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Cambio climático

Más de 500 personas muertas en Canadá por una inédita ola de calor, la Antártida registra la mayor temperatura desde que se toma ese registro, un huracán en pleno julio en el Caribe, mientras la plaga del sargazo hace fiesta en nuestras hermosas costas, desde Cancún hasta las Antillas Menores.

¿Es todo esto casualidad? Claro que no, se trata en realidad de más señales que lanza el planeta sobre el cambio climático, un fenómeno que a la Tierra en sí no le significa nada, pero que a la raza humana le implica su propia existencia.

Lo peor es que, como es un asunto lejano, intangible, que no tiene una forma definida, más allá de una serie de manifestaciones, no lo tomamos en serio, pues no hay manera concreta de amarlo u odiarlo, las dos pasiones que más mueven a los seres humanos.

De hecho, el negacionismo, esa corriente alimentada por los círculos de poder interesados más en su estilo de vida actual que en la existencia de la Humanidad a futuro, ha sido más efectivo en ponerle forma a este fenómeno, en darle una personalidad, convirtiéndolo en una mentira, en una invención o en un supuesto círculo vicioso que vive el planeta.

El cambio climático, sin embargo, es real. Lo vivimos a diario y no nos detenemos a pensarlo, porque estamos sumidos en nuestra rutina de sobrevivencia. Es cierto que a corto plazo no vamos a ser parte del cataclismo que podría caer sobre nosotros si las cosas siguen como van, pero nuestros nietos sí lo verán, lo van a sufrir en carne propia y seremos nosotros los responsables de sus penurias por no renunciar hoy a un poco de las comodidades que nos ofrece el mundo del consumo desmedido.

Por un tiempo casi todos los países estuvimos en la misma página en este tema. El resurgimiento de los nacionalismos extremos nos ha hecho recular. Debemos retomar la ruta y evitar que ocurra lo que ha pasado con la pandemia del COVID-19, la cual ha dejado claro lo imposibilitados que estamos de trabajar al unísono.

Sí, me he tirado hoy un planteamiento filosófico profundo, que podría sonar lejano, pero recuerde algo: el planeta cambia y sigue su marcha, con o sin nosotros dentro de él. ¿Quiere dejarle ese legado a su descendecia? Yo no.

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Periodista puertorriqueño y Subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue Director Asociado.