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Recordatorio electoral: las fichas de tablero (Adenda)

La década de 1990 resultaría fundamental para el desarrollo de la democracia dominicana, cuando las fichas del tablero político comenzaron a moverse de forma inesperada y nuevos liderazgos iniciaron su desenvolvimiento en la vida pública. Algunos argumentarán, no sin razones, que es entre los decenios de los setenta y ochenta cuando se opera ese nuevo proceso. Ciertamente, durante los setenta se procesa una ola democrática en varios países latinoamericanos, incluyendo obviamente República Dominicana que abarca hasta el decenio siguiente, pero es en los noventa cuando se va a configurar el nuevo panorama cuya incidencia está aún activa en 2020. Las pugnacidades internas de los perredeístas, a las que hay que agregar obligatoriamente los desacuerdos, las estrategias de mal diseño y determinados personalismos dirigenciales, llevaron nuevamente a Balaguer al poder, lo que significó un retroceso en la conquista democrática que supuso el ascenso de don Antonio Guzmán en 1978.

Como era de esperarse, Balaguer se postula por sexta vez, desde que en 1966 venciera a Juan Bosch. Todavía le faltaría una más, en 1994. Vuelven a enfrentarse los dos colosos de la política dominicana, los maestros de todos los que vendrían más tarde o de algunos que ya estaban en el tablero. Resulta insólito, pero veinticuatro años después desde el enfrentamiento posabrileño, regresaban al cuadrilátero Bosch y Balaguer. En el caso de Bosch también era la sexta ocasión en que se postulaba, desde que veintiocho años antes lo hiciese por primera vez. En esta ocasión se trataba de un Bosch fortalecido, con un partido en franco crecimiento y mayores simpatías en el electorado. Si la de 1986 había sido una campaña cargada de agravios, la de 1990 se sostuvo sobre la deshonra y las calumnias más mordaces, sobre todo las que desde el bando contrario se dirigieron contra Bosch. Desde otra perspectiva, fue una campaña muy alegre y musical donde los dos principales contendientes obtuvieron el respaldo en las caravanas de Fernandito Villalona, Ramón Orlando y los Hermanos Rosario. Mucha gente solo conoce, casi siempre, una sola cara de la moneda. Pero, en la vida política dominicana son múltiples los cambios que se han experimentado, no sólo en los políticos sino también en personalidades que en algún momento tuvieron participación en determinados acontecimientos. Así como el padre Marcial Silva fue un activo orador en los mítines de Reafirmación Cristiana que sirvieron de plataforma para el derrocamiento de Bosch, un año después el sacerdote estaba de visita en España para encontrarse con el coronel Rafael Fernández Domínguez, sacudido sin dudas por lo que había ocurrido y respaldando las acciones contra el Triunvirato. El mismo padre Marcial llamó “irresponsable e indecisa” a la JCE cuando se produjo el famoso “fallo histórico” que favoreció a Balaguer en las elecciones ganadas por don Antonio Guzmán. Pues, lo mismo ocurrió con el jesuita Láutico García, opuesto a Bosch en las elecciones de 1962, al calificarlo de “marxista”, quien en 1990 lo respaldó y lo calificó entonces de “patriota que no representaba ningún peligro para la democracia dominicana”. El de la política dominicana es un tablero con muchas fichas revueltas.

Con Froilán Tavárez de presidente de la JCE, Balaguer vencería –no muy convincentemente como siempre sucedía- con 678.065 votos, frente a Bosch con 653.595, o sea sólo 24,470 votos sobre el segundo. El PLD seguía avanzando. Ya contaba con el 33.79% del electorado. Bosch había llevado al santiaguero José Francisco Hernández como compañero de boleta, Balaguer repitió con Morales Troncoso, Peña Gómez estrenó a Hipólito Mejía, y Majluta se buscó esta vez al economista Arturo Martínez Moya. Balaguer se impuso contra las denuncias de fraude que Leonel Fernández, un dirigente en ciernes con gran potencial, llevó a instancias internacionales por instrucciones de Bosch. Pero, el PLD surgía como la segunda fuerza con un PRD muy desgastado y un Majluta que ya comenzaba a salir de la escena pública. En estas elecciones, Rafael Alburquerque apoyó a Majluta y se presentó como senador por el PRI, mientras que La Estructura de Andrés Vanderhorst, originalmente concebida como seguro de vida de Majluta, se unió a Balaguer (“Domine mi frente, domine”). El ex contralmirante Lajara Burgos respaldó a Bosch. Tonito Abreu volvió a su casa original, con su Unidad Democrática, apoyando también a Bosch. En este proceso se conocieron respaldos y antipatías francamente extrañas. Importantes ex dirigentes perredeístas que se fueron al PRI con Majluta, arremetían contra Peña Gómez (la mayoría regresaría años después al PRD). Majluta y Peña se mostraban como enemigos mortales, a un nivel de que, ante intentos por reconciliarlos, Majluta declaró públicamente que mejor se entendía con Bosch y Balaguer. La enemistad política cruzó la pelotera de lo personal. En estas elecciones, el PRD obtuvo 449,399 votos, o sea 378,810 votos menos que cuatro años atrás, mientras que el PLD seguiría en ascenso con 274,595 votos más que en 1986. El PRD arribó en tercera, y Majluta y el PRI en cuarta, con apenas 136,649 votos. Otros candidatos presidenciales fueron, en estos comicios, José Rafael Abinader, Marino Vinicio Castillo, Pin Montás, y el hoy miembro de la JCE, Roberto Saladín.

