Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Construcción
Construcción

Visibilizando a los Catalanes

En “La Casa de España en Santo Domingo, Los Años Fundacionales (1917-1940)” se resalta con justeza la presencia catalana en los orígenes de esta emblemática institución centenaria.

Expandir imagen
Visibilizando a los Catalanes
Escudo. (FUENTE EXTERNA)

El aporte catalán a la forja de la sociedad dominicana moderna ha quedado en cierto modo solapado, en la medida han predominado en el flujo migratorio peninsular otros grupos regionales, como los andaluces, gallegos, asturianos –éstos hoy dominan el ramo de supermercados e importantes industrias-, mallorquines –con singular presencia en la hotelería turística- e históricamente los isleños o canarios que fundaron pueblos enteros como Baní y San Carlos. Pese a que en la geografía de los apellidos de los actuales residentes en Cataluña predominan algunos tan generalizados en toda España, como García, Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, Fernández y Pérez, examinaremos en una pequeña serie aquellos que son notoriamente catalanes y se hallan en nuestro país.

Don Carlos Larrazábal Blanco, con sus volúmenes sobre familias dominicanas, Edwin Espinal Hernández, el finado Julio A. González –alma noble y laboriosa-, Antonio Guerra Sánchez, con sus bien nutridas cápsulas genealógicas, Ángela Peña, con sus perfiles biográficos de los nombres de las calles de Santo Domingo, Ernesto Armenteros S., entre otros, han realizado aportes importantes que ayudan a inventariar algunas familias dominicanas que llevan el sello catalán en las raíces.

Por lo que a mí toca, llevo el Sardá pegado de la oreja –bastante grande la de mi abuela materna Emilia Sardá Piantini, sancarleña descendiente de Romualdo Sardá, “el Catalán”, al igual que los Pellerano Sardá, fruto de la unión de Arturo Pellerano Alfau y Juana Sardá Díaz, tía de mi abuela- y el Soler Logroño que me viene de Antonia, la Mama Tona abuela de mi madre.

En La Casa de España en Santo Domingo, Los Años Fundacionales (1917-1940), una obra que se acaba de poner en circulación, de la autoría de Manuel García Arévalo y José del Castillo Pichardo, presentada con gracia contagiosa por Manolito ante un auditorio integrado por muchos descendientes de socios fundadores, se resalta con justeza la presencia catalana en los orígenes de esta emblemática institución centenaria.

Allí figuran como socios fundadores y contribuyentes, José María Munné, Galo Munné Cazes, José Francisco Cassá, José María Brossa Ramoneda, José Domenech Busquets, José Sallent Martí, Antonio y Andrés Teys Regas, Juan Mayol y Coll, Jerónimo Huguet, Ernesto Puigmoler Necker, Jaime Malla Salom, José Turull Vilanova, Mariano Turull, José Soler, entre otros.

En una columna publicada en Diario Libre (“Constructores catalanes en el Caribe”) dedicada a enunciar la labor de los constructores catalanes en el país, destacábamos que éstos habían insuflado “el aire europeísta de la arquitectura de la Ciudad Condal con modernas estructuras vaciadas en hormigón armado y majestuosas fachadas revestidas de copiosos detalles ornamentales realizados con destreza artesanal”. Trajeron, además, pujanza empresarial en la ejecución de las fábricas contratadas mediante concursos públicos e innovaron en la producción de materiales de construcción, como mosaicos hidráulicos y losetas.

Llamados alarifes, maestros de obras, albañiles o escayoleros, Turull Vilanova, Malla Salom, Domenech Busquets, Turull Riera, los hermanos (Andrés, Antonio, y Juan) Teys Regas, y Ramón Urgell Caralt, entre otros, levantaron puentes, parques y edificios en ciudades como Santo Domingo y San Pedro de Macorís en las décadas iniciales del siglo XX. Enrique Penson, en su fundamental Arquitectura Dominicana 1906-1950, suma a estos nombres para resaltarlos al asturiano Nicolás Cortina Camblor, así como a Bartolomé Fiol, Francisco Josa, José Torres, Pedro Labera, Federico Villamil, Crispín Olmos, Juan Guarro, Rosendo Álvarez, Manuel Fortes, Miguel Ruz y César Sardina.

El caso señero de Turull Vilanova merece comentario aparte. Llegó al país en 1895, casándose con Julia Ricart Cabán en 1907, en cuya unión procrearían a María, Esperanza y Alejandro, conforme nos dice Penson. Músico, tocaba viola, formando parte del Octeto del Casino de la Juventud y la Orquesta de la Sociedad de Conciertos. Pionero en la fabricación de mosaicos y pisos de granito, su firma La Primera, sita en la calle Padre Billini y luego en la Mella, le acreditó, ganando el gran premio y medalla de oro en la Exposición Internacional de Milán en 1920.

