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Carlos Fuente: una nacionalidad merecida

La notoriedad y trascendencia de Carlos Fuente esta sustentada con creces en el trabajo

El dieciséis de febrero del presente año, los principales diarios del país reseñaron la información que daba cuenta de que el presidente de la República, Luis Abinader, había otorgado la nacionalidad dominicana al empresario Carlos Fuente, hecho que me produjo una gran satisfacción, primero porque Carlos es una persona que reúne los méritos y cualidades necesarias para ser acreedor de nuestra nacionalidad; y segundo porque siento por el una singular estima.

La notoriedad y trascendencia de Carlos Fuente esta sustentada con creces en el trabajo y los aportes que por mas de cuarenta años ha hecho al país desde la "La Tabacalera Fuente", emblemática industria de una acrisolada raigambre familiar que data de inicio del siglo XX.

No es el propósito de este trabajo reconstruir la historia de la Tabacalera Fuente, lidereada por Carlos Fuente en las últimas décadas; pero si es importante destacar como muestra de la perseverancia y arrojo empresarial, que esta industria tuvo que superar los obstáculos de los dos principales procesos revolucionarios que se produjeron en nuestra América en la segunda mitad del siglo pasado: La revolución cubana de 1959 que le obligó a trasladarse a Nicaragua, país este ultimo que también abandonaron en 1979 ante el triunfo de la Revolución Sandinista, razón por la cual la empresa se ubica en República Dominicana en el año de 1980, siendo en la actualidad una de las líderes en uno de los sectores de mayores aportes de nuestra economía, como lo es la fabricación de cigarros. 

Carlos Fuente es una persona que ha labrado su vida como se fabrica el buen cigarro: a mano, dotado de una gran sabiduría, pero de aquella idea de sabiduría insistentemente recordada por Michel Montaigne en sus ensayos, que no se define por la acumulación de conocimientos sino por el juicio acertado, el comportamiento recto, la vida virtuosa y feliz. Su saber está guiado por la vieja idea griega, según la cual aprender es aprender lo que ya se sabe, es decir, llegar a ser lo que uno es.

Esta historia que precede a Tabacalera Fuente y su actual posicionamiento tanto nacional como internacional en el sector de la fabricación de cigarros, como  la vida virtuosa y el comportamiento apegado a importantes valores de Carlos Fuente, hacen que el Decreto No. 845-21, emitido el 28 de diciembre del año pasado, por medio del cual se le concede la nacionalidad dominicana, tenga un carácter formal, pues no hace mas que reconocer materialmente lo que este ha venido demostrando por décadas mediante  una práctica de vida que armoniza con la de los mejores y más ilustres dominicanos.



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