Balaguer volvería en 1994 de nuevo para enfrentarse a Peña Gómez y a Bosch. Las mismas fichas del tablero. Sólo que esta vez las simpatías se repartían entre el PRD y el PRSC de modo mayoritario. Balaguer ganaría de nuevo con un estrechísimo margen que hizo decir a los dos contendores que se había producido un empate. Balaguer obtuvo 1.275,460, y Peña Gómez 1.253.179. El PLD retrocedería notablemente al llegar en tercer lugar con 395.653 votos. El PRD sin dudas se recomponía de su letargo. El abogado Manuel Rafael García Lizardo estaba de nuevo al frente de la JCE. Esta vez con el Acuerdo de Santo Domingo, Peña llevaba como compañero de boleta a Fernando Álvarez Bogaert. El reformista José Osvaldo Leger se fue también con Peña Gómez, al tiempo que abandonaban las filas del reformismo Víctor García Sued, Helvio Rodríguez, Miguel Ángel Jiménez Messon, el ex contralmirante Ramón Emilio Jiménez hijo y Abigaíl Cruz Infante. En estas elecciones, don Vincho Castillo fue postulado a senador con el respaldo del PLD. Jacinto Peynado fue el vicepresidente de Balaguer y Fernandito Villalona sirvió musicalmente al líder reformista. Dos años después, luego de todas las tratativas posibles y los acuerdos impulsados por fuerzas internas y externas, se realizaron nuevas elecciones. Peña, a quien no le disgustó la idea del dos y dos que le propuso Balaguer, finalmente fue convencido de no aceptar ese “regalo envenenado”, de modo que estaba de nuevo en el tablero en 1996. Un ex jefe de la Marina de Guerra, vicealmirante Eurípides Uribe Peguero, declaró en un programa de televisión que en 1994 Peña Gómez tenía más apoyo en las filas militares que Joaquín Balaguer.

Leonel Fernández recorría el país bajo la bandera morada del PLD. Era el elegido de Bosch, quien se retiró de la política a sus 85 años y con síntomas ya definidos del Alzheimer un mes después de las elecciones de 1994. Moriría siete años más tarde, el 1 de noviembre de 2001. Los reformistas llevaban a Jacinto Peynado, quien no parecía contar con un claro respaldo del líder de su partido. Este decenio tormentoso pondría sobre el tablero el ingrediente imprevisto de la salud. Jacobo Majluta muere en Tampa, Florida, de un cáncer pulmonar el 2 de marzo de 1996, dos meses antes de las elecciones. Peña Gómez enferma gravemente e un cáncer de páncreas y aunque participa en la contienda con franco apoyo popular muere dos años después, el 10 de mayo de 1998, en su residencia de Cambita, San Cristóbal.

Seis años después del frustrado intento de Bosch de llegar al poder en 1990 y con el intervalo escandaloso de 1994, una de las estrategias más sabias y efectivas de la historia política dominicana llevaría al poder al PLD con el joven Leonel Fernández de 43 años, que ya había sido compañero de boleta de Bosch en 1990, como su candidato presidencial. En primera vuelta, Peña Gómez alcanza 1.333.925, y Leonel Fernández 1.130.523. Con el establecimiento de la segunda vuelta electoral y los acuerdos estratégicos del PLD, Peña sube en los votos con 1.394.641, lo que significaba pasar de un 45.94% a un 48.75%. Pero, Leonel Fernández, tras el Pacto Patriótico, alcanza 1.466.382 votos, y sube de 38.93% a 51.25%. El tablero comenzaba a recomponerse con un nuevo formato. Nuevas fichas entraban en juego. El resto es historia conocida.

TEMAS -

José Rafael Lantigua, escritor, con más de veinte libros publicados. Fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. De 2004 a 2012 fue ministro de Cultura.