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Redes Sociales

Tatuaje digital

Lo que llega a Internet como noticia, no sale jamás

Hay quien lo llama la huella digital o la marca digital o la personalidad digital. Yo prefiero decirle el tatuaje digital, porque lo que se registra en ese mundo te sella como carimbo. 

En esta era de las tecnologías todo queda grabado y publicado de alguna forma, sea por iniciativa propia o por personas cercanas o ajenas que tienen acceso o intereses en lo que pasa con nuestros vidas. Por eso es que hay que ser muy celoso con lo que se pone en las redes sociales, por ejemplo, que no son otra cosa que un enorme escaparate público que se alimenta y lucra de nuestras vivencias. Esa invasión o acceso autorizado a nuestra privacidad se complica cuando nos vemos involucrados en asuntos de interés público, como acusaciones judiciales, delitos, escándalos, accidentes, etc. Y todavía se pone peor si esos eventos involucran figuras públicas o se convierten en hechos de interés público, por lo que se pierde la protección de la intimidad o la imagen propia. 

En estos días tenemos que entender que si nos vemos involucrados en hechos de interés público no tenemos expectativa alguna de privacidad y mucho menos eso que por ahí se conoce como “derecho al olvido”. Hay mucha gente confundida y sufriendo esta realidad, por lo que acuden a abogados sin escrúpulos que les prometen “borrar” esos enlaces molestos que salen en Google cada vez que se hace una búsqueda de su nombre. Si un hecho ocurrió, sepa que nadie está en la obligación de borrarlo de la historia digital, por lo que ese tatuaje se queda ahí, marcado, por siempre. Lo que sí se ha conseguido es que se publique el desenlace de ese evento, para así cerrar el récord público y el círculo informativo.

Los tribunales dominicanos han sido claros con el tema de reconocer que borrar un hecho que ocurrió no es negociable, pues equivale a un suerte de censura. Algunos medios optan por borrar, renunciando a su derecho a cubrir la realidad, mientras otros, como Diario Libre, defienden por encima de todo el derecho a informar. Mientras, hay quien tiene mucho dinero y paga por una campaña de reputación para “bajar” en los buscadores esos enlaces desagradables y alterar el tatuaje digital, pero eso lo pueden hacer unos pocos que cuentan con los recursos para “borrarse” el tatuaje.

TEMAS -

Periodista puertorriqueño y subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue director asociado.