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Es importante votar

El voto es la expresión más directa y poderosa del derecho democrático de cada persona

El ejercicio al que estamos convocados este próximo domingo los más de ocho millones de dominicanos que conformamos el padrón electoral, es importante y fundamental para el funcionamiento de nuestra democracia.

El voto es la expresión más directa y poderosa del derecho democrático de cada persona. Es el proceso en que todos los ciudadanos tienen la oportunidad de influir en la toma de decisiones políticas al elegir a los representantes que consideran más adecuados para gobernar.

Votar es un ejercicio de soberanía popular que garantiza que el gobierno que salga electo represente de manera genuina la voluntad y los intereses del pueblo. Cuando vota la mayoría de los empadronados se refuerza la legitimidad del gobierno electo y se fortalece la confianza en las instituciones democráticas.

Los que juegan a no votar o se muestran indiferentes al proceso y no participan, se prestan a socavar la legitimidad de las autoridades que se eligen y a crear desconfianza en el sistema político, erosionando así la estabilidad democrática que desde hace ya muchos años disfrutamos los dominicanos.

El acto de votar fomenta la responsabilidad cívica y el compromiso con la comunidad. Al ejercer su derecho al voto el ciudadano está al mismo tiempo asumiendo la responsabilidad de contribuir al bien común.

En las recién pasadas elecciones municipales, 47.8 por ciento de los dominicanos con derecho al voto no fue a las urnas. Sobre esa abstención se han creado fábulas fantásticas de compra de voluntades y votos a base de dinero, alimentos y otras artimañas. No he visto a nadie presentar evidencias de esas afirmaciones.

En esta ocasión esperamos que un 70 por ciento de los registrados marque su boleta y se retire a su hogar a esperar los resultados.

No han faltado voces agoreras y lenguas livianas que anuncian posibles enfrentamientos entre partidarios de la oposición y seguidores de la plancha oficialista, por unas supuestas casetas que un dirigente opositor ha ordenado destruir.

Un candidato de la oposición acusa a la Junta Central Electoral de estar arrodillada ante el poder. No muestra ninguna prueba de esa grave acusación, que más bien parece un colchón para gritar sobre este, cuando el conteo de los votos no le favorezca.

Ninguna de las dos cosas van a ocurrir.

Y no van a ocurrir porque la violencia nunca ha sido, en la historia electoral de nuestro país, un factor presente de forma generalizada en el devenir de las votaciones.

El votante dominicano es pacífico. Vota en su colegio electoral y se retira a su casa o va a la de un amigo o familiar a esperar los resultados.

Los problemas, cuando han ocurrido, los causan políticos en el conteo de los votos, más en la Junta Central Electoral que en las mesas.

En 1978, cuando se suspendió el conteo en la Junta Central, ¿quien lo suspendió? No fueron ciudadanos votantes, fueron militares de la cercanía del presidente Balaguer.

Vamos ahora a las urnas con un candidato a la presidencia al que todas las encuestas serias le otorgan un triunfo seguro, con números que rondan el 60 por ciento o más. Esto podría hacerse realidad solo si sus seguidores van a votar.

Pero los otros dos candidatos que conforman la trilogía de partidos mayoritarios, no creen en los datos de esas encuestas y aseguran que la verdadera encuesta es la del 19 de mayo y uno de ellos dice que ganará en primera vuelta. De igual manera, si los miembros de sus respectivos partidos no votan, quedarán muy lejos del ganador.

Alguien me preguntó, ¿quién va a ganar? Respondí con el estribillo de una vieja canción de Bob Dylan: the answer my friend is blowin´in the wind.

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