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Los casos de corrupción y «La cultura del tigueraje»

Análisis del estilo de vida dominicano

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Los casos de corrupción y «La cultura del tigueraje»
"La entronización del tigueraje en la política comienza probablemente con Trujillo, aquel “tíguere gallo” que lograba siempre vencer a sus rivales; aunque para eso tuviera que llenar el país de tumbas, mientras al mismo tiempo reclamaba ser “el padre y benefactor de la patria""Dr. José Dúnker

Cultura del tigueraje en la República Dominicana es el título del libro que en abril del año 2011 puso en circulación el reconocido terapeuta y siquiatra dominicano, Dr. José Dúnker.

En dicho texto, el autor nos presenta un enjundioso análisis sicosocial y detallado perfil descriptivo acerca del estilo de vida del ser dominicano, insertado este en un marco cultural en el que predomina el ´´sálvese quien pueda´´, el caos institucional y la ausencia de valores y principios que rijan el recto proceder. Se trata de una particular manera de ser que el destacado médico y educador resume con el nombre de “tigueraje”, concepto que debe entenderse como la cultura, mentalidad o proceder propios de los “tígueres”

 Según Dúnker, (p.26) «En la República Dominicana se utiliza la palabra tíguere- en lugar de tigre – para referirse a algunos individuos cuya manera de hablar, de vestir y comportarse rompe con los esquemas usuales». Aclara que originalmente el “tíguere” era un muchacho de clase baja, residente en los barrios, que penetraba a la casa de los “riquitos” y nada le sucedía, esto es, tenía la habilidad de salir en todo momento bien. Puede afirmarse que esta era su característica principal: su habilidad de quedar bien, especialmente el “tíguere gallo”, el cual se “salía siempre con la suya”, sin que nada pasara.

Con el paso de los años, afirma el siquiatra, el tigueraje ha invadido o se fue infiltrando en la vida domicanana, pública y privada, penetrando así en todos los estratos sociales, sin excepción, de modo que hoy tenemos “tígueres” en los negocios, en la política, en la iglesia (católica y protestante), en la administración pública (civil, militar y policial), así como también en las relaciones familiares. Se ha producido, pues, un tránsito del original tigueraje barrial o marginal al tigueraje en todos los ámbitos de la sociedad dominicana. En lo que respecta a la política dominicana, precisa el profesional de la conducta, lo que la rige hoy, es el tigueraje.

Es en ese contexto en en cual se inscriben los bochornosos casos de corrupción protagonizados por funcionarios del anterior y presente gobierno, los que, según el Ministerio Público, aprovechaban el poder que el puesto les confería para enriquecerse de manera ilícita. Y es en ese mismo contexto en el que necesariamente debemos situar el accionar del humilde servidor público que de repente salta de la pobreza extrema y se convierte en uno de los seres con mayor riqueza económica de nuestro país. Ese servidor, comúnmente de alto nivel, ha sabido “salirse con las suya”; porque como bien lo describe el médico y escritor que nos ocupa (p.18):

 « El tigueraje tiene que verse como cultura, un modo de ser, en el mismo sentido en que se habla de actitudes o mentalidad de la gente. El tíguere es una persona pícara, que engaña a cualquiera, y que hace lo que sea con tal de quedar bien parado, en lo cual incluye la habilidad para mostrarse al final como "un angelito caído del cielo».

Un individuo, afirmo yo, dotado de una capacidad asombrosa para «tirar la piedra y esconder la mano...»

« El tíguere - amplía Dúnker (p.27) - tiene que salirse con las suyas y sacar beneficio en todo lo que hace, lo cual se expresa en la actitud de “dame lo mío”. Al mismo tiempo, el tíguere hace su juego al margen de las normas establecidas, pues de lo contrario sería simplemente una persona exitosa y noble. El toque final consiste en hacer lo que sea, incluso “partirle el pescuezo a cualquiera”, aparentando ser un “angelito caído del cielo”»

Como una gran masa del pueblo ve que el tíguere viola sistemáticamente las reglas, incurre en actos dolosos, "se sale con las suyas" y le va  bien, es normal entonces que sean muchos los que deseen montarse en el carro del tigueraje,  en espera de que a ellos también les "toque los suyos" o poder así, como el “tíguere”,  ascender social y económicamente.

 En fin, allí en donde el desorden institucional impera, la ley no se cumple y el régimen de consecuencias brilla por su ausencia, es donde el tigueraje opera con mayor fuerza. Todo lo que signifique corrupción, engaño, robo, simulación, violación de la ley, delito y falsedad conforma esa enfermedad social que al doctor José Dúnker le ha dado con llamarle Cultura del tigueraje

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El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com