Los dos tienen la culpa
Ambas partes se manejaron mal en su accionar
Las dos partes tienen la culpa en el incidente entre la fiscalizadora de La Romana, Carol Rodríguez, y los policías que intervinieron con ella por manejar un auto sin placa.
De lo que se sabe públicamente, no hay justificación para andar manejando un carro sin placa, bajo ninguna circunstancia, como tampoco los policías tienen derecho a maltratar a los ciudadanos, el que sea.
¿Cómo es eso de que una representante de la ley anda por la calle en un carro sin placa? Eso no tiene perdón, punto. ¿Y cómo es que los policías se comportan como matones en lugar de oficiales del orden? Da grima. Así que lo cierto es que ninguno se manejó a la altura.
Ahora, lo extraño de este incidente es que todo el mundo sabe que entre policías y fiscales existe, usualmente, una suerte de complicidad en la cual la agresión mutua no tiene espacio, más bien es todo lo contrario, entre ellos se protegen a capa y espada hasta donde se pueda.
Entonces, ¿por qué las cosas acabaron tan mal?
Hay uno cuota de arrogancia en todo este asunto. Primero de la fiscal al salir de forma temeraria en un vehículo que no cumple con las regulaciones de tránsito y luego al tratar de sobrepasar la autoridad de los policías sólo con la garantía de ser parte del Ministerio Público. Entonces, está la respuesta arrogante de los agentes, que sintieron su autoridad ofendida y se pasaron de la raya.
Así que creo que si nos vamos a poner puristas, pues las dos partes deben ser sometidas a la justicia, cada una desde la comisión de su falta. Creo también que este insólito diferendo es la muestra de un problema social aún mayor y es el sentido de impunidad que tiene en este país cualquier persona con una pizca de poder, sea el que sea. Pongo como ejemplo el pasado fin de semana. Dos personajes de esos con dinero, en dos puntos distintos de la ciudad, no encontraban parqueo y dejaron sus hermosos Mercedes Benz atravesados en la carretera y obstruyendo la vía porque sienten que se lo merecen, que son intocables, que por lo que son están por encima de la ley, y así no funciona una sociedad ordenada, es imposible.