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Situaciones risibles e inevitables

Hay momentos en nuestras vidas que nos llenan de vergüenza, nos hacen temblar, desear que la tierra nos trague o pedir a Dios que nos tape la cara. Una caída, un resbalón es algo inevitable, pero nos da una turbación, un sonrojo, y el deseo de que nadie nos vea, si esto sucede en una reunión solemne. Es risible para quien nos ve y embarazosa para quién está dentro de ellas. Si en un almuerzo en un restaurante de lujo, junto a personas importantes, se te cae el tenedor, la copa de vino embarra el mantel, un huesito de pollo se te atraganta en la garganta, una espina de pescado se te atraviesa en la boca, ¿qué haces para que los demás no se den cuenta y se rían? ¿Y si la carne guisada te mancha la camisa, se te rompe el taco del zapato o se desprende un tirante del brasier? De seguro no sabes dónde poner la cara.

Estas cosas no pasan por torpeza, ni por no estarlas esperando, pero quién te mira ríe para sus adentros. A las mujeres, más que a los hombres nos suceden esas cosas. Es posible que el moño se desbarate, que el rímel se embarre, que las media de nylon se corran cuando se cruza un salón vestida con una minifalda que se sube y deja ver el blumen tricolor. ¿Y si la flatulación, en hombre o mujer, se escapa haciendo un ruido escandaloso y dejando una ráfaga de hediondez en medio de una reunión a puertas cerradas y con aire acondicionado? ¡Oh mi Dios...!

Una vez, una de mis comadres de la rana, se le descalabró un pie en mismo día de su cumpleaños y tuvieron que enyesarla. Esa noche, a pesar del dolor, se vistió como una reina, con bello traje negro tan escotado que casi se le salían los senos y un abierto en la falda que iba de abajo para arriba y le dejaba ver los muslo y asomarse la cuca. Uno de los invitados le preguntó qué le había pasado. Ella, con un poco de desaire le miró de arriba para abajo, y le dijo: “Tanto que hay que ver en este cuerpo y tu pones los ojos donde no debes ponerlo, mira para arriba y verás todo lo bueno que hay en este cuerpo…” Para mí, aquella fue una respuesta inteligente, aunque un poco despiadada. Es que lo mejor de lo mejor es restarle importancia a esas situaciones risibles e inevitables.

¿Se han dado cuenta de que muchas personas solo hacen referencia sobre algo que no debe importarles? Hay quien no tiene que meterse donde no les importa, ni preguntar sobre asuntos personales. A veces te dicen: “Ajo, y esos zapatos...” Lo cual quiere decir que los zapatos son bonitos, pero ese fulano o fulana, no quiere aceptarlo, y es por el pesar o la envidia del bien ajeno. Pero bueno, a pesar de esos momentos que todos queremos evitar, la vida es eso. ¡Pero qué carajo, que se rían de su...!

Situaciones inevitables y risibles no se alejan de las personas importantes, famosas, ricas, pobres, obreros, políticos, empleados y de todo los que andan por el mundo. Todos pasamos por el camino curtido por las vergüenzas. No las agarre, déjelas pasar, y hoy tú y mañana otros. Y que con el tiempo se convertirá en un recuerdo divertido.

Todos pasamos por el camino curtido por las vergüenzas. No las agarre, déjelas pasar, y hoy tú y mañana otros. Y que con el tiempo se convertirá en un recuerdo divertido