golpe” [¿Y no sabía la CIA con su privilegiada red de informantes cuál era la realidad de las cosas, sin atenerse a simples rumores?] El día anterior, 15 de septiembre, los agregados militares USA reportaban al Secretario de Estado Rusk que existía la posibilidad de que un golpe militar se diese esa noche, encabezado por Imbert Barrera y Amiama Tió, que todos los jefes militares estaban en sus respectivas oficinas, que se desconocía la ubicación de Wessin -“quien tiene que ser la figura clave en cualquier esfuerzo de golpe de Estado”- y que los agregados salían [¿hacia dónde?] “a seguir los rumores” [Llegado a este punto, a uno le asaltan dudas sobre la influencia norteamericana en el golpe. ¿Y estos dos cables, un día tras otro, tan confusos y poco creíbles a estas alturas? La CIA tenía muchos informantes internos en todas las áreas y los agregados navales eran visitantes permanentes a los cuarteles y a las oficinas de los jefes militares con quienes tenían relaciones muy estrechas, y entonces ¿cómo salen a perseguir rumores para seguir informando? ¿Hablaban en clave?].

[Mientras los rumores circulaban, los dominicanos se enteraban que ese domingo 15 de septiembre, en el Forbes Field, de Pittsburgh, los “teléfonos” Alou se hacían cargo de los jardines de su equipo. Por primera vez, tres peloteros hermanos patrullaban juntos en el béisbol de grandes ligas. La hazaña la repetirían los Rojas Alou el martes 17 de septiembre en el Milwaukee County Stadium y el domingo 22 del mismo mes en su propia casa, el Clandestick Park de San Francisco. La trilogía “jainera” hizo historia no una, sino tres veces, originando alegría y orgullo patrio en momentos tan difíciles para el país, cuando se presagiaban ya tiempos de tormenta en el escenario político nacional].

(La narrativa de esta historia está basada en su totalidad en el “Addendum. El gobierno de Kennedy y el de Bosch. Un análisis más profundo” , publicado recientemente por el historiador Bernardo Vega junto a la reedición de su libro “Kennedy y Bosch” cuya primera edición es de 1993. Entre corchetes, el autor de Raciones de Letras introduce sus comentarios.)

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