Como maestro de obras y contratista, ejecutó en 1908 uno de los tramos del muro de contención en la margen izquierda del río Higuamo, obra adjudicada mediante concurso convocado por el ayuntamiento de Macorís. En la capital reparó en 1911 las grietas provocadas por un sismo a una de las capillas de la catedral, realizando también trabajos en la iglesia y casa parroquial de Baní. Bajo diseño del arquitecto checo Nechodoma, construyó junto a Juan Teys y Antonio Lendor la glorieta del parque Independencia, inaugurado en 1912.

Dos años más tarde, en 1914 fue contratado para obras en el Malecón Presidente Billini –primera sección de nuestro paseo costanero-, ocupándose de la pavimentación en macadán, la realización de las aceras, la balaustrada, los bancos y las escaleras, proyecto que volvió a intervenir en 1920 en plan de reparaciones. Trabajó entre 1914-17 en la erección de los pilotes de hormigón del puente sobre el Ozama diseñado en acero por la firma Strauss Bascule Bridge de Chicago, designado Ulises Heureaux en 1940.

Tuvo a su cargo la obra civil de un nuevo edificio de concreto de dos plantas para la Aduana de Santo Domingo, supervisado por el arquitecto Malcolm Graham, del Departamento de Obras Públicas durante la Ocupación Americana. En 1918 ejecutó reparaciones al muelle de madera del Ozama y en 1920 construyó la balaustrada de la Cueva de las Golondrinas en la desembocadura sur de la calle Hostos. En 1928 retornó a Barcelona, regresando luego a Santo Domingo, donde falleció en 1933, a los 68 años.

Otro catalán que participó en las obras para la habilitación del Palacio de los Capitanes Generales, a fin de ser usado como sede del ejecutivo, fue José Domenech Busquets, en labores relacionadas con aljibe, balaustres, estuco, puertas, ventanas y portadas. Construyó con el maestro Mayer la columna conmemorativa del Paseo Presidente Billini en 1910. Junto a Turull y Teys remató 8 mil metros de aceras de la Urbanización La Primavera de Enrique Henríquez, que comprendía 12 calles. Propietario y constructor de la denominada Casa del Pudín en Billini con Sánchez, adquirida luego por el boticario Alberto Schotborgh, quien instaló en la planta baja su farmacia Caridad. En la calle José Reyes tuvo Domenech ferretería entre 1926/29.

Procreó con Antonia Clara Piñón a Jaime y María, esta última madre del querido artista del lente y empresario innovador Wifredo García Domenech, nacido en Barcelona en 1935 y trasladado al país a los 11 años. Hijo del oficial de aviación y empresario Juan García Mompó, quien presidiera con vigor la Casa de España en Santo Domingo en 1967/68 y en 1970/76. Bajo cuya gestión se concretaría el traslado desde la vieja romántica sede de la calle Padre Billini a las nuevas instalaciones de la avenida 30 de Mayo, diseñadas por el arquitecto José Antonio Caro Alvarez. Inauguradas el 15 de diciembre de 1974, con la presencia del presidente Joaquín Balaguer y de los duques de Cádiz, Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú.

En esta saga catalana en Santo Domingo cobran relieve apellidos como Brugal, traído desde Santiago de Cuba por el empresario Andrés Brugal Montaner, nacido en Sitges, cabeza de una iniciativa fecunda en la fabricación de destilados, cuya marca de rones ocupa posición preeminente en el mercado nacional y en el competitivo nicho internacional de los añejados Premium. Para sólo arañar la B, llegó Joaquín Balaguer Lespier desde Puerto Rico, de ancestros catalanes, tronco de una familia protagónica en la escena política y en las letras –así como en el mundo artístico con el inmenso Lope-, con su vástago Joaquín que gobernó por 22 años estampando su huella e influyendo clave hasta el último hálito de su longeva existencia.

José Bosch Subirats, nacido en Tortosa, Cataluña, arribó a Santo Domingo a principios del siglo XX. Conforme Piña Contreras, trabajó en la rehabilitación del palacio de gobierno, la chimenea del ingenio Italia de la familia Vicini, estableciéndose en La Vega, donde laboró en la construcción del denominado Palacio de don Zoilo y el Teatro La Progresista. Padre de Juan Bosch Gaviño, personalidad emblemática de nuestra literatura, fundador de dos partidos protagónicos del último medio siglo. Presidente del primer gobierno democrático tras el ajusticiamiento de Trujillo.

Seguiremos catalaneando...

TEMAS -

José del Castillo Pichardo, ensayista e historiador. Escribe sobre historia económica y cultural, elecciones, política y migraciones. Académico y consultor. Un contertulio que conversa con el tiempo.