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Un sistema educativo independiente para la República Dominicana

El ecosistema educativo público debe ser transformado en su totalidad, con énfasis en su independencia

En conversaciones con amigos extranjeros u otros sectores sobre la educación de mi país, la pregunta que siempre surge es: ¿Cómo es el funcionamiento del Ministerio de Educación (Minerd)?, así como la efectividad de los actores de turno, el criterio para la toma de decisión de los procesos a implementar y la incansable búsqueda de transformar la educación, en especial, en el sector público.

Humildemente, acepto que no soy un experto en políticas públicas, y en materia educativa reconozco que son “aguas profundas”. Sin embargo, trato de ser analítico antes de contestar, reconociendo que el ecosistema educativo es altamente complejo, más aun en estos tiempos cambiantes, es imposible dar una respuesta definitiva, ni breve.

Creo firmemente que no proceden las opiniones generalizadas, más aún, conociendo que en el ecosistema cohabitan otros actores, como la Asociación Dominicana de Profesores-ADP, los padres y madres, los estudiantes, ONG educativas y diversos gremios, todos de relevancia, y que, en la mayoría de los casos, tristemente, tienen sus propios lineamientos, que no suelen estar alineados con los del Minerd. Ahora bien, lo que sí es una realidad, es que la educación pública por décadas ha formado parte de la agenda política, resulta la percepción de un sistema politizado, burocrático e ineficiente.  Cierto o no, esto produce presión al incumbente de turno que se encuentra sistemáticamente presionado a accionar de manera rápida para generar impacto mediático, con la esperanza de un “milagro” que favorezca la enseñanza de los estudiantes. Para ilustrar me permito hacer una analogía: a un paciente con cáncer se le receta una aspirina que calma el dolor, pero el problema estructural perdura y continúa hasta llegar al fatídico final.

¿Entonces qué hacer?

El objetivo de este escrito es plasmar la hipótesis de que el ecosistema educativo público debe ser transformado en su totalidad, con un énfasis en su independencia, institucionalidad, y la permanencia de un equipo de gestión profesionalizado y de alto nivel, que a su vez, no estaría sujeto a cambios de partido en el poder.  Enfocarnos en otra estrategia seria equivalente a no enfrentar la gravedad y complejidad de los retos del ecosistema educativo dominicano; destinados así a recomendar mas cambios superficiales, llenos de buenas intenciones (destinadas al fracaso sistémico conocido por todos), pero sin un fundamento estructural que avale y justifique la modificación.

Es cuestión de decisión

Reformular la estructura del MINERD, haciendo énfasis en su independencia de la agenda política, institucionalizando los procesos y profesionalizado la gestión con permanencia en el tiempo de los equipos técnicos y de alto nivel. Un Ministerio de Educación independiente, estructurado y administrado para proveer aprendizajes medibles que respondan a las necesidades de desarrollo de la nación, donde el objetivo estratégico educativo nacional sea el protagonista, primando sobre los objetivos de sus actores individuales.

El Banco Central es el modelo de gestión gubernamental que suelo utilizar, me gusta señalar como se ha mantenido la estabilidad institucional, lo que se ha transformado en una estabilidad macroeconómica para la República Dominicana. La continuidad de los procesos se ha orientado a mantener la confianza y promover los mejores intereses en la economía, y lo han logrado.  Es un modelo de gestión pública que se debe replicar, pues funciona.

Por esta razón, es que me hago una serie de preguntas: ¿Pudiera el Minerd ser rediseñado bajo este modelo?, ¿Un gestor o administrador en vez de un ministro? La educación dominicana debe ser prioridad estratégica nacional en ejecución ininterrumpida. En materia de efectividad educativa, el tema no es solo la asignación del 4 % del PIB, sino el compromiso de voluntades de todos los actores en la continuidad e importancia estratégica de la educación de nuestros niños.

Asumir este enfoque colocará la gestión educativa en su correcto sitial, lo que al final de cuentas, nos beneficiará sin excepción a nosotros, los ciudadanos.


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