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Huracanes

Los gobiernos de Puerto Rico, Estados Unidos, República Dominicana y Cuba están sumidos en los planes de reconstrucción en las zonas afectadas.

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Huracanes
El paso del huracán Fiona por Puerto Rico y República Dominicana dejó millones de dólares en pérdidas. (ARCHIVO)

Los huracanes Fiona e Ian han dejado destrucción de todo tipo a su paso. La peor parte de los dos fenómenos la ha llevado la Florida, donde los muertos se cree que rondan el centenar y van creciendo, según el conteo de los medios estadounidenses, aunque la cifra oficial es poco más de la mitad de ese número.

Los gobiernos de Puerto Rico, Estados Unidos, República Dominicana y Cuba están sumidos en los planes de reconstrucción en las zonas afectadas, pues el impacto de estos fenómenos naturales no ha sido menor y se requerirá de muchos miles de millones de dólares para mitigarlo. La estela de daños dejada por estos huracanes ha confirmado lo que se ha venido diciendo por años, que el cambio climático provocará huracanes más fuertes y más complicados de predecir en su conducta. 

Así que espero que, de una vez y por todas, esta nueva ola de destrucción nos coloque en la posición de sentarnos a hablar de lo que es el problema estructural que tenemos los países que nos enfrentamos a estos monstruos.

Como Japón cambió sus normas de construcción y planificación para enfrentar los sismos y los tifones, ha llegado el momento impostergable de que en el Caribe nos pongamos las pilas y cambiemos las cosas. 

Ante el escenario que tenemos de frente, tenemos que comenzar a regularizar las viviendas y construcciones en zonas de peligro, relocalizar a todas las personas que haga falta y ser implacables con aquellos que no cumplan. 

Hay que fomentar la eliminación de la construcción de casas y edificios endebles, que pueden sucumbir a la fuerza de los vientos y del agua. Y debemos comenzar un plan general de soterrado de líneas eléctricas para mitigar el efecto de los apagones en la vida de la población y en la productividad de la economía. 

Sí, hace falta crear infraestructura “hurricane free”, como dicen los americanos. Eso costará mucho, mucho, mucho dinero, pero a la larga será la mejor inversión, porque estos gigantes destructores nos visitarán más a menudo y el mejor antídoto es acostumbrarnos a ellos.

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Periodista puertorriqueño y Subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue Director Asociado.